El reto de la inserción regional de Puerto Rico en el siglo XXI. Parte II

Economia Solidaria

Durante la gobernación de Sila M. Calderón se ejecutó el plan de internacionalización más ambicioso hasta el momento para posicionar a PR en la región, afirmando su limitadísima autonomía política[1]. El DE[2] solicitó y renovó cuanta membresía regional pudo. Durante este periodo EEUU[3] fue particularmente agresivo en vetar públicamente en foros internacionales al gobierno de Puerto Rico por querer abrir canales de relaciones autónomas.

No se puede pecar de inocente y pensar que estas relaciones rindieron frutos comerciales de cuantía, pues el rechazo a la región por parte de la administración Rosselló por 8 años hizo de estos esfuerzos una gesta titánica en un cuatrienio[4]. El desprecio anexionista a la presencia de PR en el mundo es el mayor obstáculo a su internacionalización.

Esta situación se puede mitigar con una doctrina de política exterior que se defienda, y sea conocida por nuestros vecinos, más allá del resultados de las elecciones. Una doctrina es una herramienta disponible en las relaciones exteriores para establecer lineamientos de conducta general que guían la acción exterior de un País. Ella permite a los funcionarios de gobierno y al pueblo accionar, y explicar a otras naciones los nuevos comportamientos de su País.

La doctrina exterior de un DE efectivo debe enmarcar toda acción exterior y debe explicarse antes de cualquier acercamiento. Esta doctrina, para que tenga coherencia, debe  diseñarse considerando los retos de autosuficiencia y autodeterminación de PR, las promesas de respeto a la autodeterminación hechas por EEUU y las expresiones diversas de la región sobre el tema de PR. ¿Si no se ejecuta de esta manera, como justificar la ampliación y profundización de relaciones comerciales y políticas echadas al olvido intermitentemente?

La internacionalización del DE debe establecer relaciones oficiales, y encausar y promover intercambios informales entre organizaciones sociales, educativas, comunitarias y comunidades de empresarios e intereses. Las relaciones oficiales son parte del proceso de integración o del regionalismo. Los procesos informales son parte de la regionalización. Ante nuestra inestabilidad política, no trabajar con ambos seria seguir a merced del vaivén político-electorero.

Para sostener la intensidad de los intercambios, el DE puede centralizar y facilitar las vías de intercambio a múltiples niveles que aseguren relaciones sociales, comerciales y diplomáticas que establezcan círculos virtuosos a futuro. Los intercambios comerciales, pueden ser complementados con programas de intercambio cultural, tecnológico, de creación de PYMES binacionales de capital mixto, intercambios académicos, cooperación medica, oficializar acuerdos de colaboración científica, académica, militar y encausarlos entre organizaciones sociales.

En cuanto a los acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y otros países[5], “poner todos los huevos en una canasta” no garantiza que nuestros productos, bienes y servicios encuentren mercados en estos destinos. Como tampoco implicaría complementación económica con nuestras demandas especificas. Los EEUU negocia acuerdos según los intereses de su clase corporativa y agrícola, panorama que no cuenta con los territorios y en el cual no están representados. Esto exige que el radio de acción del DE sea global y multidimensional.

El plan de internacionalización puede usar el modelo de los foros regionales de diálogo permanente multisectoriales, o acuerdos de complementación económica con bloques regionales: podrían ser opciones a explorarse. Esto solo será posible desde una doctrina que explique nuestra dirección como pueblo y lo que se hará para que los intercambios sean permanentes, sea desde el gobierno o la oposición. La internacionalización del DE como un aspecto indispensable del desarrollo económico y de la cohesión social debe planificarse desde un sentido profundo de liderazgo regional y voluntad política. Lo contrario sería dejarle campo abierto a los que quieren un Puerto Rico inviable.


*Doctorando en Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Consultor de gestión de programas de estabilización comunitaria y desarrollo humano. Gerente de proyectos de internacionalización de PYMES para MERCARABE, México D.F.

[1] Vazquez Vera, Efrain, Las relaciones oficiales de Puerto Rico con el Caribe, en Pensamiento Propio, julio-diciembre 2005, Editorial CRIES, Venezuela, pp.147-167. http://www.cries.org/contenidos/pp22.pdf

[2] Departamento de Estado de Puerto Rico.

[3] Estados Unidos.

[4] Aun así se estableció en San Juan la oficina comercial de la Organización de Estado del Caribe Oriental en el 2007.

[5] Los países que tienen pactos de libre comercio con EEUU son: todos los estados centroamericanos, México, con Chile, Colombia, República Dominicana, Perú. Fuera de la región, con los Emiratos Árabes, Corea del Sur, Marruecos, Jordania, Israel, Australia.