De pinga[zos] o la Guerilla Queer....

Crítica literaria
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“La sexualidad forma parte de nuestro comportamiento, es un elemento más de nuestra libertad.” Michel Foucault

Con el culillo de los timoratos aguijoneándome los sentidos, me acerqué a la actividad en que la Editorial La Tuerca presentó su antología gaybiqueer de cuentos y cómic pornoerótico De pinga[zos]. Embozado en la capa protectora de un seudónimo, uno de mis cuentos había sido escogido para aparecer en la Antología. Pudo más el dulce encanto del reconocimiento que la represiva fuerza de mi vergüenza cuando me decidí a ir. Seleccionaron para el acontecimiento, justo en el centro del Santurce sórdido, una barra gay, tan decadente y lujuriosa como los libidinosos cuentos de la Antología. Con el sentimiento amargo de sana envidia en la boca, observé la algarabía motivada por la firma de autógrafos de los emocionados escritores, acto que yo mismo me había negado por mi absurda necesidad del anonimato. Bajaron las luces y un corps de strippers subieron a la barra, cimbreando nalgas, agitando sus pelvis jugando a que “jugaban” entre ellos ante la vociferante concurrencia. Entre efluvios de testoterona, Max Chárriez, destacado escritor, editor y la fuerza detrás de La Tuerca, inició la presentación con unas breves palabras.  Recalcó el compromiso editorial en función de colocar en un espacio visible y combativo la literatura queer puertorriqueña.  Procedió a darle la bienvenida a la “cachaperosa” escritora, Yolanda Arroyo Pizarro, a cuyo cargo estaba el madrinazgo de la Antología.  La chispeante madrina comenzó dando un reconocimento a la Editorial por la publicación de  la primera antología de cuentos pornoeróticos de Puerto Rico. Luego de felicitar efusivamente al equipo de trabajo de la empresa de publicaciones, especialmente a Julio A. García Rosado por su impactante portada, procedió a destacar la valiosa contribución de los escritores a la literatura contestataria.  Con un ritmo candente y sabrosón, nos habló de sus ejercicios gugleadores buscando los  orígenes del titulo Pingazos.  Dicha búsqueda nos transportó desde la prehistoria latinoamericana hasta las dinastías chinas.  Y finalmente, llegó al banquete de la noche: los relatos de los talentosos escritores  de todas las edades, sabores y colores del expectro nacional e internacional.  ¡Me encantó el especial reconociminto al pingazo del chocolatoso H. Roberto Llanos! Fue particularmente emotivo el contundente  reto combativo con que le demandó a Max que había que sacar la Antología fuera de la oscuridad de los más rezagados anaqueles de libros y ponerla en la primera fila de las librerías del País. Insistió en que se debe mercadear este libro fuera de los límites de nuestra isla para que el mundo reconozca la labor que se hace en Puerto Rico por darle  visibilidad a la literatura gaybiqueer. En un momento de introspección, me emocionó el cuestionamiento que hizo a sus compañeras escritoras y poetas lesbianas por su notable ausencia a la actividad, ellas que siempre habían sido repaldadas por el sector gay y que hoy brillaban por su ausencia.  Más tarde, Yolanda rememoraría en Facebook: “Hubo casa llena, open-bar y hasta strippers. Lo que no hubo: ni solidarios heterosexuales, ni lesbianas. Recordaba yo que para la presentación de Cachaperismos en el 2010 muchos de estos muchachos que anoche estaban allí, dijeron presente en aquel importante suceso que no era nada más de escritoras de literatura lésbica, sino de toda una comunidad. Qué complejos somos…”

Para terminar cito  a Max Chárriez en su provocativo prólogo: “Este libro tiene el ambicioso propósito de servir de documento gráfico y honesto de la diversidad con la que los hombres aman, desean, fantasean, juegan con otros hombres y ven el mundo desde ese otro paradigma…Y para que no quede duda, es también un acto político.  Esto no es literatura queer para heterosexuales progresistas; no denuncia la homofobia, no pretende explicar qué somos, no ofrece excusas, no esconde en una maraña de figuras literarias qué es lo que es.  El que quiera leerla, que bregue con las pingas”.

¡Celebremos esta tremenda salida del closet de los prejuicios, de la vergüenza y del anonimato!  ¡Que apriete La Tuerca!  Y al tañer de los pingazos…¡hágase la luz!