Malnutrición, desde el acceso hasta la educación alimentaria

Salud
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altLa Habana- Miles de millones de personas sufren en el orbe a causa de la malnutrición, un fenómeno directamente vinculado con la accesibilidad a los alimentos, pero que va más allá.

Hay dos mil millones de víctimas de una o más deficiencias de micronutrientes, mientras que otros tantos tienen sobrepeso y obesidad, según investigaciones especializadas.

Unido a ello, 26 por ciento de todos los niños menores de cinco años padecen retraso del crecimiento y el 31 por ciento presenta deficiencia de vitamina A.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) explica que en términos sociales, la desnutrición infantil y materna siguen reduciendo la calidad de vida y la esperanza de vida de millones de seres humanos, al igual que los problemas de salud asociados a la obesidad, -como las enfermedades cardiaca y diabetes.

Desde el punto de vista económico el costo también es elevado teniendo en cuenta la pérdida de la productividad y los gastos de atención sanitaria.

En dicho apartado, la cifra podría alcanzar hasta el cinco por ciento del Producto Interno Bruto mundial, un equivalente a 500 dólares por persona.

Por ello, la FAO llama a luchar por la erradicación del hambre y la malnutrición en todas sus formas.

Sus expertos recalcan que una dieta sana y una buena nutrición deben comenzar con la alimentación y la agricultura.

La mejora de los sistemas alimentarios puede hacer que lo que comamos sea más asequible, variado y nutritivo, subrayan.

¿Por dónde empezar?

Como en casi todo lo relacionado con materia alimentaria queda mucho por hacer. La solución empieza por ser conscientes de la gravedad de la situación y de la necesidad de adoptar medidas efectivas para corregirla.

Los analistas proponen el uso de políticas, inversión e investigación agrícola adecuadas para aumentar la productividad, no sólo de cereales básicos como maíz, arroz y trigo, sino también de legumbres, carne, leche, verduras y frutas, y, en general de productos inocuos, ricos en nutrientes.

Cortar las pérdidas y el desperdicio de alimentos, que en la actualidad ascienden a un tercio de los producidos para el consumo humano cada año, puede contribuir a mejorar la disponibilidad y a reducir la presión sobre la tierra y otros recursos.

La educación de los consumidores resulta esencial en aras de alcanzar dietas más diversificadas y saludables, pues más allá de la tan anhelada accesibilidad a los alimentos, es indispensable orientarlos para que tengan una mejor nutrición.

Por solo citar un ejemplo, los estudios muestran que la desnutrición durante los críticos primeros mil días desde la concepción puede causar un daño permanente a la salud de las mujeres y trastornos físicos y cognitivos de por vida en los niños.

Nuevamente los objetivos están más que definidos con la seguridad alimentaria y nutricional en la mira, ya que, como plantea la FAO, constituyen piedra angular del progreso en otros frentes del desarrollo como empleo, educación, medio ambiente y salud y en la consecución de un futuro de calidad para la humanidad.

La eliminación de la malnutrición en todas sus formas (no sólo la desnutrición, sino también la obesidad), es un propósito que debe centrar los esfuerzos futuros de desarrollo en todos los países.