Los extremistas y su prominencia en el debate político norteamericano

Política

Si uno sigue la política norteamericana, se puede llevar la impresión de que esta oscila entre la derecha recalcitrante y todos los que piensan distinto y que la capacidad para debatir asuntos complejos de manera sensata se ha perdido. Como muestra está el reciente tranque en el Congreso sobre el presupuesto en Washington, D.C. La ideología rígida parece importar más que la negociación para el bien de la nación.

En un entretenido libro, John Avlon, entre otras cosas comentarista de CNN, explora las extremas políticas en los Estados Unidos. Pero “Wingnuts” trata más bien de la derecha recalcitrante, demasiadas veces alocada y ridícula, y el rol de los medios en promoverla por razones económicas. Avlon expone como la presencia de esta en la radio y televisión distorsiona la realidad al denominar las ideas más liberales y progresivas como “socialistas” y alimentar el temor racista ante la ola de inmigrantes. Pero más allá, esos comentaristas, algunos muy escuchados, buscan reducir la cosa pública a un simplismo que apela a una ignorancia rabiosa que busca explicar todo con sofismas y señalamientos ridículos. Entre estos está Glen Beck de Fox y la personalidad de radio Rush Limbaugh, que muchos en la prensa tratan como un líder conservador en vez que el empresario demagogo que es. Limbaugh tiende a reducir todos los males de la nación a la “izquierda socialista” representada por Obama y sus planes ofensivos al “American Way of Life” como la reforma de salud federal. Pero Avlon también habla de Gary Olberman de MSNBC y su manera insultante de referirse a los conservadores norteamericanos.

La derecha dizque conservadora dio lugar a que los medios más convencionales ofrecieran cobertura a la alegación estúpida de que Obama no debiera ser presidente porque presuntamente había nacido en Kenya y era musulmán. Obama nació en Hawaii y es cristiano, pero la Constitución de los Estados Unidos no hace mención de cual religión tienen que ser los líderes de la nación. Entre los factores que alimentan las teorías paranoides de la derecha están la tragedia del 9/11, la inmigración, especialmente de los latinos y la derecha religiosa. Avlon cita a un popular comentarista de radio, Michael Savage, cuando “añora” los días en que los inmigrantes “se convertían en estadounidenses. Ahora quieren que hables en español y …dejes de ir a la iglesia para ir a la mezquita”.

El Partido Republicano parece que ha sido secuestrado por muchas de estas voces del miedo y la intolerancia. No hay más que mirar el Tea Party, cuyos representantes en el Congreso y su prédica fiscal fueron una pieza importante en impedir una negociación efectiva sobre el presupuesto federal. Uno de los padres de conservadurismo moderno, Barry Goldwater, que sufrió una paliza en la elección presidencial de 1964 ante el Presidente Lyndon B. Johnson, proponía que el Gobierno fuese lo más pequeño posible. Pero siendo fiel a su convicción libertaria de que el Gobierno debe de ser lo menos intrusivo posible en las vidas de los ciudadanos, condenó en sus últimos años las voces intolerantes de la derecha religiosa en su afán de imponerles sus creencias a los demás, incluyendo a la comunidad LBGTT. Cuando una comentarista conservadora dijo que no podía respaldar a una candidata tan hueca como Sarah Palin, recibió mensajes electrónicos soeces usando alusiones sexuales de gente que se catalogaba como cristiana. Avlon termina en una nota positiva, sin embargo, resaltando que la esperanza de la nación está en el creciente número de norteamericanos distantes de la extrema derecha y no afiliados políticamente, indicando una apertura de mente.