El pasado domingo asistí a una concurrida actividad que organizó el buen amigo Carlos (Cao) Delgado en Aguadilla. Aprovechando la conmemoración de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico se organizó no solo en Aguadilla y sí que también en Mayagüez, San Juan, Ponce, Humacao, Loíza y en la República Dominicana unas manifestaciones en solidaridad con el reclamo de indulto para Oscar López. Este, como sabemos, lleva preso 33 años ya que fue encontrado culpable de Conspiración Sediciosa. Sin entrar en los méritos de la acusación y de la prueba presentada, hay unos hechos ciertos que no admiten discusión. Oscar López luchaba por la independencia de Puerto Rico. El no hizo algo distinto a lo que hizo Washington cuando luchaba por la independencia de las Colonias Americanas. La diferencia estriba en que los que triunfan en la lucha por la independencia, la historia los reconoce como los Padres de la Patria, los que no logran su objetivo o mueren o terminan presos. Otro hecho que no admite discusión es que en estricto Derecho la sentencia impuesta es muy larga y no guarda proporción con la gravedad de los delitos imputados o de los hechos cometidos.La actividad en Aguadilla contó con la participación del Alcalde, Carlos Méndez (PNP), legisladores municipales, también del PNP que leyeron una proclama aprobada por la Legislatura Municipal de Aguadilla. Estuvo también presente el Representante Armando Franco (PPD), Noemí Cardona, Presidenta del Comité de Aguadilla del PPD. De igual manera asistieron líderes del PIP, sacerdotes Católicos, pastores Evangélicos en fin, un nutrido grupo de aguadillanos que se solidarizan con la injusticia de mantener preso a un ser humano por tanto tiempo sin propósito real alguno. Resalto hoy está actividad ya que el amigo Cao Delgado logró unir a tantos y distintos aguadillanos por una causa justa que debería servir de ejemplo para tantas otras actividades que requieren la unidad de nuestro pueblo ante la crisis moral, económica y política que hoy sufrimos. Para unir al pueblo no solo se requiere una causa justa y sí que también un líder que goce de la credibilidad de dicho pueblo.