A punto de crédito chatarra Puerto Rico

Economia Solidaria

En el día de ayer, la agencia acreditadora de la salud fiscal del gobierno de Puerto Rico, Standard and Poor’s, declaró que habría de bajar el nivel de categoría crediticia de nuestro país a BBB-. Aunque aparenta ser una mera nota, en realidad se trata de un indicador que define si el gobierno está en capacidad para reclamar de inversionistas externos que inviertan en el gobierno de Puerto Rico a cambio de la compra de una nota promisoria.

Si el gobierno no puede pagar según el compromiso contraído, categoría de repago crediticio se ve afectada y una de las consecuencias es que se le pueden comenzar a cerrar las puertas al gobierno – en particular a recibir nuevos y diversos inversionistas.

 

El gobierno de Puerto Rico lo toma muy en serio. Las pasadas dos administraciones de gobierno, dirigida una por Aníbal Acevedo Vilá (2004-2008) y la otra por Luis Fortuño Bursett (2008-2012), sufrieron amenazas y degradaciones por parte de estas agencias acreditadoras, pero el país continúo. Es decir, la agencia acreditadora no determina si nos mantenemos con vida como país. Lo que determina es si nos podemos endeudar más.

Para un país que vive profundamente endeudado, me pregunto si no será un grave error seguir dependiendo de la buena voluntad de las acreditadoras. No será mejor crear otros modelos de regulación que no sean privados y corporativos como, por ejemplo, Standard and Poor’s. En un mundo donde la globalización del capital se impuso, no es posible pensar el mundo fuera de la lógica del capital. Pero se puede ir construyendo.

En este sentido para el gobierno de Puerto Rico lo interesante sería decirle a los administradores de Standard and Poor’s que no los necesitan. Que el gobierno de Puerto Rico habrá de operar por la libre sin la valoración que ejercen estos sectores sobre las relaciones de negocio y acumulación para beneficio del país.

Aunque suene radical y sin méritos reales, debemos tratar de romperle el miedo que nos inculcan las acreditadoras. Mañana será otro día, y aquí seguimos – luchando por tener un mejor país.