(San Juan, 9:00 a.m.) Un devastador terremoto sacudió la ciudad de Charleston un 31 de agosto de 1886 a las 9:50 PM, dejando unos sesenta fallecidos, casi el 80% de los edificios damnificados, los cables, represas y rieles del tren destruidos, y miles de pobladores sin viviendas.  Entre los fallecidos había un cubano habanero, José E. Ramos, de 74 años, residente de la calle Meeting, que llevaba 40 años en el país. 

Considerado uno de los más destructivos en la zona, mi interés por “El terremoto de Charleston” de José Martí, publicada en “La Nación” (Argentina), un mes y medio después (14 y 15 de octubre de 1886), es el resultado de una larga seducción por el tema, retroalimentada por mi actual residencia en la ciudad.  Su lectura en un curso de literatura hispanoamericana dejó una primera impactante imagen de Charleston. Luego, el contacto en un seminario graduado con “El terremoto de Lisboa” de Voltaire, sobre el Gran Terremoto de 1755, ocurrido un 1ero de noviembre, Día de Todos los Santos, acrecentó la curiosidad por aprender más sobre la naturaleza de los desastres, sus efectos e implicaciones éticas, sociales y políticas. A la nación de navegantes, un terremoto la privaba del rico legado de bibliotecas, palacios, arquitectura manuelina, así como de mapas y secretos de navegación que el país sigilosamente guardaba, marcando el fin de una era y el inicio de la ciudad de amplias avenidas y moderna que conocemos hoy.  Voltaire y Martí, en dos siglos distintos, singularizaban un sismo, su capacidad destructiva y su impacto global en dos ciudades: Lisboa y Charleston.  Ninguno había visitado las ciudades cuya destrucción inscribían literariamente. Y para algunos estudiosos, el inicio del periodismo en las Américas estaba vinculado a la impresión de una noticia, en forma de hojas volantes, como era  costumbre, por el primer tipógrafo en las Indias, Juan Pablos, en casa de Juan Cromberger, impresor, México, sobre  un terremoto ocurrido en septiembre de 1541 en el Reino de Nueva España: “La Relación del espantable terremoto que agora nuevamente ha acontecido en la ciudad de Guatimala es cosa de grande admiración y de grande exemplo para que todos nos comendemos de nuestros pecados y estemos aprescibidos para cuando dios fuerere servudi de nos llamar”.  

Residir en Charleston, ciudad puerto, puente comercial y cultural en una zona sísmica, bajo el nivel del mar y de regulares anuncios de tormentas, huracanes, tornados, es revivir la anticipación, la zozobra, o en el peor de los casos, padecer el sufrimiento de estragos, humanos y materiales.  El síndrome remite a los sentimientos vertidos en la popular plena “Temporal”.   De catástrofes y calamidades, naturales o humanos, empezando por el gran diluvio, y su lamentable legado de muertes, enfermedades, desplazamientos y sufrimientos, está constituida la historia, nutriendo el arte y la literatura.      

No es extraño que Martí escribiera sobre el terremoto de Charleston.  Su producción evidencia esa preocupación por los desastres, como las nevadas (” Invierno norteamericano”, “Nueva York bajo la nieve”), desbordamientos (“Las inundaciones de Ohio”, “Inundación en Francia y Alemania”) e incendios, en los bosques y en la ciudad.  Su crónica ameritaría enmarcarse en la tradición de literatura sobre fenómenos naturales que han alterado, modificado y marcado un antes y después, una literatura llamada de desastres o calamidades, que en el siglo dieciocho se denominaba catastrofismo.   Cada país comparte un repertorio de desastres que la imaginación inscribe para rememorar y dejar constancia de lo ocurrido, entender el cómo, detallar las consecuencias, y buscar explicación al porqué. En Chile, tal vez el país más sísmico del continente americano, el primer poeta chileno, don Pedro de Oña, en 1609 envió al Virrey del Perú la descripción de uno en su poema, Temblor de Lima. La recién experiencia post huracán “María” en Puerto Rico es buen ejemplo de la amplia, y variada producción creativa articulada en diversas disciplinas.    

Esta crónica, anterior a la consolidación del pensamiento maduro de Martí sobre el pasado, presente y futuro de los pueblos hispanoamericanos de “Nuestra América” (1891), y “Mi raza” (1893), ha suscitado críticas en torno al rol del corresponsal y testigo ocular de los hechos, sus fuentes, la representatividad de la población negra, entre muchos temas.  Ha posicionado Charleston y Carolina del Sur como centros académicos importantes en los estudios martianos.  Desde la Universidad de Carolina del Sur (Columbia), el Dr. Jorge Camacho, autor de importantes libros sobre Martí, en “Miedo negro, poder blanco en la Cuba colonial” (2015) estudia las intersecciones entre raza, el discurso cientificista de herencia de la época, y las ideas uniformistas de Emerson, mientras que en el College of Charleston, el Dr. Jorge Marbán, ya fallecido, examinó la prosa periodística de Martí.  Fue defensor de la integridad y prestigio del “venerado” Martí, acusado de plagio por el crítico, Dr. Robert Gerardi, quien, en 1982, advertía de ciertos errores fácticos sobre la ciudad, privilegiaba al “News and Courier” de Charleston como su fuente principal y cuestionaba su postura como testigo ocular cuando no conocía Martí la ciudad. Mientras algunos especulaban sobre posibles rotativos neoyorkinos como fuentes, el historiador Richard Cote, que residía en Charleston, avanzaba la teoría de que tal vez los cónsules de la Argentina en Charleston, Motte Alston Pringle o el de España, Nicanor López Chacón, pudieron haberle telegrafiado la noticia puesto que Martí había sido cónsul de Uruguay y de la Argentina en Nueva York. Sin embargo, el mismo Martí acredita en 1890 los reportajes que Henry Grady, amigo y columnista que admiraba mucho, publicara en el New York World del 1 al 9 de septiembre de 1886 como una de sus fuentes,  

Charleston goza de celebridad como una ciudad acogedora, destino histórico para los interesados en la guerra civil, las plantaciones de arroz, entrada al comercio de esclavos, pero también como centro turístico, gastronómico, de casamientos, recreación y entretenimiento. Un rasgo de la silueta paisajista de la “Ciudad santa” es la aparición de torres o campanarios de iglesias, que hoy compiten con los modernos hoteles, las terrazas bar, condominios y los paseos por el mercado central que reciben a los turistas y nuevos pobladores.  Uno de sus más antiguos templos, el metodista y episcopal Emanuel, en la central calle de Calhoun, fue cede de una masacre en la que nueve feligreses fueron tiroteados por un joven blanco el 17 de junio de 2015, disipándose momentáneamente la proyección de la ciudad de gentil convivencia sureña, de las artes, de anuales festivales, que poco a poco abre espacios a la diversidad étnica que la va ocupando.  

¿Qué cartografía de Charleston y que peculiaridades de sus habitantes capta e inscribe para el público lector hispano de fin de siglo diecinueve a través de sus fuentes?  Martí, empieza dibujando un apretado cuadro que singulariza los lugares icónicos que tradicionalmente asociamos a la ciudad. Luego, como en una caja china, las miradas y experiencias de otros (afroamericanos y socorristas) amplían desde sus miradas la visión de los habitantes y los daños, manifestando a su vez las relaciones entre los diversos grupos.  

La crónica es un cuadro intenso de observaciones, impresiones y dramatizaciones sorprendentes y metafóricas, infusas de sentencias, aforismos.  El comienzo, un gancho tan enérgico como asombroso, inquietante como cautivador, seduce al lector rápidamente: “Un terremoto ha destrozado la ciudad de Charleston: Ruina es hoy lo que ayer era flor”.  Las secuencias, terremoto-destrucción-ruina, y antítesis, muerte-vida, ruina-flor, como planos de una película, visualizan, alertan y advierten filosóficamente no solo sobre la fragilidad de la vida, sino de todo proyecto.

Primero focaliza un antes armónico, de equilibrio y un después de destrucción y caos. Segundo, detalla las consecuencias materiales, emocionales y psíquicas en la ciudad y población, seguido, tercero, de una reflexión sobre la causalidad, y cuarto, y final, celebra la vuelta a cierta normalidad, con esperanza y alegría, simbolizada en las risas de dos recién nacidos gemelos que comparten con su madre en medio de la desolación. 

Dentro de ese cuadro de devastación Martí inscribe cinco imágenes distintivas, que continúan todavía hoy asociándose al imaginario de la ciudad: “ciudad de acogida”, “pueblo apacible”, “lánguida concordia”, “poca ciencia e imaginación ardiente”, y de “jubileo religioso” 

En la configuración citadina Martí presta atención a su ubicación y periferia, áreas de influencia, posición, su planificación urbanística y la población. La describe panorámicamente elevándose del “agua arenosa de sus ríos” como un “cesto de frutas”, que se extiende en pueblos lindos, rodeados de bosques de magnolias, de naranjo y jardines. Su importancia histórica-económica la proyecta en el simbolismo de los lugares e instituciones que selecciona. Privilegiar el puerto es distinguir su importancia estratégica en el comercio internacional. A este “pueblo de buques”, que recibía y exportaba “algodón para Europa e India”, del que se omite su rol en el comercio de esclavos, le suma  el halago de haber recibido “con bondad a los viajeros infortunados de la barca Puig”, atributo por buen tiempo incomprensible, pero que ilustra el estilo amplificador de Martí para comunicarse con un público lector específico, que muestra  su profundo conocimiento de los asuntos políticos del continente americano y que le permite intercalar una denuncia de la falta de libertad de expresión y política, por ejemplo, en el Uruguay de 1875.  Ricardo Hernández Otero y Diego del Pozo (2019) aclaran la enigmática alusión, señalando que se trataba de un barco mercante catalán, comprado por el gobierno uruguayo (Transporte Nacional Puig) en calidad de buque de guerra para deportar a unos quince ciudadanos liberales, entre ellos políticos y directores de periódicos, críticos del entonces gobierno uruguayo para “sepultarlos en el fondo de un barco y lanzarlos en las aguas de Cuba”. Al negársele entrada a Cuba, siguen a Charleston, donde a los forzados viajeros se les recibe y proveen las condiciones para regresar.  Entre los infortunados estaba Agustín de Vedia, sobrino político del fundador de “La Nación” en Argentina, y por lo tanto primo de Bartolomé Mitre Y Vedia, director del periódico cuando Martí escribe sobre el terremoto.  

Gracias a Martí, la primera gran distinción para la ciudad es de reconocimiento por su condición de puerto hospitalario y de acogida a los afligidos políticos latinoamericanos, promocionando Charleston como destino de libertad, acogida, y de solidaridad para con los perseguidos.  

Los otros lugares son emblemáticos: el fuerte Sumter, por la guerra civil; la calle King por su comercio; la de Meeting, por sus hoteles lujosos.  Aprecia la arquitectura colonial.  Subraya su tropicalismo al señalar que “no se caen las hojas de los árboles”; que se mira al “mar desde los colgadizos vestidos de enredaderas”, que las calles “van derechas a los dos ríos”, y está formada por “residencias bellas”. La configuración de viviendas las distingue de las del norte por no estar pegadas “hombro con hombro” sino a distancia, contribuyendo a “la poesía y decoro de la vida”.  Dentro de esa representación destaca la buena disposición de la mano de obra de color.  La ornamentación que embellece las barandas apunta, es el resultado del trabajo matutino de “negras risueñas”.  Estima la existencia de una convivencia, endeble, pero armónica como otro rasgo definitorio de la ciudad.  Asegura que después de la guerra civil los blancos y negros viven en “lánguida concordia”.

La ciudad se representa, lógica y cuidadosamente maquillada, como un centro moderno, que goza de desarrollo, comercio, riqueza, técnica, trabajo, arte, poesía, belleza, todos estándares de una ciudad floreciente, próspera y progresista.   Pero esta visión de “ciudad apacible”, de “lánguida concordia”, bella, floreciente y armónica, posible modelo urbano de exportación, la descompone el terremoto: “Ocho millones de pesos rodaron en polvo en veinticinco segundos”.  Todo es ruina material (“las torres están por tierra”; “las casas son unas ruinas”). Toda “majestad”, grandeza, autoridad y superioridad sobre otros, rueda por el suelo.  Los pilares de la modernidad técnica y del progreso (ferrocarril, locomotoras) son devorados.  El cementerio cobra preeminencia.  El desastre introduce sus primeras consecuencias notables en la población, el horror, y la irracionalidad: “Se nota en todas las caras…que acaban de ver la muerte: la razón flota en jirones en torno a muchos rostros”.  Esa impactante imagen surrealista remite al espanto, terror y miedo de la gente. Las escenas que se suceden son muchas, conmovedoras y retratan las acciones desesperadas por escapar, huir, o sobrevivir.  

Los próximos calificativos asignados a la ciudad atemperan la inicial seducción de los lectores cosmopolitas y progresistas bonaerenses su puerto hospitalario, y pueblo de armónica convivencia y tranquilidad: “país de poca ciencia e imaginación ardiente” y “ciudad de jubileo religioso”.  Ambos captan la centralidad de la religión en la cultura sureña.  Martí remarca el cuantioso número de “gente devota” y la presencia excesiva de iglesias de diversas denominaciones, que en la visión positivista y progresista de la época se asocian a la falta de una formación científica. Los habitantes buscan en sus creencias explicación, resignación, o salvación.  Mientras Martí se muestra más empático con manifestaciones religiosas no eurocéntricas, aprovecha para desenmascarar la hipocresía, por ejemplo, de los pastores, a quienes tilda de “necios” por incendiar a la muchedumbre campesina con mensajes de ira.  Caricaturiza a aquellos que basan sus creencias en el castigo o miedo de Dios antes que el amor: el masón que sale despavorido de su iniciación, con el mandil todavía agarrado a la cintura o del indio cheroqui que venía de pegar a su mujer, y ante el temblor, se arrodilla jurando que jamás la volverá a maltratar. 

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(San Juan, 1:00 p.m.)
Hay un silencio de flores
y arcanos desnudos, videntes.
¡Sobre la tierra, una serena
pesadumbre de luz violeta
tiñe con rabia
tus letras idas
de entrañables argumentos!
Entre el gesto agreste de tus cuerdas
y el orificio de mis orejas
unas flores de silencio
se acercan con sus ayes.
Bajo mi cielo, amado,
perfume de olvidos.

(San Juan, 12:00 p.m.)

Una tristeza microscópica

como del odio de Dios

o el de

la estupidez y la maldad humanas

me versa del sueño al despertarme.

Hoy no celebro nada

ni flor muerta ni alcantarilla

de palabras

porque estoy presa

contigo, con nadie y la nada

-abarrotados de incertidumbre y de falsas risas de memes pasajeros…-

Lo siento.

Hoy me huye el verso

hoy me lleva el grito como puño de golpe de agua.

¡Jusiticia! Miran mis ojos buscándola

para la madre tierra que guarda su ecuación perfecta.

¡Castigo para el Tanos humano

asesino de ancianos!

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(San Juan, 12:00 p.m.)
Hacíamos el amor en una silla
él tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás
el pelo largo que me gustaba oler
que me gustaba enredar
mientras me apretaba firme    sin movernos casi
en la silla   -es difícil explicarlo-
fue algo más que sexo
era una silla y dos personas estando
sintiéndose
el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una
y una simple silla de madera despintada
aguantando todo el peso de dos vidas
 
de dos culpas   de dos grietas
 
un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie
una criatura miserable y libre
fue difícil desenredar su pelo de mi vida
su pelo largo    salvaje
el velo que le cubría la mitad de la cara
y me gustaba echarlo hacia atrás
contar las astillas que le rozaban la frente
un hombre de pelo largo     salvaje
una parte de mi pasado muerto
a veces    mientras hago el amor legal
actuando en el teatro íntimo de mi cuarto
miro la silla
y pienso en la delicia que se sienta en ella
y siento que es en esta cama donde soy infiel

(San Juan, 12:00 p.m.)
Desde el viento que canta en las palmeras
practico la ternura con los vientos alisios,
estos aires balsámicos que curan mis heridas
que cruzan los océanos y conocen mi orilla
que me envuelven de seda con su tacto invisible,
que rozan mi piel y mecen mis penas
hasta dejarlas quietas, calmadas, que no duelan.
Estos vientos alisios, profunda sal del aire
impulso sostenido que tiene el poder
de cambiar realidades
persiguen las sirenas desde el lirio del mástil
nos llegan de la mar y no saben de encierros.
son libres y salados como el mar en mi cuerpo,
son salto de delfín, diálogos de silencios,
soplo de mil aromas,
que graban en su interior los caracoles.

Rita Isabel Collazo Vázquez es educadora, historiadora y escritora. Estudió un bachillerato en educación con concentración en historia secundaria en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Completó una Maestría en Creación Literaria con concentración en narrativa de la Universidad del Sagrado Corazón de Jesús, en San Juan, Puerto Rico. Tiene una Certificación Internacional como Guía Montessori de Casa de Niños (AMI) y ha sido conferenciante internacional en filosofía Montessori. Tiene una vasta trayectoria en proyectos educativos alternativos, en los que Collazo Vázquez integra sus conocimientos en las artes escénicas y plásticas con la cultura, la historia y la literatura. Ha logrado integrar con éxito la enseñanza de la historia y el español, así como ha buscado fomentar el hábito por la lectura con la conservación del medio ambiente por medio de la música y la experimentación con el arte dentro y en relación con la propia naturaleza. Rita Isabel, desde hace ya una década (2013) es la voz cantante de Libros Pasajeros: librospasajeros.com. A partir de este proyecto de gestión y desarrollo educativo-cultural ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) Hace ya una década surgió un imaginario al que llama o llamó Libros Pasajeros. ¿De qué trató o trata Libros Pasajeros? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

1.2 Rita Isabel Collazo Vázquez (RICV, en adelante) Libros Pasajeros es un imaginario y el espacio personal, familiar y comunitario en el que comparto los procesos creativos que se van generando en el círculo de afectos y afinidad creativa de lo que llamaré mi mundo literario. Es un junte tan efímero como infinito en posibilidades.

Comenzó en el verano de 2013 cuando decidí publicar un conjunto de cuentos que escribí en un periodo de un año (de 2008 a 2009). En ese verano, en un instante de epifanía, decidí que ya era hora de compartir mis palabras. Ahora con la distancia del tiempo me parece muy lógico que ideara la publicación como un performance literario. Como semblanzas o seis relatos pasajeros, título del libro de cuentos, fue (es) un homenaje a la tradición de las editoriales cartoneras en Latinoamérica y a lo que hoy sé que se le conoce como arte postal. Además, fue el eco de las largas conversaciones con mi amiga Mila Aponte González sobre su tesis del teatro de los afectos y resonancia con lo que había absorbido, sin querer queriendo, sobre el libro como objeto de arte mientras trabajaba en un ambiente Montessori de Erdkinder junto al artista plástico Gadiel Rivera.

Así que Libros Pasajeros nació por una publicación independiente, (que no es lo mismo que autopublicación, pero es ese otro tema), de un libro hecho a mano, transeúnte y dispuesto a que sus lectores dejaran expresiones creativas en él como reacción a la lectura: desde un breve comentario, preguntas, una reflexión, un poema, un dibujo, un collage, en fin, una huella de su paso por el libro o del paso del libro por sus manos. Para llevar la idea a la ejecución convoqué a un grupo de familiares y amistades que me ayudaron a ensamblar los doce ejemplares. Seis libros viajaron de mano en mano en Puerto Rico y seis fuera de la isla por Canadá, España, Italia, Chile, Argentina, Estados Unidos respectivamente. Para seguir el rastro del viaje se creó el hogar virtual de Libros Pasajeros que eventualmente se transformó en un espacio en el que documentamos las gestiones literarias que desarrollamos y comparto escritos sobre lo que leo, sientopienso o fabulo y confabulo.

Así que, no sé si surgió una oportunidad para trabajarlo o mis decisiones y acciones llevaron a crear la oportunidad de gestarlo. Si visitan nuestro hogar virtual, librospasajeros.com, verán otros de nuestros proyectos: desde la serie documental La No Década de la banda puertorriqueña de “Heavy Metal” Calamity, hasta la liberación de dos Quintetos viajeros el 13 de septiembre de 2023 como festejo de nuestra primera década. Además, conocerán a las manos que colaboran con la labor literaria que realizo.

2.1 WRS ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a Libros Pasajeros y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueña y su memoria personal o no de/ con la literatura o no dentro de Puerto Rico o fuera?

2.2 RICV Antes de Libros Pasajeros mi acercamiento a la escritura era como herramienta de trabajo, pues desde el 2004 guiaba un proceso de aprendizaje, anual, que integraba las artes escénicas, plásticas y literarias para trabajar teatro estudiantil. En ese guiar el proceso, generaba textos para ser representados por jóvenes. También escribía para mi familia.

Por lo que ese quehacer literario previo, fue consecuentemente para textos que serían representados o leídos para un público particular. Además, la escritura como herramienta de enseñanza-aprendizaje se trabajaba en conjunto con la comunidad de estudiantes, era una labor colaborativa y con unas temáticas establecidas para guiar un proceso creativo comunitario.

Libros Pasajeros es una fórmula similar. El proceso de escritura se percibe como solitario y definitivamente hay momentos, justos y necesarios, de soledad, sin embargo, el resto del tiempo la escritura requiere conexión, vivencia, diálogo. Así que eso no ha cambiado, no obstante, hay dos elementos que quizás, previo a Libros Pasajeros, no eran centrales: la escritura como arte y la libertad temática. Por otro lado, recalco, antes quienes leían o apreciaban las representaciones o escuchaban los textos que trabajaba era un público al que conocía y enmarcado en una comunidad de aprendizaje o familiar, por lo que escribía para esas personas; ahora, no sé qué personas me leerán.

Respecto a cómo lo hilvano con mi experiencia de puertorriqueña y mi memoria personal o no… realmente no estoy segura si comprendo la pregunta. Mis letras son tejidos de palabras. Mis abuelas, tías, mi mamá dominaban (y dominan) el arte de tejer, bordar, la costura; yo tejo, bordo e hilvano con palabras. Por otro lado, crecí con tíos que dominaban (y dominan) el discurso hablado: declamaban, hacían brindis, contaban anécdotas. Y si fuera poco, soy hija de dos voraces lectores. Por lo que ante todo y sin remedio soy una lectora que escribe, heredera y hermana de apalabrados y letraheridos, pero también de las letras puertorriqueñas y de la literatura en general. Más que hilvanar: tejo y destejo mientras dialogo con la literatura que he leído y leo, con las experiencias de vida que capturo y a las que le coloco una lupa para gestar literatura.

3.1 WRS Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona y escritora con su época actual en Puerto Rico y fuera, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

3.2 RICV Cuando comencé este imaginario de palabras era una idealista que creía que las utopías eran realizables. A mi pesar sigo siendo idealista, pero ahora considero a las utopías como lo que son.Respecto a cómo ha madurado mi obra, prefiero usar el concepto cómo se ha desarrollado.

En diciembre de 2019 el libro viajero se transformó en una publicación tradicional (que no es lo mismo que convencional) con dos textos más, un cuento y un polizón a modo de epílogo en el que comparto la experiencia de lo que fue y de lo que era. Al pasar por un nuevo proceso de edición, cambió de título a Pasajeros. Cuando el libro fue transeúnte los relatos se trabajaron de dos en dos, cada pareja relacionada entre sí, la tercera pareja hilaba todos los cuentos. Las narraciones eran como semblanzas, de ahí el título. Me encanta que las guardarrayas de los géneros sean difusas, por eso en sus dos versiones, el juego de la relación cuento-semblanza-leyenda-historias de camino-literatura fantástica-epistolar continuó. En Trece puntos de araña (2021), la segunda publicación tradicional que trabajé, la relación lúdica fue cuento-novela-literatura de misterio o detectivesca. En Ocaso de Flores (2023), el libro más reciente, las guardarrayas que se cruzan son poesía-cuento-literatura fantástica-semblanza. La exploración es adrede, no es equivoco. A nivel temático la vejez y la niñez son una constante, la exploración con lo que es cotidiano, con las casualidades es consecuente.

4.1 WRS Rita Isabel, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de escritora?

4.2 RICV Esta pregunta me lleva a pensar en el concepto de la industria del libro en Puerto Rico que ha sido tema de conversación en ciertos espacios de discusión pública. Cuando comencé esta travesía de gestión literaria no tenía idea que sería parte de una industria del libro, de hecho, creo que mi viaje literario va en línea paralela a esa industria. Divago, me voy a concentrar en visualizar mi quehacer creativo con el de mi núcleo generacional. Lo cual se me dificulta porque no estoy segura cuál es. ¿Dónde se marcan las guardarrayas, los lindes entre una generación u otra?

Al visualizar ese imaginario generacional, me centraré solamente en las letras boricuas para no extenderme… demasiado. Pienso en los escritores que disfruto leer y a los que admiro o respeto. Pienso en compañeras de estudio que han publicado o en profesores-escritores, autores con los que he coincidido en espacios literarios o en espacios que no lo son; escritoras que conozco a través de las redes sociales. Evito mencionar nombres para no dejar fuera escritores relevantes o convertir mi respuesta en un listado de nombres. Pero para cerrar, no puedo dejar de mencionar al editor conceptual de Pasajeros, Trece puntos de araña y Ocaso de Flores y autor (de uno de mis libros favoritos de la literatura puertorriqueña El sonido de la ausencia): J.A. Zambrana, pues es con quien más colaboro. Tanto con él como con todos los no mencionados, pero sí pensados, me aúna lo evidente: que escribimos en la época actual, antes y después del huracán María, antes y después de los terremotos y la pandemia, en época donde el libro-objeto convive con libros digitales, audiolibros, internet y la inteligencia artificial. Quizás los contrastes están en los propósitos y despropósitos de lo que escribimos.

Con Zambrana me conecta el compromiso con el arte que utiliza la palabra como instrumento y la exploración literaria jugando con las formas y el qué, con libertad de expresión, dando voz a lo que se silencia. La búsqueda de mi quehacer literario va desde transformar cajas de fósforos en libritos para explorar lo que es la microficción y lo poético, hasta libros tradicionales cálidamente calculados como objetos vivos que confío en otras manos, miradas y voces. Lo que defines como mi trabajo creativo-investigativo es mi quehacer como escritora. No lo integro, es un todo.

5.1 WRS Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en Libros Libres en y desde Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

5.2 RICV En la primera experiencia de liberación de libros, tanto los que viajaron dentro de Puerto Rico, como los que salieron del arco antillano encontraron manos y miradas que los acogieron. Logramos seguir el rastro por tres años de su travesía. En ese seguir el rastro fue interesante como los relatos atraparon tanto las miradas puertorriqueñas como a las miradas de argentinos, españoles, dominicanos, chilenos, panameños.

En esta segunda experiencia decidí que solo viajarían en la isla, sin embargo, uno de los ejemplares no encontró quién lo recibiera, las puertas que toqué para que lo acogieran respondieron: no. Así que salió rumbo a México porque allá sí lo querían, aunque al principio me resistía a enviarlo fuera. Por otro lado, uno de los ejemplares que liberé en Puerto Rico anda de mano en mano en Estados Unidos. En fin, que cuando liberas libros, tienen autonomía propia. Respecto a mis pares, han sido los artistas plásticos, artesanos, artistas gráficos, pero sobre todo la gente de a pie quienes han conectado más con esta liberación de libros que los literatos. Lo cual me parece curioso y me entusiasma sentir que la mayoría de mis pares son gente de a pie como yo.

6.1 WRS Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera una escritora puertorriqueña o no? O, más bien, una escritora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

6.2 RICV Voy a responder esta pregunta parafraseando a Juan Ramón Jiménez: Boricua, universal. Universal diferenciada si no, no. Mis letras llevan tatuada la mancha de plátano y mis dedos al escribir son libres como los del coquí porque me he tomado muy en serio las palabras del poeta peruano José Santos Chocona: Cuando más es uno de su raza y de su tierra, más universal se puede ser, que en los poetas como en los árboles las frondosidades más amplias corresponden a las raíces más profundas. ¡Puertorriqueños: amad a Puerto Rico!

7.1 WRS ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en educación en y fuera de la Universidad de Puerto Rico?

7.2 RICV Soy lo que soy en lo que sientopienso y hago. Identidades e ideologías están presentes tanto en mi quehacer literario como en mi labor como educadora. Mi base formativa como maestra de historia de escuela superior y mi preparación como guía Montessori están muy presentes en la totalidad de lo que gesto, pero sobre todo en los procesos como vivencias de aprendizaje y disfrute. Cómo lo integro, de manera espontánea; esa parte no la sopeso.

8.1 WRS ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad del Sagrado Corazón? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritora y educadora Montessori en Puerto Rico hoy?

8.2 RICV Como respuesta voy a contar una anécdota que he compartido en muy pocas ocasiones. La maestría en Creación Literaria que estudié en el Sagrado fue una estrategia para superar mi miedo a conducir. Por mucho tiempo me daba pánico y eso en un país como Puerto Rico es una gran limitación, sobre todo si vives en el campo. En un momento de transición en mi vida, necesité vencer ese miedo y como estrategia decidí hacer algo que me estimulara lo suficiente para obligarme a conducir. Valoro mucho estudiar, y como siempre me comprometo con los procesos de aprendizaje, la estrategia funcionó. Aunque todavía hay rutas que me aterran, tengo mayor movilidad. Pienso que de alguna manera lo que cuento es la repuesta a esta pregunta.

9.1 WRS ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 RICV Lo que voy a comentar son mis impresiones y la realidad podría ser levemente distinta. Poco a poco he conectado con lectores o personas que se integran a las propuestas de Libros Pasajeros. Me parece que el libro como objeto artesanal o maleable atrae a un grupo de personas, a otros simplemente mis letras, pero dentro de ese simplemente mis letras hay los que me leen en el blog y otros leen mis libros. Mientras hay otras personas que aprecian la presencia de Libros Pasajeros en las redes. Puedo atreverme a decir que el círculo de personas que me leen ha aumentado, aunque es un número limitado. No obstante, se expande más allá del Caribe, sobre todo en España, México y Chile.

10.1 WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

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(San Juan, 9:00 a.m.) Hoy cumple años mi querido amigo Luis López Nieves, autor de los libros de cuentos Seva, Escribir para Rafa y La verdadera muerte de Juan Ponce de León así como de las novelas El corazón de Voltaire y El silencio de Galileo. Luis es el creador y director de la primera maestría en Creación Literaria de América Latina, en la Universidad del Sagrado Corazón, y junto a su esposa, la también escritora Mara Daisy Cruz, ha creado la Biblioteca Digital Ciudad Seva que recibe visitantes de todo el mundo.
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(San Juan, 12:00 p.m.)
Noche sin noche
luz oscurecida canto que claudica
voz, las pocas palabras agrestes
un descielo yerto de luceros
porque amar es acto de claridades
calcina la herida del tiempo la fe
la sonrisa se tuerce en triste mueca
ya no he podido fingirme feliz sobre tu lecho
hasta que se escaparon las palabras correctas
de tus manos suaves
y el adiós fue el inicio de mi búsqueda
otro nombre para lunes sin luna
uno que sepa a toronja rosada, a piña
a lichy, un nombre con cuerpo,
un nombre con carácter y profundidad eólica
pleno de ágoras y alérgico al desamor.

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