Oscar López Rivera, quien ya cumplió los 70 años, ha estado preso 32 años en una cárcel federal por razones de sedición contra el Gobierno de Estados Unidos. Es de los presos políticos que más lleva encarcelado en el mundo. Su futuro depende de una orden de clemencia del Presidente Barack Obama.
López Rivera, un veterano puertorriqueño de la Guerra de Vietnam se le acusó además de conspiración, robo armado y dos intentos de escapar de la prisión, que redundaron en un aumento a su reclusión de 55 a 70 años. El hombre, que era un líder comunitario en las secciones pobres de latinos en la ciudad de Chicago, se le señaló como miembro de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), grupo que el Gobierno norteamericano acusó de efectuar más de 200 bombardeos urbanos, cuatro asesinatos, secuestros y robos armados en los años 1970 y 1980 para presionar a que se liberase a Puerto Rico del coloniaje. Puerto Rico ha sido un territorio de los Estados Unidos desde la Guerra Hispanoamericana en el 1898.López Rivera no niega ni acepta ser parte de la FALN. Cuando el Presidente Bill Clinton le ofreció la libertad como parte de una orden de clemencia para 12 de 15 personas que se consideraban prisioneros políticos con tal de que “renunciasen al terrorismo”, el veterano de la Guerra de Vietnam rehusó salir hasta que soltasen a los otros dos presos que quedarían tras los barrotes. Las otras dos personas ya salieron, pero López Rivera podría permanecer en prisión hasta que extinga su pena. Tendría entonces 83 años.
Eduardo Villanueva, que dirige el Comité de Derechos Humanos de Puerto Rico y está a cargo de los esfuerzos para que el Presidente Obama le otorgue clemencia a López Rivera, expresó alguna confianza que esto ocurra aunque dijo que no podía dar muchos detalles de sus esfuerzos para que estos no se viesen afectados. Hablando en una ceremonia conmemorando el natalicio del líder Nacionalista Oscar Collazo celebrada ayer en San Juan, Villanueva dijo que la lección que ofrecen personas como Collazo y Rivera a los puertorriqueños es que “el derecho a mandar en nuestra propia tierra es un derecho para todos los tiempos”. Dijo que el hecho de que López Rivera y Collazo hubiesen estado dispuestos a dar la vida por la libertad de su país es algo que la historia no podía borrar. Allegados a López Rivera, han rechazado que este haya conspirado para colocar una bomba en una taberna en Nueva York que mató a cuatro personas y dejó 60 heridos, incidente que causó gran indignación en los Estados Unidos.
López Rivera nunca se defendió de los cargos en su contra pronunciándose prisionero de guerra. A ninguno de los miembros de la organización se le probó que habían colocado bombas, pero fueron convictos, entre otras cosas, de conspiración para transportar material explosivo a través de las fronteras interestatales y de fabricar explosivos. El cargo principal fue el de sedición por tratar de derrocar al Gobierno de los Estados Unidos en su colonia puertorriqueña.
Unido a los esfuerzos por liberar a López Rivera ha estado el congresista puertorriqueño de Illinois, Luis Gutiérrez, lo que le ha traído críticas en la prensa de Chicago, donde está el distrito que representa. Mientras tanto, Oscar Collazo, fue un nacionalista que participó en un atentado para matar al Presidente Harry S. Truman. Fue liberado en 1979 tras servir 29 años en la cárcel.