La Gran Belleza – incomprensible homilía en tiempos post-modernos

Cine caribe

La Gran Belleza (Dir. Paolo Sorrentino, Italia, 2013) es una película difícil de entender. Tan difícil, que aún la sigo entendiendo. Pero, tiene un truco importante, que si no la ve, no podrá ir de vacaciones a la Roma de hoy. Es decir, la película es un docu-drama, hecho ficción, y narrado de forma evocativa para el público que le gusta el cine más allá de la contemplación. En otras palabras, ¿De qué trata la película que vive que no entiendo? Literalmente hablando, habla del último capítulo del fin del imperio romano, es aún moribundo, pero que se traduce en imperio aún.

La película narra la vida del escritor Jep Gambardella (Toni Servillo), quien cumplido sus 65 años descubre que no ha hecho nada más que vivir de la fama de haber escrito una novela exitosa a sus 20 años. Para este hombre maduro, la vida de ser periodista, de codearse con las envejecidas izquierdas romanas, muchas de ellas post-partido comunista, es más que nada un lujo. Un lujo de poder vivir “politically correct” a pesar de que su vida es parte de un proyecto que de forma dominante se ve como decadente. No es lo mismo mucho sexo, consumo de drogas sugerido, y más que nada frivolidad, a los 20 años que a los 65 años. La vida no vale nada, nos recuerda el cantautor.

Pero realmente hablando la decadencia que desea ilustrar la película, en el diálogo casi monólogo que lleva Jep Gambardella con los otros personajes, es particularmente uno de hedonismo, auto-suficiencia y mucho egocentrismo. En esta medida, la película nos ayuda a entender como es el mundo en la Roma italiana de Silvio Berlusconi.

No obstante, la película tiene literalmente hablando un gancho o truco que es difícil de entender y descifrar. Más allá de la estética no lineal en la cual se comunica el filme, narrativa que rompe con los esquemas de Hollywood, la película realiza una profunda reflexión en torno a la espiritualidad católica en la cultura romana e italiana. Esta parte es bien curiosa del filme, por algo la homilía postmoderna que invoco. La película recuenta las leyendas bíblicas, de María Magdalena, de la muerte y la vida por el creador, y del testimonio base de Jesús, desde una perspectiva, por decir lo mínimo, revisionista. Ojo, que no se transforma solo la historia, sino que se modifica la propia estética con la cual se ha vivido desde el año 0. Esta es la parte más fascinante del filme: la visita inesperada y provocativa de los relatos bíblicos originales. Pero cuidado, que lo que viene es fuerte, y no se lo he de contar.

Recomiendo esta película que realmente hablando es cine arte. Difícil pensarlo como un producto de Hollywood o Bollywood. Pero con cuidado, que la película es difícil de entender y digerir. No obstante, debe de estar en su lista de actividades para este fin de semana.