El joseo que hay en ti… American Hustle

Cine caribe

Todos tenemos algo de joseador en nosotros. Es decir, somos empresarios en potencia que disfrutamos la vida en los márgenes. Más aún, que nos agrada vivir al filo de lo transgresivo y riesgoso. Por algo en este Caribe inmenso de Puerto Rico acuñamos la palabra josear, el cual es un modismo del inglés que proviene de la palabra hustle. Así las cosa, en este inmenso Caribe, como en el estado de New Jersey, nos dedicamos todos los días a construir un sueño a partir del joseo.


American Hustle (Dir. David Russell, EE.UU., 2013) se impone, lentamente pero con firmeza como una de las películas más provocadoras del año transcurrido, pero también como una mirada crítica a un período en la vida del pueblo de los EE.UU. Como de costumbre, y sobre todo en el cine de dicho país, siempre hay buenos y siempre hay malos. Y sobre todo, siempre hay un estado todopoderoso, que a pesar de sus errores, logra imponerse y transformar el mal en el bien. Entonces, al final de este proceso, todos y todas dormimos más tranquilos.

En esta película, Irvin Rosenfeld (Christian Bale) es un estafador de poca monta. Muy inteligente el personaje, sobre todo para la vida real, pero logra timar a sus víctimas con un esquema de inversiones, tipo piramidal. Así las cosas se empata con una amante, llamada Sydney Prosser (Amy Adams), los cuales juntos desarrollan un proyecto de estafar a todos por igual, y también de amarse con loca pasión. Pretendiendo ser una duquesa de origen inglés, ambos se entrecruzan en todos los niveles hasta que son intervenidos por el FBI, por vía de un elocuente y obsesionado agente: Richie DiMaso (Bradley Cooper).

DiMaso les propone un trato: por un lado no los acusa, mientras que ellos lo asisten en atrapar a un alcalde de un poblado de New Jersey, Carmine Polito (Jeremy Renner) quien es entrampado por el FBI asistido por dos timadores, juntos a varios congresistas y un senador de los EE.UU. Todo muy complicado para una película que desde sus inicios uno sabe cómo va a terminar. Ahora a diferencia de los clásicos de este género del drama o comedia, como por ejemplo The Great Gatsby (Dir, Baz Luhrmann, EE.UU, 2013;  Dir. Jack Clayton, EE.UU, 1974), House of Games (Dir. David Mamet, EE.UU, 1987) y Runaway Jury (Dir. Gary Fleder, EE.UU, 2003), en esta el crimen es perfecto, como diría el pensador francés hoy fenecido, Jean Baudrillard.

La trama se complica en este escenario de deslealtades, mientras en el seno de la relación amante de Rosenfeld y Prosser, el primero por sus propios cargos de culpabilidad en torno a su legítima esposa Rosalyn Rosenfeld (Jennifer Lawrence) y el hijo de ella, al cual Irvin había adoptado. La culpabilidad paternal de abandonar a su hijo, Danny Rosenfeld (Sonny y Danny Corbo) es lo que lo sostiene en su disfuncional matrimonio con Rosalyn.

Pero lo mejor de la película, la cual está basada en un hecho verídico de parcial corrupción gubernamental y parcial entrampamiento por parte del FBI, según sucedió en la ciudad de Camden en New Jersey, es cuando la mafia se involucra. En este momento el maestro de la actuación Robert De Niro se adentra como un líder mafioso de muy mala reputación (Victor Tellegio) y todo realmente adviene a un cambio.

Subsecuentemente, la trama se desenlaza mediante un complejo proceso de timos, entrampamientos y sobre todo de sobornos bien pensados desde la psiquis de los principales actores Irvin Rosenfeld y Sydney Prosser. No obstante, la importancia de esta película no yace en el ya trillado tema de los timos y engaños de personas de dudosa intención. Lo mejor de la película reside en adentrarse en la psiquis, buena o mala, de los personajes Irvin Rosenfeld, Rosalyn Rosenfeld, Sydney Prosser y Richie DiMaso. Esta parte del argumento principal de la película, es posiblemente su mejor y mayor contribución: adentrarse al mundo afectivo de los timadores y estafadores.

En fin, que la película ha sido nominada para 10 Oscares. Por otro lado, la película para aquellos que les gusta el viaje, sea de sexo, drogas, transgresiones, dinero y poder, pues llegaron al lugar correcto. Pero más que nada, para aquellos que les agrada una buena reproducción de una época (en el caso de la película la década de 1970) tienen ante sí un manjar de información, piezas musicales y sobre todo comportamientos culturales del momento. En esta medida, la utilización de la vestimenta en la película, los recortes y cuidos de los cabellos, y más que nada la calidad de la música utilizada a través de la película, hacen de ésta un viaje al pasado de carácter fenomenal.

Esto incluye una reproducción del famoso baile que inmortalizará a John Travolta en el personaje de Tony Manero en la película Saturday Night Fever (Dir. John Badham, EE.UU, 1977). En escena Prosser y DiMaso bailaron al ritmo de música disco, no de los Bee Gees, pero se contorsionaron como en su momento lo hiciera Travolta/Manero.

En fin, no la recomiendo por la trama de los timos y estafas. La recomiendo por la calidad de todas las actuaciones, y por el drama psicológico entre los cuatro principales actores. No le cuento más, pues con 10 nominaciones, usted debe verla y decidir si le gusta o no.

Se torna en una obligación verla, en o antes del 2 de marzo, fecha cuando se anuncian los ganadores de los Premios Oscar en Hollywood, EE.UU.