Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez
Lo social es el conjunto de dimensiones de la vida colectiva que no pueden reducirse a la existencia y la experiencia particular de los individuos que componen una determinada sociedad. Esta definición no es neutral. Define lo social por la negativa, lo que permite atribuirle una infinidad de atributos que varían de época a época. Es, por otra parte, una definición eurocéntrica porque presupone una distinción categorial entre lo social y el individuo, una distinción que, lejos de ser universal o inmemorial, es específica de la filosofía y de la cultura occidentales, donde solo se volvió dominante con el racionalismo, el individualismo y el antropocentrismo renacentista del siglo XV, que tuvieron en Descartes a su teórico más brillante. Tanto es así que la máxima expresión de esta filosofía–cogito, ergo sum, “pienso, luego existo”– no tiene traducción adecuada en muchas lenguas y culturas no eurocéntricas. Para muchas de estas culturas la existencia de un ser individual es tan problemática como absurda. Es el caso de las filosofías del África austral y de su concepto fundamental, ubuntu, que puede traducirse por “yo soy porque tú eres”, o sea, yo no existo sino es en mi relación con otros. Los africanos no necesitaron esperar a Heidegger para concebir el ser como ser-con (Mitsein).