A Sheila Isabel Ortiz, otra sirena del mar
Jamás cambiaría la libertad de deslizar el bolígrafo por las páginas en blanco y filtrar los mensajes que me llegan del Universo a mi Multiverso. La buena fortuna de canalizar destellos alfabéticos para hacer sentir la fragancia de las azucenas. Jamás cambiaría escribir lo que pienso y declarar la delicia de caminar, con los pies, bien puestos en el suelo, abrazando lo recorrido. La plenitud del silencio ofrece un aplauso a la vida. El presente, como un regalo, traducido al inglés, sí, como un "present", el regalo del ahora.
Obsequio del respiro una oda al ahora. Momento poderoso cotidiano. Felizmente avasallada por los caminos de tierra y mármol los cuales he bailado y danzando en compañía de mis seres. Viajando con fé. La sonrisa de un niño que acurruca un futuro diferente. La hermosa distancia madura, que muestra la riqueza del desapego en armonía y luz. La gente no cambia, solo con el tiempo se quitan sus máscaras. Revelan sus verdades. Como los monos sabios: "see no evil, hear no evil, speak no evil". Corrupción en la fauna. Oscuridad en la selva, silencio en el río, sólo la brisa mueve las cosas. Relojes y espejos… que están en todas partes, para medir el tiempo y mirarse por dentro. Impermeabilización orgánica. Selección natural. El arco dirige a la flecha dependiendo de la magnitud de la tensión en él. Según la tenacidad de la fuerza, liberará la flecha para penetrar el destino. El vencedor anda solo, invisiblemente acompañado de sus dioses dorados y morados, besados por miles de mariposas acuáticas. Sin mirar atrás, para evitar ojos de piedra y perdonar a Medusa. ¡La infinidad de las letras auguran eones de tinta amorosa, para hacer deslizar el bolígrafo y afirmar la reflexibilización de la vida!