El hombre caribe: Louis Philippe Dalembert

Voces Emergentes

altConocí a Louis Philippe Dalembert, mientras transitaba por los pasillos del Museo de Arte de Puerto Rico, en ocasión de la 4ta edición del Festival de la Palabra. Mauricio Planchart, un joven periodista y coordinador de las redes sociales en El Post Antillano, me indicaba que se trataba de un destacado escritor de la vecina isla de la Hispaniola, oriundo de Haití. Así las cosas, aguardé el mejor momento, siempre el más oportuno, y me le presenté – también soy del Caribe, por lo tanto nos podíamos entender.


Convenimos reunirnos el domingo, día de su partida, a unas horas de que tomara el taxi en dirección a Nueva York, por donde continuaba su gira de escritor. La hora pautada era “temprano”, por aquello de no importunar sus últimos momentos antes de partir de Puerto Rico. Como en algunas ocasiones, y ante la fluidez de la vida, llegué tarde, pero llegué.

Con su sonrisa afable y su caminar erguido, este hombre caribe de sobre 1.9 metros de estatura, negro, elegantemente vestido aunque sencillo, aceptó que lo entrevistara en el vestíbulo de un hotel de la ciudad capital de San Juan, donde se encontraba hospedado a invitación del Festival de la Palabra.

Entablamos una conversación sencilla y fraternal, en medio de los 20 minutos que nos quedan antes de que llegue su taxi a recogerlo.

DN: ¿Cómo ve el Caribe?

LPD: Me siento mejor siempre que estoy en el Caribe. Cuando estoy lejos el Caribe siempre me hace falta. Aquí me siento en casa, ya sea en Cuba, en Haití, en la República Dominicana o en Puerto Rico. Me siento en casa. Tenemos el mismo lenguaje, a pesar de que no tenemos el mismo idioma. En el Caribe me puedo reconocer en cualquier ser humano.

Para un caribeño que nació en el 1962, y que fue periodista antes que escritor, vivir el caribe a partir de la esencia de cada cual, en cualquier lugar, es sin lugar a dudas un lujo. Sobre todo para este destacado escritor, quien en la actualidad comparte la vida entre Paris, Francia y Puerto Príncipe, Haití.

Autor de sobre 20 libros, traducidos en varios idiomas, Dalembert me indica que su obra más querida es Heridas negras (2011). No obstante, se encontraba promocionando en el Festival, en adición a dicha obra consagrada, el libro Balada de un amor inalcanzado (2013).

DN: ¿Cómo ves a Haití luego de la decisión de República Dominicana y los haitianos nacidos en dicho país bajo la categoría de “ciudadanos en tránsito”?

LPD: En Haití luchamos por el derecho del suelo. El suelo, donde estoy, donde vivo, no puede ser cambiado de la noche a la mañana. En Haití luchamos por el derecho del suelo. No es por el derecho de vivir en la República Dominicana, sino por el derecho de vivir en nuestro propio país y vivir bien. La República Dominicana también es un país pobre, tal vez menos pobres que nosotros, pero pobres. Ellos luchan por sus necesidades. Tenemos que luchar nosotros por las nuestras. Lejos de concentrarme en la decisión de la Republica Dominicana, nos tenemos que concentrar en luchar porque los haitianos puedan vivir bien en Haití. La culpa no sólo es de ellos. La culpa es también de nosotros, los haitianos.

El pensamiento de Louis Philippe Dalembert es sin lugar a dudas complejo. Para un hombre que ha vivido más en el exterior que en el interior de la región, comprender su pensamiento puede estar enmarcado en las oportunidades de vida que puede haber tenido. Ni bueno ni malo, simplemente las oportunidades de vida que puede haber tenido. Sobre todo que cuando afirma su voluntad de ser caribeño en general, y haitiano en particular, lo hace desde su propia mirada que sin lugar a dudas es crítica de la región.

Intrigado, luego de que me explicara cómo veía la situación de Haití y la República Dominicana, me pregunté cómo se acercaba él al tema del racismo y la experiencia del hombre y la mujer negros. Sin lugar a dudas, el autor de Heridas Negras, tiene una cosmovisión que trasciende los debates duros y puros que sobre temas diversos se dan hoy en el Caribe.

DN: ¿Cómo hombre negro, como ves el mundo?

LPD: Me niego a ver el mundo sólo a partir de la mirada racial, del racismo. No me quiero ver como víctima del mundo. Hay racismo en verdad, pero no quiero reducirlo a un problema de víctima y victimario. Uno tiene que luchar para no ser la eterna víctima de los demás.

No se trata de negar el tema de racismo, sino desde su mirada de superar las limitaciones que el mismo nos impone en la construcción de la vida cotidiana. Desde mi óptica, y como persona que ha luchado en los pasados 20 años por erradicar toda forma de racismo y discriminación, la mirada de Louis Phillipe Dalembert, me deja un tanto intrigado. Sobre todo que asumir no ser víctima, no quiere decir que no haya racismo. Pero le concedo el privilegio de la duda y acepto el reto de pensar su visión, que también es un norte emergente en los debates contemporáneos en el Caribe, aunque no es dominante. Esto lo comparto, pues hoy en el Caribe, sobre todo en el Caribe inglés, se plantea un tema de consagrado interés mundial que es el de las reparaciones que el mundo europeo imperialista, le debe a esta región por haber esclavizado a millones de personas de origen africano por sobre tres siglos.

Intrigado ahora más que antes con la última contestación, me preguntaba como traducía este autor caribeño, de origen haitiano y negro residente en Paris, las relaciones raciales en su literatura

DN: ¿Cómo traduces lo racial en tu literatura?

LPD: En Heridas Negras (2011) desarrollé la historia de un hombre blanco y un hombre negro, pero consistente con lo que dije, no reduje a que uno era responsable de las desdichas del otro. El negro también era responsable de su vida. No podemos ser las víctimas de los demás. Nuestro destino, como hombres y mujeres negros, nos pertenece.

Y por curiosidad le pregunto ante un inminente taxista que exige llevarlo al aeropuerto, pues están tarde para su vuelo, sobre la historia desigual de Haití.

DN: ¿Pero el Haití revolucionario de 1804 fue derrotado desde el inicio por el imperialismo que lo condenó al pago de una deuda monumental luego de su independencia?

LPD: (de forma enfática contesta) No podemos seguir siendo víctimas de nadie. Nuestro destino nos pertenece. Tenemos que rescatarlo.