“La historia es un cadáver desvestido de futuro”*

Crítica literaria
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Entrevista al escritor puertorriqueño José E. Muratti

“Si con lo que escribo puedo contribuir a cambiar esa imagen de nosotros mismos, habré puesto mi grano de arena, la misma arena que encauza y produce el mar; la misma arena que con suficiente calor se convierte en cristal; la misma arena que nos recuerda que estamos vivos cuando caminamos descalzos por las playas que nos adornan y definen quiénes somos y desde dónde salimos todos los día a dejar nuestra huella en el mundo.”  Nacido en Mayagüez (1950), José E. Muratti-Toro es una de las voces literarias que comienza a escucharse con mayor presencia en la escena cultural puertorriqueña en recitales de poesía que organiza o participa.

No se trata de un novato, tiene una vasta trayectoria en el mundo de las artes, pues ya en la década de los 70 participaba activamente en teatro y musicales en la Universidad de Puerto Rico y  con Teatro del Sesenta en los 80.  “Comencé con la poesía. Luego en los ochenta escribí varios monólogos, tres de los cuales se montaron para la época dorada de Teatro del Sesenta.  Pero la poesía siempre fue la constante. Incluso cuando viví en Nueva York en los 70, participé en grupos de música de protesta y la poesía era el hilo que lo “amarraba” todo.”

Sin embargo, donde más se ha destacado es en el género del cuento, recibiendo en el 2012 el Primer Premio de Escritor Inédito en el Certamen de Cuento del periódico El Nuevo Día.  Distinción que llevó a la Isla Negra Editores a publicar recientemente su libro La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos, ya esperamos sus próximas publicaciones. En lo que esto ocurre, retomamos la conversación entrevista originada en Libros AC, luego en la Librería Mágica, para terminar desde la cibernética y hasta por el Facebook. “En gran medida somos la versión opuesta a la foto que aparece con frecuencia en Facebook del gatito que se mira en el espejo y ve un león. Somos un león que se mira en el espejo y ve un gato, callejero, desnutrido, inmerecedor de ser rescatado del refugio de animales.” JE. Muratti

“Mi madre es puta.”

Recuerdo la primera vez que me vino esa frase a la mente.

No es algo de lo que me sienta orgulloso o que decirlo me haga sentir mejor o que me aleje de ella. Pero no deja de ser difícil aprender tan temprano que soy un hijo de puta… y que probablemente lo seré el resto de mi vida.

Hubo un tiempo en que no fue así. […]

(fragmento de Se llamaba Elena.)

J.E. Muratti

Ana María Fuster: ¿Cómo llegaste al mundo de los libros?

José E. Muratti: “En escuela superior trabajé en obras de teatro y me entusiasmé con la lectura.  Poe, el Conde de Lautremont y Cortázar me dieron las primeras sacudidas.  Luego Juan Antonio Corretjer, Miguel Hernández y Las flores del mal de Baudelaire me cautivaron.  Me crie en Santa Rita, así que muchas de mis amistades eran estudiantes de la universidad y me compartían lecturas que cambiaron mi visión de mundo de hijo de costurera que se llegó a creer que casi todo es posible.”

AMF: ¿Cuándo sentiste la necesidad de escribir?

JEM: “Comencé a escribir desde la escuela superior, eso no he retenido nada. Luego en la UPR, por un tiempo escribía sainetes y canciones para los “Festines de Pasillo” que se llevaban a cabo en las facultades de Sociales y Humanidades. Los Festines fueron los precursores del teatro de guerrilla que sacudió la administración de Río Piedras en los 70.  La necesidad probablemente vino porque en ambas facultades la poesía, el teatro, la literatura era la divisa de la comunicación universitaria.  Era una época de enormes efervescencias e ilusiones por cambiar el mundo y la palabra nos parecía mucho más contundente que las piedras, aunque hubo piedras y tiros y carpetas y grandes convicciones y grandes desengaños.”

AMF: ¿Cómo describes tu oficio de escritor? ¿Tienes manías o rituales?

JEM: “Escribir es el oficio que he querido desde esa época.  Es lo que me gustaría hacer hasta que enganche el teclado.  En la escritura (poesía, teatro desde los 70-80, narrativa desde hace unos diez o doce años y la posibilidad de la novela que es como un ritual de mayoría de edad en este medio) me encuentro a mí mismo. Puedo recapitular sobre mis aciertos y convertirlos en testimonios casi alegóricos de mis encuentros conmigo mismo y mis fantasmas, que tantas veces tienen las caras de otras gentes. Pero también es la ilusión que entra por los ojos, activa las papilas, agudiza el olfato, le cambia el tono a los sonidos rutinarios, humedece el tacto y saca de ritmo el corazón que entonces decide si subir a las pesquisas filosóficas o bajar a las conmociones inguinales. Al escribir uno se transforma en observador partícipe de su propia existencia de la que algo se ha aprendido y se le antoja compartir, por si alguien ha sentido lo mismo. A la vez, es una catarsis que deja salir los monstruos, o más bien las quimeras (mitad bestia y mitad otro ser) que nos habitan y nos acercan a quienes comparten los rituales y las feromonas, y nos alejan de quienes se parecen al objeto recurrente de nuestras furias.

“Rituales… me gusta levantarme temprano a escribir en pantalones cortos y t-shirt, tomar té, café y si dan las 12 – hora de las tapas en Madrid – un Pinot Noir o un Merlot como que estimula las sinapsis y los recuerdos.  Sueño con hacerlo en un balcón – a room with a view, más á la James Ivory que Hannibal Lecter, aunque también el gore, como género, me atrae.”

“…Nos miramos a través de esta ventana digital

buscando un aviso, una pista, un rastro verde

que revele que me miras aunque no me ves,

invitándote, verso en mano, a que regreses.” JEM

AMF: He leído algunos de tus poemas en la redes virtuales, poesía de verso corto, lírica, con un dominio y economía del lenguaje impecables. ¿Cómo defines tu arte poética?

JEM: “No sabría definirla. Exploro constantemente desde temas hasta formas. ... Los críticos podrían asociarme con un estilo, pero en realidad no me lo propongo. En una época – gracias a Ana Lydia Vega– leí mucho a los surrealistas y me sedujo la escritura automática. En ocasiones comienzo con una palabra o una frase y dejo que un flujo inconsciente continúe, como los personajes de las narrativas que imponen sus diálogos. Cuando esa “veta” automática se agota, identifico una estructura que se desprende de la misma cadencia y comienzo el extenuante pero imprescindible proceso de editar. Hay una regla en fotografía que lee: “si lo has visto antes no lo tires (en el sentido de shoot)”. Trato de aplicármela para evitar usar imágenes ya vistas o lugares comunes que le roban la particularidad a ese pedazo de realidad que se convirtió en verso, en poema o en narración.

“Trabajé mucho tiempo en comunicaciones.  Eso me ayudó a procurar la economía del lenguaje por la necesidad de llevar un mensaje claro y documentado con la menor cantidad de palabras posible. Esto es un reto puesto que con nuestro lenguaje, nuestra idiosincrasia y la formación ideológica-romántica de los 60 y 70, a veces resulta imposible decir con menos.”

AMF: ¿Y esa necesidad de conectar con el mundo cultural en cuerpo y alma?

JEM: “Luego de mucho tiempo en medios empresariales, redescubrí en la poesía un estado anímico que me reconforta y con el que creo que puedo tocar más corazones que mentes y viceversa. Por eso estoy coordinando encuentros de poesía, música, teatro que son parte de mi formación y que felizmente veo que están teniendo un nuevo renacer.  ¡Hay semanas que veo presentaciones de dos y tres libros de poesía y narrativa! ...  Encuentro en la literatura un medio que obliga a pensar y a sensibilizarse y a retomar nuestra identidad y a plantearnos futuros alternos que antes parecían muy lejanos y que ahora parecen acercársenos aceleradamente, lamento decir, a pesar nuestro.  Hay un reconectar con la gente cuando se escribe y se comparte.  Y, afortunadamente, a medida que se reducen las barreras que nos separan por género, raza, edad, preferencia en amores y hasta ideologías, aumentan las posibilidades de encontrar lugares comunes desde los cuales construir nuestro futuro con nuestro ingenio, trabajo y tesón.”

Cada mañana

“Cada mañana nacemos nuevamente.

Lo que hagamos hoy es lo que más importa.”

— Buddha

Cada mañana me quito el atuendo del pasado.

Me desnudo sin rubor de todos mis prejuicios.

Me desvisto sin dolor de todas mis cicatrices.

Dejo que el agua me limpie de todos mis pecados.

Me expolio con las uñas de toda mi impotencia.

Me arranco los recuerdos que me marcan la piel.

Dejo que los Te Deum se escurran con las culpas.

Me acuerdo y me olvido de todas las sanciones.

Me arrepiento y renuevo todas mis rebeliones.

Dejo que las lecciones se conviertan en enigmas.

Me pregunto nuevamente si somos tan distintos.

Me contesto nuevamente que uno más uno son dos.

Dejo que el viento me seque todos los “te quiero”.

Me observo y redescubro el porqué de tus miedos.

Me miro y decido no arrancarme el tatuaje de tu adiós.   J.E. Muratti

AMF: ¿Qué poetas y poesía sigues?

JEM: “Hay dos grupos de poetas que releo por el placer del viaje y por las lecciones de contenido y estilo: unos son los nuestros clásicos de los 30, como Corretjer, Llorens, Palés, Clemente Soto Vélez y Julia de Burgos. Otros no pertenecen a una generación en particular: Neruda, Benedetti, José Hierro, Lorca y Saramago. Sin embargo, a medida que el reloj se acelera y aumenta el caudal de libros sin leer, me entusiasmo con una “nueva” generación para mí que he estado algo desconectado: Zoé Jiménez Corretjer, Marioantonio Rosa, Ana María Fuster, Mayda Colón, … Carlos Roberto Gómez y Antonia Maestre.  Tengo una pequeña colección en mi mesa de noche que leo y releo con maravillado asombro.”

AMF: ¿Tienes proyectado publicar un poemario?

JEM: “Tengo dos poemarios inéditos. Uno que recorre desde 1975 hasta mediados del 2000, titulado “Morada de miradas” y otro más reciente, “Utopías descifradas” (título sugerido por la amiga Lizbeth del Valle) que me parece recoge la esencia de los poemas nuevos.  Estoy en conversaciones con Isla Negra Editores, quienes publicaron mi primer libro “La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos”, para publicar uno de los poemarios este verano.  Es un proyecto que me causa mucha ilusión dada la acogida que han tenido muchos de los poemas de “Utopías” que publico con alguna frecuencia en FB.”

AMF: Coméntanos sobre tu experiencia con el teatro en Puerto Rico

JEM: “En los 70 y 80 hubo una efervescencia teatral que contribuyó a elevar una estética y apreciación de la puesta en escena.  Se veía mucho teatro latinoamericano y se experimentó con mucho teatro local desde el Puerto Rico Fuá de Carlos Ferrari hasta el Pedro Navaja de Teatro del 60.  El Departamento de Drama de la UPR produjo de los mejores actores y directores de nuestra tradición teatral desde Félix “Curucho” Monclova y Myrna Vázquez, los padres de René, hasta Idalia Pérez Garay, Daniel Lugo, Paco Prado, José Félix Gómez, Provi Seín, Cordelia González y René Monclova; directores como Victoria Espinosa, Gilda Navarra y Pablo Cabrera hasta la nueva cepa de Rosa Luisa Márquez y Gilberto Valenzuela.  Fue una época en que el teatro atraía a todos los sectores y se representaba la mejor dramaturgia del país así como obras de renombre mundial con enorme acogida.  Ir al teatro era una experiencia enriquecedora y generó grandes sensibilidades y conocimientos que luego impactaron cientos de miles de estudiantes y profesionales en las principales universidades, escuelas y centros culturales de todo Puerto Rico. …”

AMF: Entraste con buen paso en el mundo editorial de la narrativa. Tu cuento La Víbora del Desierto de Kavir –ganador de un certamen de cuento- y parte de tu libro con Isla Negra.   Es una historia intensa, desgarradora, real. Coméntanos el origen de este relato. ¿Qué significó ganar el premio del Nuevo Día?

JEM: “La víbora del desierto de Kavir” está basado en un evento real: la ejecución de un violador y asesino en serie de niños en Irán en el 2005, que descubrí un frío 25 de diciembre en Nueva York navegando por el internet. El resto de la trama es una construcción que pretende revelar la perspectiva del “otro”, en este caso un yijadista de 17 años que forma parte de una guerrilla que quiere rescatar su tierra de la invasión cultural y política en el medio oriente del siglo XXI.  Somos el “otro” de otras culturas que inciden en nuestra identidad. El personaje es un “otro” que ha decidido provocar un acontecimiento que cambie el curso de la historia.  Pero los trazos de verdad de su discurso están trenzados con las verdades de los demás personajes que en varias instancias se cancelan entre sí. M ha resultado curioso cuántas lecturas he escuchado de quién es la víbora. Pero como dice mi profesora Ana Irizarry de Historia y Literatura, “el texto, una vez publicado, pertenece al lector”.

“La selección del cuento por el panel de jueces del Certamen de Cuento de El Nuevo Día para mí fue una total sorpresa y una gran emoción. Cuando Carmen Dolores Hernández me llamó para informarme del premio en un sentido me cambió la vida. Hasta ese día, mis cuentos eran materia de “amorosas crucifixiones” con que nos criticábamos entre cuates con Tere Dávila y Juan Carlos Pérez Otero, los sábados por la tarde en La Tertulia. El premio me validó que lo que escribía era publicable y me abrió una puerta a validar que quiero trabajar este oficio.”

Antonio se detiene frente al féretro y asume la pose de humildad que siempre había observado en los deudos ante los muertos; hombros caídos, cabeza baja, dedos entrecruzados, mirada desplazada hacia la faz cerosa de quien fuera en vida… alguien. […]

del cuento Mi sola presencia J.E. Muratti

AMF: Trabajas la violencia, el dolor y el miedo sin llegar al sensacionalismo en los relatos de tu libro.  ¿Cuál fue tu visión de mundo al escribir estos cuentos? ¿Cómo te visualizas como escritor?

JEM: “Vivimos una era de violentas polarizaciones y múltiples matices de sensibilidades y entendimientos. Resulta paradójico que con más información pareciera haber una defensa más acérrima de posturas desinformadas que obedecen a visiones de mundo desprestigiadas y fundamentalismos que desafían un raciocinio con que se construye un mundo que Julio Verne no hubiese podido imaginar.

“En esta era, en que después de varias décadas de tropiezos y desengaños comienzo a abandonar los absolutismos y las tolerancias hacia la duplicidad, redescubro que la pasión nos da razones de vida que con frecuencia nos empuja a fatídicos excesos.  Los cuentos de esta colección tienen, como bien dices, varios rasgos en común: la violencia, el desengaño, el temor que cataliza la batalla en vez de la huida que provoca la adrenalina ante el temor a la inconsecuencia, a no ser pertinente, y el irremediable dolor que causa la pérdida cuando se ha depositado irónicamente la razón de vida en alguien que ya no está.

“…Y como ejercicio me reta a relatar otras narrativas, más vinculadas a nuestra historia, para reconstruir nuestro pasado que tan ausente se encuentra de nuestra literatura.  He mencionado en otras ocasiones que me parece inverosímil que de un año tan crucial en nuestra historia como lo es el 1898 solo se hayan escrito cuatro novelas cortas.  Nuestra historia del siglo XX tiene tantas historias que no se han contado y la literatura se presta precisamente para rescatar la narrativa de hechos constatables insertadas de historias humanas que, como dice Loliannette Emmanuelli, “le pongan carne al esqueleto de la historia”.  A eso aspiro: a contribuir a rescatar nuestra historia con relatos que rescaten eventos históricos y los entretejan con relatos ficticios que a su vez reflejen nuestra personalidad única, puertorriqueña, caribeña, latinoamericana.”

AMF: ¿En qué proyectos narrativos te encuentras?

JEM: “Actualmente estoy trabajando una novela sobre un asesinato ocurrido en Puerto Rico en un pasado muy cercano y está íntimamente ligado a los manejos de las finanzas del país por elementos sumamente turbios que aún gozan de cierto prestigio entre varias esferas del “poder permanente”.  Es curioso que el incidente recibió mucha más prensa en EEUU y, sin embargo, aquí, como tantos otros acontecimientos que marcan nuestra trayectoria como pueblo, de eso no se habla.  Esa novela, otra bosquejada sobre Puerto Rico en la antesala de la Segunda Guerra Mundial y “Utopías descifradas”, el poemario que quiero publicar en verano…”

AMF: ¿Cuál quisieras que fuese tu legado como escritor?

JEM: “Quisiera escribir poemas, cuentos, obras, novelas que provoquen en quienes los lean la pasión por la escritura.  Quisiera que lo que escriba contribuya a redescubrirnos como país, superemos el pasado y nos abramos paso en el mundo con todos los talentos y el empeño que nos definen y nos engalanan.  Somos un país de extraordinaria producción intelectual, académica, artística, industrial, comercial y cultural, que nos seguimos mirando como insuficientes, cuando no como inservibles.”


*Cita del cuento Nunca, jamás de J.E. Muratti