Con la venta del Aeropuerto Luis Muñoz Marín, a la empresa mexicana Aerostar Holding, Inc. por el precio de $615 millones de dólares (USD) es evidente que Puerto Rico continúa inmerso en una política económica neoliberal.
La ideología del neoliberalismo fue una importante ideología para América Latina durante la década de los años 1980 y 1990. Supuso la venta de activos del gobierno a manos de empresarios, muchos extranjeros, bajo la creencia que estas corporaciones públicas funcionarían mejor y más eficientemente en manos privadas. En Puerto Rico el neoliberalismo fue adoptado como política pública durante el gobierno de Pedro Rosselló, un ejemplo de esto fue la venta de la telefónica.
El neoliberalismo dio paso a la globalización que hoy en día todos conocemos. No obstante, en América Latina, Estados Unidos y en la inmensa mayoría de los países del mundo el neoliberalismo fue desacreditado y se evitó su práctica. Hubo pocas excepciones como en Puerto Rico bajo el gobierno de Luis Fortuño. En otras palabras, que cuando el mundo se movió hacia una economía alejada del neoliberalismo Puerto Rico permaneció inmerso en ello.
Luego del neoliberalismo han surgido las economías emergentes dentro de la globalización, países como Brazil, Rusia, India, China y Sur África (Los llamados “BRICS Countries”). A ellos le costó grandemente moverse del neoliberalismo; un ejemplo fue en Brasil, el cambio del neoliberalismo de Cardoso a las reformas de Lula. Pero Puerto Rico sigue en el liberalismo.
Inclusive en los Estados Unidos, a principios de la Gran Recesión durante la primera década de los 2000, el gobierno federal compró billones de dólares en industrias privadas como AIG (American International Group) y luego en General Motors. Esto fue la política de tanto el Partido Demócrata y del Partido Republicano, o sea que la tendencia a moverse fuera del neoliberalismo en los Estados Unidos no depende de líneas partidistas. Y repito el mantra; pero Puerto Rico sigue en el neoliberalismo.
Actualmente en Puerto Rico hay un gran descontento por la venta de corporaciones y activos del gobierno. La venta de la telefónica, la venta de los peajes, las carreteras y ahora el aeropuerto. Son medidas que nunca lograron la simpatía del pueblo borincano. En este sentido, la venta del Aeropuerto a una empresa mexicana va a tener un costo político para el recién electo gobernador Alejandro García Padilla.
En los últimos 10 años de la historia económica de Puerto Rico, compañías mexicana se han apropiado de televisión, radio, teléfono y ahora el aeropuerto. Cabe mencionar que hay grandes capitalistas y ricos mexicanos, pero México no es un país de una economía emergente. Por el contrario, es un país con serios problemas de infraestructura, servicios, educación, corrupción rampante, criminalidad y crimen organizado y dependencia económica a los Estados Unidos. En ese sentido, Puerto Rico se está privatizando a manos de capitalistas provenientes de una economía en plena crisis.
Puerto Rico aún está a tiempo para detener la venta del Aeropuerto, que cabe mencionar lleva el nombre de uno de los hombre más importantes que ha tenido la historia de la isla y fundador del Partido Popular Democrático, el mismo partido que representa el actual gobernador. En mi opinión detener la venta no solo sería un buen negocio para Puerto Rico sino que le restauraría la dignidad al pueblo y representaría un cambio de ideología económica, alejada del neoliberalismo característico de Luis Fortuño y el Partido Nuevo Progresista en los últimos años.