El 25 de marzo se celebra el día internacional de la abolición de la esclavitud. A nivel global es un hecho común que hasta el Siglo 19 la forma de esclavizada del trabajo reinó en muchos lugares del planeta. Hoy, y desde el año 2007, la Organización de las Naciones Unidas celebra este día como uno por la lucha por la igualdad.
Me parece que la desigualdad racial provocada por el mundo laboral esclavizado (ese donde la gente tenía que trabajar si o si a servicio de un amo, quien era literalmente hablando su dueño) ha mantenido unas consecuencias que son un tanto complejas en el Siglo 21. La gente negra sigue siendo pobre en este hemisferio producto de la desigualdad racial que el régimen de trabajo esclavizado les impuso. Hoy Haití, a modo de ejemplo, liberado en el 1804 y el primer país que abolió la esclavitud moderna en el mundo, experimenta unas condiciones de desigualdad que sólo provienen de un mismo origen: el régimen esclavista. Esto es señalado en esta semana por la Organización de las Naciones Unidas, que intenta explicar porque hay tanta pobreza en Haití.
De igual forma en el caso que conozco mejor, Puerto Rico, la desigualdad social está altamente vinculada a las relaciones de raza y clase. A mayor pobreza, mayor negritud en Puerto Rico. Es algo bochornoso, que luego de finalizada el régimen esclavista en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873, aún hoy la gente de clase media sea fundamentalmente blanca y la gente pobre sea, sobre todo en la región costera del país, fundamentalmente negra.
Pero esto no se queda ahí, dado que la consecuencia de la desigualdad económica racial, se transfiere a la desigualdad social racial. Es decir, ¿cuánta gente cruza clase-raza y acaban casados con alguien negro de sectores populares? No conozco a mucha gente en esta posición.
En fin, que en la semana cuando se conmemora la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, seguimos sosteniendo el efecto del régimen esclavista: seguimos siendo pobres, negros y marginados.