Ponce es Ponce y su Carnaval

Economia Solidaria

El domingo pasado, 10 de febrero de 2013 se celebró en la ciudad de Ponce, Puerto Rico su tradicional desfile de carnaval que data desde 155 años circa.  Se puede decir que éste Carnaval es el mejor que se celebra en la Isla.

 

Desde el mediodía, miles de personas se ubicaron en el costado del Boulevar Miguel Pou para presenciar el desfile.  Estos pusieron sus casetas de toldo, hamacas, sillas plegadizas, mesitas y neveritas, fue bastante divertido ver a los espectadores reunidos con sus familias y disfrutando de una actividad libre de costo, tres horas antes de que diera comienzo el desfile.  En el camino hacia la Plaza las Delicias se sentía un ambiente familiar y mi impresión fue que la mayoría de los espectadores eran locales de Ponce, luego corroboré esa apreciación.  Esa dimensión popular del Carnaval de Ponce, y el orgullo que conlleva, me hace comprender un poco más la dichosa frase, que apasionadamente acuñan los ponceños, “Ponce es Ponce”.

Una vez en la Plaza las Delicias, lugar de culminación del desfile, me sentí en un ambiente cómodo porque aunque estaba lleno de personas, no estaba abarrotado, hubo varios bancos libres y el ambiente era festivo pero muy civilizado, hubo urbanidad.  La Plaza estaba llena de ventas de artesanías, muy interesantes de productos que normalmente no se ven en otras ferias artesanales.  Además, se vendía la Cerveza Buyé, fabricada en Ponce y otras bebidas como frapés de frutas tropicales.

Cabe mencionar, que la composición social de los espectadores era muy diversa, se veían personas de distintas clases sociales y de distintos colores de piel, con el elemento del Carnaval en común.  Un asunto distinto a la capital San Juan, donde la población negra es mayor y donde se notan líneas de diferencias entre las personas de clases sociales, lo que vi en Ponce fue más sutil, la gente estaba lado a lado.  Cabe mencionar que según datos de obtenidos en Wikipedia sobre Ponce solamente el 9% de la población es negra.

Este año el Carnaval fue dedicado a los barrios de Ponce y cada barrio llevó su propia reina.  No es como el antiguo Carnaval Ponce de León en San Juan, donde la mayoría de las reinas eran de clubes sociales de las clases altas y la gente de barrio estaban excluidas de muchos reinados.  En Ponce, el Carnaval es del pueblo.

Todos estos elementos sociales, en mi opinión le dan una fuerza muy grande al Carnaval de Ponce y por ello se sienten muy orgullosos de ser ponceños.  El orgullo se ve particularmente en los vejigantes, en su forma de caminar y en sus caras sin las máscaras.  Consecuentemente, los trajes de vejigantes son como una armadora de tradición cultural, que se llevan con gran respeto.  Estos son los portadores de una tradición ponceña, vital para sus vidas y de una cultura que se rehúsa morir.

Los vejigantes ponceños llevan una ropa colorida, de una sola pieza, anchos y con muchos volantes, además tienen una larga capa de los mismos colores.  Lo más tradicional de los vejigantes son sus máscaras de papel maché.  Un tipo de máscara tradicional y única en el mundo que se asocia con el Carnaval de Ponce.  Las máscaras tienen unos orígenes africanos, según han explicado expertos en antropología y cultura como el Dr. Ricardo Alegría.  Estas parecen las carabelas de las cabezas de bestias muertas con muchos cuernos, entre 5 a 15 por máscara, algunas tiene dientes.  Son pintadas con colores, oscuros y brillantes, muchas llevan patrones de círculos, tipo “polka dots” u otros, todas las máscaras tienen un tema.  Son verdaderas obras de arte popular.  Además de llevar sus máscaras, los vejigantes portan unas vejigas, que actualmente son hechas de “foam” u otro material sintético, que con el mismo le dan golpes a las personas que ve el Carnaval.

Durante el Carnaval, hay distintos grupos de vejigantes, esto se nota en la elaboración de sus ropas y sus máscaras.  Las mejores máscaras y los trajes más vistosos estaban en un grupo que andaba detrás del Rey Momo.  Este Rey Momo también llevaba una carteta bien grande en forma de un hombre rubio con ojos azules, su identidad es desconocida, hasta el final del Carnaval. Aunque hay diferencias sutiles, todos los vejigantes son impresionantes.

Luego del desfile, de camino hacia el carro pude conversar con la escolta de vejigantes del Rey Momo. Sus máscaras y trajes eran elaborados por ellos mismos y era parte de una tradición familiar.  En el desfile participaron varias generaciones de esta familia, el papá, la mamá y sus hijos, ellos estaban extenuados de haber caminado todo el desfile y lo más que valorizaban eran las máscaras de vejigantes, que tienen un valor de cientos de dólares.  Para ellos el Carnaval representa la preparación de un año.

Los otros vejigantes están en algunos sin máscaras y otros con máscaras comerciales de “Halloween”, igualmente asustan a los niños.  También le dan golpes a los espectadores, hoy en día a alguna muchacha guapa adolescente, para llamar su atención.  Los golpes con las vejigas ocasionan moretones pero en pocas ocasiones sangre.

Al día de hoy, se habla del asesinato de quien fuera una figura de pueblo llamado “Uvita”. Éste se pasaba en la Plaza de la Delicias y en un Carnaval fue golpeado por vejigantes viciosos que provocaron su muerte.  Hoy en día los vejigantes son más moderados con sus golpes de vejiga, según me contaron.

En términos de la organización del evento, excelente por decir una palabra.  Había seguridad de la Policía Municipal en todas las esquinas del trayecto y en todo el centro de la ciudad.  Además, un amplio estacionamiento gratis para el público.  En mi opinión, el Carnaval aunque lleno, podría albergar cientos de personas más.  Es un verdadero evento de atracción turística y de potencial económico para Ponce.  La alcaldesa de Ponce comentó en una entrevista que salió publicada en el periódico el Nuevo Día del sábado que ella ha logrado ahorrar cerca de $ 400 mil dólares en los últimos años de Carnaval.  Con estas medidas de austeridad, el Carnaval no ha perdido su encanto.