200 Cartas…de nostalgia, de recuerdos y de una mirada peculiar en torno a Puerto Rico

Cine caribe

altQue puedo decir, en honor a la verdad, que si me olvido de todo pensamiento crítico la última película taquillera realizada en Puerto Rico, es sin lugar a dudas y desde una óptica comercial, una gran película. No tengo dudas, que es cómica, ocurrente, actores que realizaron un trabajo meridianamente bien, y sobre todo en principio se expresa con dulzura y bondad en torno a Puerto Rico.

No obstante, si me quedo en este tipo de comentario, no estaría realmente hablando siendo justo con el efecto de esta película en mí, en nosotros y sobre todo sin entrar a considerar cuanto la misma nos ayuda a hacer un mejor cine en el país. En esta medida debo ser crítico, para poder contribuir a desmontar el valor de 200 cartas (Dir. Bruno Irizarry, Puerto Rico, 2013). La misma es una película de buenas intenciones que realmente hablando raya en reproducir estereotipos del hombre y la mujer blancos venidos del norte.

La historia de la película es sencilla. Dos amigos (Lin Manuel Miranda y Jaime Camil) quieren venir a Puerto Rico en busca de una chica (la tal María Sánchez que perdió en una discoteca un objeto precioso) que conocieron y a la cual le desean devolver un objeto preciado. Uno de los actores, es de ascendencia boricua, el otro es de ascendencia mexicana. Al llegar a Puerto Rico se conocen con dos mujeres (Dayanara Torres y Mónica Steuer) quienes luego de varios encontronazos deciden ir de recorrido en Puerto Rico a identificar a 200 María Sánchez, a las cuales les enviaron una carta preguntando si de ella es el objeto precioso. La película se convierte entonces en el llamado “road movie” recorriendo todo Puerto Rico. Algo así como “conoce a Puerto Rico en 200 días”.

Primeramente creo que hay que hablar de música y compositores. En el ritmo de la salsa en los pasados 50 años dos compositores han controlado lo que se canta a través de sus composiciones. Por un lado Catalino “Tite” Curet y por otro lado Johnny Ortiz. Ambos le cantaron a Puerto Rico. Tite Curet lo hizo desde Puerto Rico. Johnny Ortiz lo hiso desde los EE.UU. Tite Curet se concentró en la temática social. Johnny Ortiz se ha concentrado en la temática del paisaje, la belleza, sin entrar a considerar como se comportan los boricuas en la isla.

Hay un mensaje similar al binomio de los opuestos de Curet-Ortiz en la película 200 cartas. Esta película se concentra en mostrarnos un paisaje de un Puerto Rico idílico sin contaminación, y donde todo es una postal turística de lo bello que es el país. Por otro lado, cuando los actores de la película interactúan con los locales, siempre se da desde una relación de la otredad en la cual estos se confrontan con un país de locura. En esta medida la película reproduce un discurso de discrimen a partir de la lógica blanca de los EE.UU. No necesariamente a partir de la mirada de los boricuas del Bronx.

Segundo, la película solo maneja los estereotipos de Puerto Rico, tal si fuera un análisis de la revista National Geographics. En este sentido, es terrible. Se trata de una mirada crítica contra los puertorriqueños la cual no sólo es injusta, pero peor aún nos deja continuamente en el paradigma de lo excéntrico y lo extraño.

Tercero, la película nos polariza con la comunidad boricua en los EE.UU pues todo indica que ellos están bien y los que nos quedamos acá somos el problema. Es decir, si vaciamos la isla de sus moradores, sería un mejor lugar.

En fin, es difícil comentar esta película. Por un lado, uno se ríe, pero es de las desgracias y estereotipos de ser boricua viviendo en Puerto Rico. Debe verla para que no se la cuenten, pues se la van a contar. No obstante, debe pensar esta película desde una mirada crítica.

Señora, no se ría de sus propias desgracias. Vea 200 cartas de forma crítica.