Ayer fui a la sede del Partido Independentista Puertorriqueno. Como lo he destacado de forma plena y sencilla, desde el año 2000, soy funcionario de colegio electoral de dicho partido. No milito en el PIP, pero como ellos, creo solo en la independencia nacional de Puerto Rico. Y de forma clara y contundente soy pregonero que la única opción, por el medio que sea, para desarrollar a un conjunto de personas llamado nacion, es por vía de la independencia nacional.
En esta medida, cuando voy ayer a la oficina central de dicha colectividad me encuentro con que hay una fila, histórica, larga, y más que nada llena de gente joven, blancos y negros, doñitas de 40 a 60 años y algunos dones, haciendo fila para tomarse una foto con Juan Dalmau y que este les firmara la promoción que regalaban en el PIP. Es decir, la gente del PIP no reconocía este acto de soberanía popular, del pueblo, que se expresa hoy en verde. Cientos de personas, gente común de a pie pasaron ayer por la oficina del PIP.