En el mundo del mercadeo se habla del meta-mercado. Es decir, ¿cuál es el grupo poblacional al cual se interesa hacer llegar un producto? Algo así pasa con la franquicia de cine Ocean, la cual desarrolló tres capítulos (Ocean’s 11, 2001; Ocean’s 12, 2004; y Ocean’s 13, 2007). Todas fueron dirigidas por Steven Soderbergh, en la versión de actores masculinos/ Ahora acaba de estrenar su primera oferta para el mercado mujeres, con actrices femeninas.
Ocen’s 8 (Dir. Gary Ross, EE.UU., 2018) es la primera muestra de este nuevo desarrollo de la franquicia. Con un elenco interesante de actrices, la película es encabezada por Sandra Bullock (Debbie Ocean), quien le impone un ritmo muy placentero a este filme.
Entonces el resto es lo mismo que bajo las otras versiones que ha participado George Clooney. Mujeres tratando de robar, con un perfil de hacendadas casi todas, pero robadoras de joyas. A usted le gusta si le gusta, pero la trama lo lleva por pasajes medios ocultos de la delincuencia femenina en lógica masculina.
Es una película simpática. La tribu (Dir. Fernando Colomo, España, 2018) es una apacible comedia española. Ni muy muy, ni muy poco, poco. Es un buen balance, sin caer en lo ridículo, entre la comedia y el drama, entre la zarzuela española y el breakdance. 
Son dos películas muy similares. Es la historia de una mujer que, en la estética dominante, no son reconocidas. Una a mediana edad. La otra en edad más temprana. Ambas, son supuestamente excluidas, por su sobre peso (es decir su tamaño XL). Dicho esto, ambas, por personalidades extraordinarias, y más que nada porque más allá de la estética dominante, ambas son mujeres hermosas, se logran imponer y desarrollan la trama de dos películas a son de comedia para toda la familia. 
Fui a verla ante la ausencia de otras opciones. Al comienzo, los primeros 20 minutos me pregunto, ¿qué hago aquí? Guion tonto, malos actores, nada se mueve. Hasta que hay un naufragio, hombre [literal] al agua. Aparece luego éste, sobre la arena, aturdido y con pérdida de memoria. ¿Quién soy? Y ahí es que comienza la segunda parte de la película, cuando una mujer lo rescata y le “presta” los recuerdos que hacen su memoria.
Se trata de una buena película. Realmente hablando, una gran sorpresa. Es más, no sé cómo clasificarla si en el género de film noir (sin detectives policiacos, aunque si hubo un cameo policiaco muy bien pensado en la trama), o como un LA Confidential que se trata del género neo-noir (detectives corruptos). Usted decide, pero Hotel Artemis (Dir. Drew Pearce, EE.UU., 2018), es una de las sorpresas de verano inesperada. 
Fui a verla, pues no había más opciones en la cartelera. He llegado a pensar que el efecto del mal comportamiento de Harvey Weinstein, hoy acusado y sus empresas Miramax y The Weinstein Company bajo la ley de quiebras ambas, reside que el principal proveedor de películas para Puerto Rico, ha desaparecido. Aún Hollywood no articula una salida airosa, mientras nos llegan cada día películas más inusuales desde California. 
Pese a que tengo diferencias con el grueso del cine no-comercial que se hace en Puerto Rico, ver El silencio del viento (Dir. Álvaro Aponte Centeno, Puerto Rico, 2017), me permite explorar mi sentimiento y compartirlo. La producción cinematográfica en la isla se divide hoy entre un cine comercial de mucho empuje, y un cine culto o de arte, con menos empuje, pero con mayor apoyo de la crítica y los medios de comunicación. Son dos tipos de proyectos distintos dentro de la misma afinidad: hacer cine, películas, largometrajes. Uno crea empleos masivos y capital, el otro crea pocos empleos, pero muy buena crítica. 
Es una película altamente subestimada. La crítica ha sido terrible con ella. Traffik: refuse to be a victim (Dir. Deon Taylor, EE. UU., 2018) es un tratamiento distinto, interesante y curioso, de la trata de mujeres en el mercado de explotación esclavizada de la prostitución. La película nos narra un mensaje, sobre la trata, que es horrible.