2:55 a.m.

 

Prevalece el silencio, la sílaba

agotada. No importa decir

                     nada:

hay mudez porque todo se concentra,

tiembla y reposa en el impulso que vierte

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esa mujer desangra amor

por las venas clausuradas de odio y olvido

lucha contra su piel ajada

clava su llanto en un manto de silencio

hoy

mañana

hoy

mañana

reverbera la desidia de un pueblo amurallado

 

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Noche sin noche

luz oscurecida canto que claudica

voz, las pocas palabras agrestes

un descielo yerto de luceros

porque amar es acto de claridades

calcina la herida del tiempo la fe

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Cuando tus ojos en el libro los desee en mi pelo
y sienta la nostalgia de tus manos
que reposan tranquilas en la mesa
cuando sepa el olor de tu piel
cuando mi cuerpo sepa el peso de tu cuerpo
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Cada ser humano es un mundo. Tirada en un pasillo observo a los humanoides que comparten mi entorno. Un hombre vestido con camiseta y pantalón corto de color negro mira en su móvil una novela colombiana. El volumen de su artefacto está tan alto que, aunque estoy en la otra esquina, escucho el melodrama. Cambio la vista y una madre e hija hablan con otra mujer a la que acaban de conocer. Tal parece que fueran amigas de toda la vida. La matrona, aprovechando que su retoño va al baño, le comenta a la extraña: “Mi hija es jamona, no se casó y tampoco conoce varón alguno. Hace diez años que me cuida. De mis otros dos vástagos solo puedo decirte que apenas tengo noticias de ellos.” La hija, al regresar de hacer sus necesidades biológicas, le comenta a la extraña: “No le hagas caso a las historias de mi madre. Está más loca que una cabra. Cree que soy virgen pero no sabe que he corrido la seca, la meca y la tortoleca.”

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 ¿Qué sería del mundo

sin los poderosos,

seductores movedores de masas,

solidarios de sí mismos

y de sus creencias,

qué sería del mundo

sin los fanáticos,

seguidores de los seductores

y movedores de masas?

TwitterFacebookHola, ni People

tendrían razón de ser.

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Con nostalgia recuerdo, que cuando era adolescente, me aumentaba la edad porque quería ser grande. Ahora que soy grande, descubrí que llegué a esa edad, donde las citas dejaron de ser amorosas para convertirse en médicas.

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