
Reflexiones de un padre Puertorriqueño

Hay algo que nos dice que los gobiernos deben cumplir con la ley en todo momento. No obstante, las ocurrencias diarias de nuestros gobernantes, desde la Habana hasta Puerto España, o desde Madrid hasta Buenos Aires, nos permiten ver como en los límites de la legalidad los estados transitan continuamente, y en muchas ocasiones se exceden. Es decir, son los mismos estados que trasgreden en muchas ocasiones la propia ley. Esto nos lleva a la difícil situación de cuestionar la impunidad de las personas de la sociedad civil, pero hacer lo propio con el estado.