El trabajo y sus escondidos poderes para algo más que el dinero

Agenda Caribeña
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La actividad de trabajar siempre ha sido un tema, pero me parece que estos últimos años es un tema mucho más abordado. Ya sea porque hay poco trabajo, por no estar remunerado adecuadamente o porque vamos al trabajo muchos años cronológicos, lo que no es lo mismo que trabajar mucho.

En cualquier momento el tema del trabajo o de la actividad de trabajar se trae a la mesa muy seguido. Sin embargo, casi siempre se escucha solo en relación a la remuneración económica.

El desempleo por ejemplo que sería la falta de trabajo es un tema a lamentarse porque el desempleado no genera dinero. La economía no se mueve si las personas no gastan dinero que, por otro lado, ganan usualmente llevando a cabo alguna actividad laboral.

En los últimos tiempos el tema dinero asociado al trabajo o a la falta de trabajo, es decir al desempleo es un tema candente. Sin embargo, en esto como en tantos otros temas provoca escudriñar un poco más para no perder de vista otras certezas asociadas al trabajo.

  • Que el trabajo es mucho más para los individuos y su sociedad que la mera relación con el dinero;
  • Que el trabajo se lleva a cabo para llenar una necesidad en la sociedad que no solo genera riqueza económica;
  • Que el trabajo dignifica al que lo ejerce y al que lo recibe;
  • Que el trabajo que hacemos define mucha de nuestra participación en la vida.

Por otro lado, todos conocemos personas que si no fuera porque le pagan un sueldo no trabajan. Otras, ya de plano, no trabajan se niegan a dar un tajo y en nuestro País estos individuos se las buscan de maravilla y no trabajan que es su deseo. Otros trabajan muchas horas porque eso les lleva a ganar más dinero, cosa que a esas personas les satisface tener cuanto más mejor. Existen otras personas que parecen ser una minoría, cuyo trabajo es una especie de misión, mantienen sus necesidades con su trabajo y ganar dinero no es su primera motivación.

El trabajo es cosa seria. Pensar que solo sirve para ganarse la vida, me parece un insulto a una actividad que define la identidad de los que la practicamos, forma conciencias y da sentido a la sociedad que deseamos.

Quizás ese ha sido uno de nuestros errores educar a nuestros hijos para que estudiaran una carrera lucrativa, lo que en muchos casos les ha provisto de una posición económica saludable. Y por otro lado les ha dejado el alma vacía. Es muy triste ver personas que lo poseen todo y carecen de todo, no suelen ser capaces de solidarizarse con los que no tienen empleo. Muchos piensan que todos son unos vagos que quieren vivir del cuento.

Una de las maneras más eficaces de sentir la pertenencia a la sociedad en la que vivimos es sin duda el mundo del trabajo. El trabajo no es sólo la actividad que realizamos sino, y más bien, lo que esa actividad logra hacer en nosotros. En este sentido es sencillo observar a las personas y por su comportamiento leer a que trabajo se dedican. Es casi como si su actividad laboral escribiera en sus comportamientos y su rostro sus maneras particulares de labor diaria.

Para muchas personas presentarse a su trabajo es un calvario diario que solo se suaviza con el pensamiento de los cheques que le llegan dos veces al mes. Conozco individuos que llevan su cuerpo físico al trabajo todos los días dejando sus mentes y sus corazones en algún otro lugar. Si pensamos que esa persona llevara su cuerpo al trabajo en desconexión por unos 30 años de su vida, quizás podamos entender el grado de frustración de tantos rostros en nuestra sociedad. Sentir que un día no se diferencia a otro porque estamos contando los días para el próximo día libre o las anheladas vacaciones es un tormento que muchos viven en nuestro País.

En este momento donde la actividad del trabajo, sus luces y sus sombras están en la conversación diaria, quizás podemos hacer algo para el futuro.

Propongo, enseñarle a nuestros niños y niñas a conocerse tan bien que cada uno descubra una actividad de trabajo donde pueda poner todo, su corazón y mente. Eso haría un cambio generacional de seres más libres, contentos y satisfechos con su actividad laboral. Lo que nos llevaría a menos rostros frustrados en nuestro entorno y probablemente a menos violencia.


La autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.

(787)753-2848—399-3114

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