El arte de la reparación

Voces Emergentes

altLo quiero todo nuevo… esas viejeras son deprimentes… me gusta todo brillante, oloroso a nuevecito.

En un día cualquiera, en un instante cualquiera en cualquier sitio en el país, se escucha hablar de lo nuevo. Hasta los que hacen apología de los viejos tiempos y lo buenos que fueron, prefieren las cosas nuevas, en vez de arreglar las usadas. Nuevas relaciones, nuevos amores, pasiones nuevas, cuerpos nuevos.

El casado casa quiere y tiene que ser nueva, nevera nueva de – stainless steel-- para que no coja moho en una isla donde hasta los humanos cogemos moho.

El culto a lo nuevo, nos hace vivir con lo nuevo y con lo inmediato hasta en el amor… ya son muchos porcientos de divorcios, tantos que ya deberían preocuparnos. Con todo lo que tiene de dificultad emocional divorciarse, con el dolor, la decepción, la frustración, cargas para los hijos, los que los tengan… bueno con esas historias brego yo todos los días.

Estoy consiente de que muchos de los que se divorcian en mi opinión nunca debieron casarse. Por diferentes motivos, haciendo honor al espectáculo, a la prisa se toma la decisión y se casan… a veces porque era la única manera de estar juntos, otras por embarazos que se resuelven casándose. Muchas por que ya tocaba casarse, mejor ser divorciado o divorciada que no casarse nunca (eso se ve feo y da lugar a chismes) otros porque ya llevamos mucho de novios y hay que formalizar, complacer a los padres suele ser una razón bastante común.

Parecería que el matrimonio según lo tenemos diseñado no funciona a estas alturas o bajuras en la que nos encontramos. Habría que ir pensando en otras alternativas, quizás añadiendo otros ingredientes, vamos eso es lo que me dice la estadística y mi experiencia de algunas décadas. Tanta gente por unas u otras razones no pueden estar tan equivocadas. El divorcio por otro lado no es un paseo en coche para nadie aún cuando se desee con toda el alma.

Como decía al principio hasta el matrimonio se pone viejo y hay que buscar uno nuevecito, pues también dice la estadística que la mayoría de los que se divorcian se vuelven a casar. Vamos que creer en estar juntos creemos, algunos reenganchan una y otra vez.

El arte de reparar es parte de mi trabajo con parejas, esta posición postula que se puede renovar, reparar, dar lustre a una relación que esta decaída. Es como sacarle brillo a lo que se ha empañado para poder decidir con claridad lo que quiere hacer la pareja con su unión en el futuro inmediato.

El problema es que cuando las parejas llegan ya andan como un carro muy viejo, mohoso, sin luz y gastado. La pareja se encuentra comatosa y ni la virgen de Lourdes atinaría a salvarla. Las personas acuden al profesional de ayuda después de haberlo anunciado o implorado por años a la otra parte de la pareja, es una decisión que suele tomar mucho tiempo. En nuestro país ir a una psicóloga toma mucha valentía, aún se piensa que es un acto de debilidad que solo lo hacen las personas que no saben resolver sus problemas.

En este país, lo nuevo manda y sino me crees mira los gobernadores duran 4 años, llega nuevo y sale viejo solo en cuatro años, así mismo le sucede a muchas parejas. El amor o lo que les unió dura poco, envejece y se gasta. Aunque realmente en ese preciso momento ya estamos con el ojo puesto en lo nuevo, que esta vez…¡ si que me hará feliz¡

Sera la rueda de la vida, el culto a lo nuevo o patología de una sociedad donde nunca hemos aprendido a repararnos en nuestra propia historia (la vieja) y ha construir nuestro propio destino (el nuevo). Aquí, lo dejo.


La autora es Psicóloga Clínica

(787)753-2848—399=3114

www.thaliacuadrado.com

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