Santurce es Ley - es Intocable

Economia Solidaria

Tengo problemas, profundos, con Santurce es Ley. Aquí rompo la lógica dominante de que es una idea extraordinaria que lleva a la gente a retomar las calles de Santurce nuevamente. Hablo desde una mirada muy cercana al problema, la crítica y su solución: yo soy santurcino desde hace 14 años.

Santurce es Ley (SEL) es un concepto artístico realizado por un joven talentoso, Alexis Bousquets, quien reclama las calles de un barrio olvidado, la parada 15 de Santurce, para realizar actos de arte urbana: fundamentalmente murales y grafitos expuestos en viejos edificios, algunos abandonados, otros con residentes. La idea va ya por su cuarta edición. En esta edición una casa cervecera fue su máximo patrocinador.

En principio lo anterior luce incólume. Más aun, da un tono de revitalización necesario a áreas olvidadas por iniciativas que originalmente fueron de sectores no relacionados al estado ni al gran capital. En principio, ¿quién se puede oponer a esta idea tan bonita? Yo me opongo tal cual está expresada.

La parada 15, donde se realizó el evento entre las calles Elisa y Ernesto Cerra, no es un lugar olvidado ni abandonado. Por el contrario es uno de los ejes de dos comunidades: por el lado norte la comunidad dominicana, de sectores asalariados y obreros que actúan, viven y transitan allí continuamente; y por el sur, la aún vigente comunidad de Trastalleres, cuna del afamado cantante Andy Montañez. Es un lugar de gente pobre, fundamentalmente dominicanos aunque en el condominio que le quedan justamente de frente, viven puertorriqueños pobres.

Lo extraño de Santurce es Ley es que invade una comunidad de personas no ciudadanas, sin papeles, pobres, fundamentalmente negros, y determina hacer arte allí, impone una lógica cultural alterna a la allí dominante, y saturar la región con 5 a 10 mil personas. Pero aún, luego el discurso dominante reclama que las “calles han sido rescatadas de la violencia y criminalidad”. Es por decir lo mínimo un discurso xenofóbico, paternalista y sobre todo de un cierto tipo de colonialismo interno de clases sociales: las clases medias determinando como deben ser los espacios públicos de los sectores pobres, asalariados y populares.

No obstante la cultura que promueve Santurce es Ley es una de intocables: me parece sumamente curioso que nadie, ni el gran capital puertorriqueño ni los sectores tradicionalmente de izquierdas hayan objetado que alguien se meta en una comunidad de gente pobre a organizarse su propia fiesta.

Me preguntaba, ¿podrían estos jóvenes intentar hacer el mismo acto de incursión y dominación en un barrio u urbanización de clases medias, medias altas o sectores adinerados? La contestación es en la negativa.

De un tiempo para acá, los artistas jóvenes y emergentes en Puerto Rico han decidido que los happenings deben pasar en las comunidades pobres del país. Los pobres necesitan arte. Termina el happening, termina el arte. Dentro del proceso dicen que se trató de un trabajo comunitario. Las comunidades van en una dirección y las necesidades de los artistas en otra.

En un momento dado de mi visita a Santurce es Ley, caminé junto a la casa de unos residentes dominicanos. Todos negros, toda gente humilde. Como todos los días, ellos tenían su equipo de música y escuchaban lo mejor de Romeo Santos. Bailaban. Los jóvenes, fundamentalmente blancos y de clases medias, pasan sin mirar. Caminaban apresuradamente a la tarima que la cervecera del país había organizado, para escuchar rock. Dos mundos aparte. Los jóvenes ya se fueron, y la familia hoy sigue bailando bachata.