Ucrania: entre Occidente y Rusia

Política

El conato de invasión por parte de la Federación Rusa a Ucrania ha desatado la histeria Posguerra Fría. El personaje de Vladimir Putin despierta sospechas profundas sobre las intenciones geopolíticas de Rusia en Ucrania. Por un lado se alega que se trata de un movimiento augurado en tiempos del final de la Guerra Fría. Algunos autores en esa época analizaron el proceso de desarme nuclear de Ucrania ante el poderío Ruso como un riesgo, pues Rusia terminaba teniendo un poderío militar inigualable ante sus países vecinos. Se partía del supuesto de que el fin de la Guerra Fría implicaba el final de las hostilidades entre Occidente y Rusia. Pero la historia ha mostrado su rostro oculto. Hoy la realidad se revela distinta. Ucrania se ve expuesta al poder militar de Rusia, y ahora, Ucrania sin armas nucleares. La desventaja militar de Ucrania es resultado del desarme de mediados de la década de los noventa.


Otra perspectiva que hay que considerar al hablar del problema ruso-ucraniano es que se trata de una región intermedia entre Rusia y Europa. La naturaleza intermedia de la región le asigna una gran importancia geopolítica. Por un lado, el Mar Negro y, por otro lado, Europa son los extremos de ese carácter intermedio de la región. 

Putin afirma, poniendo de su lado a la historia, que en Ucrania ha ocurrido un golpe de Estado. Ese golpe de Estado ha propiciado la salida del presidente legítimo el cual ha solicitado la asistencia de Rusia al haber sido depuesto. Esa solicitud de asistencia coloca a Rusia en una posición de ventaja ante Occidente. El G-8 ha alegado que la entrada de tropas rusas a Crimea es una violación del derecho internacional. Pero el análisis de Putin pone en jaque esa crítica pues la intervención se motiva por la petición del presidente legítimo de Ucrania.

El análisis de esta situación no puede obviar lo que Putin ha dicho anteriormente sobre su relación con Europa. En su autobiografía, publicada antes de su elección como presidente en el 2000, Putin afirma que Rusia es Europa. Esa afirmación pone en duda que las acciones de Rusia ante la crisis de Ucrania tengan como fundamento una lucha frontal entre Occidente y Rusia. Los datos nos indican que hay otro elemento que se tiene que tomar en consideración. Rusia ha sido marginada por la comunidad internacional. Por un lado, las relaciones entre Putin y Bush se vieron dañadas a causa de la oposición de Rusia a la invasión de Irak. Hoy, una invasión, en menor escala, de Ucrania por parte de Rusia, coloca a ambos jugadores frente a frente. Ayer fue Irak, hoy es Ucrania.

La retirada estratégica de Putin del territorio de Ucrania no es un triunfo de Occidente ante Rusia. Esa retirada es temporal; más bien se trata de un anuncio de un espacio de negociación. ¿Quién tiene el control de esta crisis a nivel internacional? Al parecer Rusia tiene el control, pues su proyecto no está basado en un concepto reducido de la nacionalidad rusa. Este conflicto está basado en el choque entre tres proyectos hegemónicos mundiales. Por un lado, Europa controlada por Alemania, por otro lado, Estados Unidos con su proyecto de expansión hegemónica y en tercer lugar, Rusia representando un sector que, aunque marginado al finalizar la Guerra Fría, trata de recuperar un espacio vital que le brinde seguridad sin convertirse en satélites de sus antiguos enemigos. Ucrania es víctima, a nivel internacional, de ese choque. Rusia ha aprovechado una circunstancia que le puso en bandeja de plata a Ucrania. Ya en 1993 se veía venir.

Crédito foto: UP9, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)