Recordando a un gran líder independentista del Siglo 20

Política

altEra otra época. Gilberto Concepción de Gracia, el fundador principal del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), creado en 1946, había fallecido y el independentismo electoral estaba buscando un nuevo líder, no sólo a cara de las próximas elecciones generales, sino para que le diese una cara acceptable al PIP en la época tenebrosa de la Guerra Fría.

Fue el professor universitario, Antonio J. González, abogado y economista, quien asumió el liderato y la candidatura del partido a gobernador en 1968. A nadie le soprendió que González y el PIP llegasen en último  lugar en una carrera de cuatro partidos. Pero como don Toño había caído tan bien, hubo comentarios de que si no fuese independentista hubiese llegado primero.

Aunque la Guerra Fría se fue, el ideal de la independencia sigue siendo minoritario. El gran dilema en el PIP ha sido encontrar (y retener) votantes fieles. Muchos votantes se consideran independentistas pero votan por el oficialista Partido Popular Democrático (PPD), otros consideran que el PIP se ha convertido en una finca privada de un pequeño grupo que expulsa a cualquiera que rete su liderato. Los que quieran informarse sobre el panorama político de los 1960 y 1970 encontrarán una buena fuente en el recién-publicado libro  Antonio J. “Toño” González memorias, testimonios y documentos de la vida de un jíbaro del Barrio Frontón de Ciales, cuya autoría es de la doctora Luz E. Alvira Encarnación. El libro ofrece una riqueza en cuanto a entrevistas a González, presentadas en formato de preguntas y respuestas y documentos, sobre todo de artículos de periódicos que arrojan luz al debate político de aquella época. Falta un análisis  y un hilo conductor que nos guíe a entender y a comprender mejor la ruptura que hubo en el PIP después del 1968. González, un hombre de inicios humildes que llegó a egresarse de Harvard, fundó entonces el Partido Unión Puertorriqueña (PUP) que compareció a las elecciones generales de 1972. Como economista tenía claro que el colonialismo económico estrangula el crecimiento de Puerto Rico. Sin embargo, siempre recalcó, que el independentismo no deber de partir de una enemistad con los Estados Unidos. Su verbo siempre fue directo, sin adornos ni símiles ni metáforas elevadas.

El PIP se movió más a la izquierda después de esas elecciones de 1968, haciendo clara su apertura a independentistas que creían en formulas económicas más lejos del centro. En esa década murió también Pedro Albizu,Campos,, quien personificaba el independentismo violento, y para González era menester enfatizar que no favorecía la lucha armada para la obtención de la separación. Mientras el PIP post 1968 logró atraer a seguidores más radicales, González hablaba de una separación de los Estados Unidos mediante el establecimiento transitorio de una “república asociada”. Presentar este mecanismo en una plataforma, fue para González uno de las grandes aportaciones del PUP. Para González la república asociada sería un mecanismo mediante el cual Puerto Rico negociaría todos los aspectos de la independencia. “En consideración de la gran dependencia económica de las inversiones y las ayudas directas federales. El programa {del PUP} proveía para un periodo de transición económica a ser negociado con los Estados Unidos que permitiera al Gobierno de Puerto Rico hacer los reajustes necesarios”. Décadas después en Puerto Rico seguimos hablando del estatus y a veces de la república asociada como fin (no como medio hacia la independencia, como planteaba González). El debate parece no haber cambiado, pero la cortesía entre los políticos y su disposición para debatir inteligentemente parece haberse esfumado. A don Toño González  siempre se le conocerá como un caballero y un patriota.