Carmen Yulín Cruz Soto juramentó anoche como alcaldesa de San Juan en una atípica ceremonia en donde lució su carisma ante un público entusiasta, que mostraba su deleite con el primer cambio de gobierno en la Capital en12 años. Fue un discurso con un tono jovial pero con momentos de solemnidad, entre ellos cuando anunció sus primeras órdenes ejecutivas: una que cubría a la comunidad pobre del Caño Martín Peña, y otra que prohibía la discriminación por etnia o preferencia sexual en el Gobierno Municipal de San Juan.
Cruz Soto se refirió a San Juan como la “ciudad-patria” varias veces en un discurso que tuvo muchos momentos de improvisación. Su gobierno, dijo, sería uno de transformación porque formaría alianzas entre las comunidades que componen a San Juan, como también con las otras ciudades de Puerto Rico, un territorio de los Estados Unidos, que sufre años difíciles de evidente deterioro económico y social y una crisis de identidad. “Yo estoy enamorada de esta ciudad-patria. Yo estoy enamorada de San Juan. Solo eso es lo que se siente cuando uno da a su gente y recibe de su gente…pero yo peso 115 libras y mido apenas cinco pies. ¡No me dejen sola porque necesito la fuerza de la gente de San Juan!” expresó Cruz Soto.
La nueva alcaldesa siempre hizo una campaña fuerte, aunque sin mucha presencia mediática, en las comunidades pobres de esta ciudad capital de alrededor de medio millón de habitantes, incluyendo en la tamaña comunidad dominicana. Cruz Soto, una feminista que ha trabajado tanto en compañías transnacionales como de ayudante de la ex-alcaldesa Sila Calderón, hizo además campaña fuerte con grupos de minoría tales como la comunidad LBGTT.
En medio de su discurso, la nueva alcaldesa le hizo entrega al Gobernador Alejandro García Padilla de una bandera puertorriqueña con el azul cielo original, a diferencia que la que se usa comúnmente, cuyo azul corresponde a la bandera norteamericana. Cruz Soto, que favorece que Puerto Rico tenga más poderes en su relación con Estados Unidos, había anunciado que la bandera original será la que se ondearía en las instalaciones municipales, algo que agrada a los sectores independentistas y soberanistas pero que no es bien visto por los sectores que desean la anexión total. Al final de su discurso, después de un interludio en que García Padilla expresó unas palabras, le gritó juguetonamente al público, “yo soy boricua pa’ que tú lo sepas”, citando a un popular estribillo que se oye mucho en eventos deportivos. El público, inevitablemente, en su mayor parte de su Partido Popular Democrático (PPD), respondió enfáticamente.
Cruz Soto, servía su primer término en la Legislatura cuando el candidato PPD para la poltrona capitalina se retiró en medio de un escándalo matrimonial. Al sustituirlo le vaticinaban pocas oportunidades ante el incumbente Jorge Santini, que optaba por un cuarto término. Mucho se hablaba de la carencia de fondos de su campaña. A Santini, a pesar de haber enajenado a muchos sanjuaneros con su manera brusca de gobernar y su manera hostil de expresión, se le veía como invencible. Aún cuando las encuestas mostraban la brecha cerrándose, parecía que el hombre fuerte de San Juan se quedaría al mando del ayuntamiento. La campaña de Cruz Soto fue efectiva por sus incesantes caminatas, charlas y comparecencias. Su rostro nunca mostró otra cosa que no fuese confianza a pesar de incidentes desgraciados pero jocosos, como la vez que la mordió un perro mientras visitaba un vecindario, incidente del cual la gente de Santini usó para pintarla como una candidata-accidentada apenas en control de su campaña.