Hugo, Paco y Luis… reinterpretando la magia de Disney a ritmo Caribeño

Cine caribe

Si no lo leo ni me lo imagino: Hugo, Paco, y Luis, son los tres sobrinos del Pato Donald, este insigne personaje creado por la corporación de Disney de dibujos animados en el 1938. Es decir, tres idénticos gemelos, de complexión caucásica blanca, prestos a ser los diligentes personajes del tío Donald. Para muestras todos los botones.

En los albores de la Segunda Guerra Mundial, el mundo del entretenimiento crea un personaje de rápida reproducción y masificación, todos iguales, que le imprimen un sentido de uniformidad a la vida. Sobre todo bajo la conducción del agradable tío Donald, quien es el líder de la comarca. No es para menos, “I want you”, frase indiscutible del tío, en este caso el Sam, es el que busca al hombre, para ser reclutado e ir a defender la nación.

Ahora bien, reapropiarse de la historia de Disney, el grito de la guerra e interpretarlo en una película callejera o road movie boricua/argentino, firmado en las localidades de USA, Argentina y Puerto Rico, es como todo, una locura caribeña. Sí, de eso se trata Hugo, Paco, Luis y tres chicas de rosa (Dir. Edmundo Rodríguez, Puerto Rico/Argentina, 2014). En particular, porque nosotros no somos el pato Donald, ni sus tres sobrinos, y la recreación de una película callejera convertida en cine “internacional” es decir, sin ningún referente a lugar alguno, se torna en un proyecto fílmico cuya enajenación de lo local es difícil de comprender. ¿Por qué mi único referente contextual/nacional lo es el Pato Donald? ¿Será por qué vivimos bajo el dominio del capital corporativo estadounidense?

Pues realmente me intriga. La historia pasa en un mundo, que tanto es Puerto Rico, la región sur/oeste de Cabo Rojo, o el desierto en Arizona, o la pampa Argentina. Ahora bien sabemos que hay un faro, donde el profesor de literatura inglesa, Paco (Fernando Terrazo), va en busca de suicidarse y decide contratar a Hugo (Nicolás Pauls) para que lo ejecute. Así las cosas se detienen en un “Dinner”, o restaurante a la americana, de carretera y se encuentran con las tres chicas de rosas, Lola (Sandra Teres), Olga (Agustina Lecouna) y Sara (Claudia Monclova) las cuales son las meseras/dueñas del lugar que a su vez tiene un hotelito de buena muerte. Luego entra el personaje de Luis (Ezequiel Stremiz), quien funge como el amante pesado de Olga y de una tercera mujer llamada Celia (Cristina Sesto).

La trama es buena de momentos, y por otros momentos muy lentos y carentes de una identidad. El cine “internacional” como apuesta, a veces solo lo hacemos en Puerto Rico. No es una idea que jamás alguien la pensaría en Hollywood. Allí el cine es de los EE.UU. Pero en la falta de identidad, Hugo, Paco, Luis y tres chicas de rosa, pierde sabor.

Por ejemplo, otra pudo haber sido la película si en lugar de un “Dinner”, la misma se desarrollaba en una buena cafetería dominicana de Santurce, Puerto Rico. Haberle imprimido el sabor que merece este Caribe, tan inmenso, pudo haberle ofrecido un poco más de dirección. Más aún, y siguiendo la tradición del Pato Donald, la invisibilidad de lo racial, una constante en el cine “internacional” en Puerto Rico (por ejemplo Broche de Oro; Dir. Raúl Marchand, P.R., 2012), desatiende otros asuntos medulares del cine contemporáneo y la complejidad de las temáticas en la narrativa visual.

Dicho lo anterior, el trabajo que el director Edmundo Rodríguez, asistido por varios miembros de su familia, entre otros su hermano y guionista Gilberto Rodríguez, merece ser analizado con cuidado y delicadeza. A todos nos juzgarán al final por nuestra consistencia, y no hay duda que los hermanos Rodríguez se han dedicado a hacer cine en serio y de forma continua en Puerto Rico.

Pues bien, deben verla. No por nostalgia, ni por paternalismo cariñoso. Debe verla pues Hugo, Paco, Luis y las chicas de rosa se deja ver. Destaco la actuación de René Monclova, quien realiza varios personajes en la película, algunos de ellos impartiendo mucha alegría.

Muévete, antes que la quiten.