Walter Mitty y Calderón de la Barca …. Más allá de los sueños

Cine caribe


The Secret Life of Walter Mitty

Decía Pedro Calderón de la Barca, el ilustre escritor y dramaturgo español del siglo 17, en su obra teatral La vida es sueños, por vía del personaje de Segismundo, que:


Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Hay algo de este soliloquio en la película The secret life of Walter Mitty (Dir. Ben Stiller, EE.UU, 2013). No se trata de la primera película dirigida por el actor y comediante judío-americano Ben Stiller. Esté tiene a su haber varias películas en el rol de director, a veces siendo tal vez la más famosa Zoolander (Dir. Ben Stiller, EE.UU, 2000). No obstante, la vida de Walter Mitty se ha tornado en su apuesta como director, actor y productor más seria y posiblemente mejor lograda.

The secret life of Walter Mitty narra la historia de un editor de fotografías en las hoy desaparecidas revistas norteamericanas Life y Times. En particular la revista Life, fue el eje cultural tal vez más importante en recoger los cambios culturales de la década de 1960 a 1970, y capturar mediante fotos momentos cruciales del “sueño americano”. No obstante la película se desarrolla, a des-tiempo histórico, en el presente, cuando ambas revistas van a ser cerradas en su formato impreso, para transformarlas a un formato digital, e interviene la gerencia de transición para despedir a todo el personal.

En ese momento crucial, Walter Mitty (Ben Stiller) recibe un envío de fotografías del renombrado fotógrafo paisajista Sean O´Connell (Sean Penn). Este le indica que el negativo número 25 incluye la foto de último número, el del cierre, para la portada de la revista Life. Así las cosas, el negativo no aparece, y toda la película se desarrolla a partir de la búsqueda del negativo 25, lo cual permite que el personaje central, Walter Mitty, se transforme de un soñador a un luchador por ver sus sueños concretados.

Si fuéramos budistas pensaríamos que la película transita entre la causa y efecto. El sueño es el motivo de la vida; la consecución pro-activa de los sueños, es nuestro deseo en la búsqueda de la realización y satisfacción personal.

De forma curiosa, en la trama en busca del negativo 25, Mitty se inmiscuye en las pugnas laborales de la empresa Life y los gerentes de transición, en particular del insoportable Ted Hendricks (Adam Scott). En este proceso se va desarrollando una relación de atracción amorosa con la compañera de trabajo Cheryl Melhoff (Kristen Wiig), y todo lo demás es el sueño. Literalmente hablando el sueño.

Esta película está basada en uno de los cuentos modernos más importantes de los EE.UU, The secret life of Walter Mitty, del destacado escritor James Thurber, escrito en el 1939. Walter Mitty existe en un mundo definido como el de un soñador diurno (day-dreamer), quien para evitar la difícil realidad de la vida, se transporta a su propia imaginación para poder sobrevivir su pesada vida. En el cuento original, Thurber desarrolla cinco sueños en los cuales Mitty pasa de ser un hombre casado acompañando a su mujer a hacer compras y a la peluquería, hasta transfurgarse al mundo de un médico, un ladrón, un marino de guerra, un piloto de guerra y un hombre al borde de su muerte.

El valor del cuento original de Walter Mitty de James Thurber ha servidio para desarrollar en inglés el concepto de mittyesco – es decir alguien que sueña más de lo que realmente vive. El cuento ya había sido llevado al cine (Dir. Norman Z. McLeod, EE.UU, 1947) y ha tenido desde la década de 1960 múltiples adaptaciones al teatro. La versión de Ben Stiller es posiblemente su última adaptación conocida a un cuento que permite múltiples interpretaciones de la vida diaria, los sueños y la consecución de los mismos.

 La película se torna en un homenaje a ese detalle: lograr que nuestras metas, nuestros sueños, se lleven a cabo. En este sentido la película se torna en un hermoso homenaje a la vida, a la tenacidad y sobre todo, a la lucha continua hasta que nos sintamos que hemos alcanzado una meta o un objetivo deseado. En este sentido el negativo 25, no es más que un motivo para Walter Mitty deje de ser un soñador diurno y se convierta en un luchador, lo cual lo hace moverse de la ciudad de Nueva York, a los hermosos paisajes naturales de Groenlandia y de Islandia en busca del Sean O´Connell para descifrar el misterio del negativo perdido.

La película guarda cierta correspondencia con otros filmes, de distintos formatos que se reflejan en la historia de Walter Mitty. En particular pienso en el diálogo con el filme A Beautiful Mind (Dir. Ron Howard, EE.UU, 2001), Forest Gump (Dir. Robert Zemeckis, EE.UU, 1994), The Birds (Dir. Alfred Hitchcock, EE.UU, 1963), y Rear Windows (Dir. Alfred Hitchcock, EE.UU, 1954).  En todos ellos, el factor mente y perseverancia está presente, como a su vez los distintos delirios, saludables o no, por los cuales puede transitar el ser humano.

Me quedo con la película del soñador que hace realidad sus sueños. Como Calderón de la Barca me pregunto, “¿Qué es la vida?”. Y como él respondo, “Una ilusión”. En este sentido, esta interpretación fílmica del cuento The secret life of Walter Mitty es un homenaje a la vida de todos y todas que diariamente nos levantamos a luchar por nuestros sueños, a pesar de todos los pesares. Walter Mitty es, en este sentido, nuestro súper héroe convertido en un humano real.

Adelante Ben Stiller, que venga la próxima. No la dejé de ver, y salga al final de la película repleto de un deseo extraordinario de vivir y ser feliz.