Venezuela: ¿por quién doblan las campanas?

Política

Ernest Hemingway escribió una novela bajo el título De por quién doblan las campanas, en el 1940, inspirado en la Guerra Civil Española. Esta novela versa sobre la dualidad del ser, en su complejidad de vida: el bien ante el mal, siempre conviven. La novela inspiró su título en el poema de John Donne de 1624, que expresa que las campanas doblan por mí. Es decir la humanidad de todos depende la vida colectiva, en la cual todos y todas participamos.

La presente situación por la cual atraviesa Venezuela es una digna de analizar y entender. El presidente electo, Hugo Chávez Frías, en tercer término, se encuentra enfermo y hospitalizado bajo tratamiento post-operación en la Habana, Cuba. La oposición, incluyendo los EE.UU, ha rebuscado para indicar que mañana 10 de enero, si no comparece al parlamento, no puede continuar siendo presidente. Esto toda vez que la Constitución de dicho país dispone que el presidente debe juramentar su nuevo cargo para el 10 de enero, una vez electo.

Para mi se trata de un asunto legal. Aunque también se trata de un asunto humano. Todo indica que el presidente desde su hospital en la Habana, Cuba, se está recuperando y no desea ceder al poder. Por otro lado, la oposición, como toda oposición desea el poder. Pero la intervención que hiciera hoy el Tribunal Supremo, por vía de su Sala Constitucional, dispuso hoy que por tratarse de un presidente re-electo, no es necesario juramentar nuevamente. Es complicada la idea, pero no imposible. ¿Me gusta? No me causa malestar. Son los atributos de lo jurídico lo cual altera y modifica lo real continuamente.

Así las cosas, lo que me interesaría pensar es un asunto distinto: la humanidad que hoy le puedo conceder al presidente Chávez para que continúe como presidente, debería ser similar a toda persona que se encuentre en una situación encontrada conmigo. Es decir, las campanas deben doblar para momentos que me convienen como para los momentos que no me convienen.

Apostemos a un nuevo humanismo. Uno que nos permita vivir con la tolerancia necesaria para que todos y todas podamos participar en sociedad.