Encuentro y celebración, eso ha sido para mí la lectura del poemario “Diálogos en el museo y otros poemas” como uno anterior que comentaré brevemente que se titula “Muestra gélida de poesía inconsecuente” cuyo título no nos debe conducir a engaño alguno pues no es una entrega ni tan gélida y tampoco inconsecuente. Entiendo que el poeta al que se le puede adscribir a la generación del 80 sin ánimo de caer en las ya infaustas (de)generaciones consigue con ambos textos marcar en su poesía una nueva etapa donde sus contenidos adquieren en lo formal una nueva contención de los elementos líricos y una eventual depuración del aparato expresivo.
Crítica literaria
Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico: presentación en Casa Norberto
[Nota editorial: Presentación del libro: Ché Paralitici, Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico. Una lucha por la soberanía y la igualdad social bajo el dominio estadounidense. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2017. Casa Norberto, Plaza las Américas, sábado 29 de abril de 2017].
Le estoy muy agradecido al profesor, colega historiador y buen amigo José Paralitici (Ché), por haberme solicitado presentar su más reciente libro, Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico. Es motivo de gran regocijo el logro de esta obra y, a su vez, que sea patrocinada por Publicaciones Gaviota y forme parte de la inauguración de la librería Casa Norberto, en Plaza las Américas. La celebración, pues, es doble.Rompe Saragüey (2016): la novela de Lavoe
Pues el que me quiera castigar o controlar,
debe saber que tengo los poderes para volar,
y con eso, como el Todopoderoso,
como el Cristo Negro de Portobelo,
o como Changó, nadie, pero nadie, me podrá parar.
Rompe Saragüey
Ediciones Aguadulce, una propuesta editorial de la novísima literatura boricua
Agradezco a Cindy Jiménez-Veras el envío de esta primicia de libros de poemas como un “ramillete” o “juego floral”, a la antigua, de versos que me llegan por correo regular. De primera instancia pienso que son publicaciones de la novísima literatura boricua, autores/as que he conocido personalmente en las entregas de los últimos dos festivales de la palabra en San Juan, a quienes he visto de pasada en cócteles y actividades sociales, pero a quienes no he tenido el gusto de leer. Al examinar los cuadernos de colores vivos (azul celeste, amarillo mostaza, rojo, azul pavo, rosado, verde, blanco y negro) como periplo de palabras, me doy cuenta que la propuesta de Ediciones Aguadulce no es sólo caribeña sino transatlántica e internacional.
Lo que el viento se lleva en las traducciones poéticas
En estas breves horas que me restan para ir al Reencuentro Internacional de Poesía en Safi, Marruecos, me he puesto a pensar en los poemas que llevo en la maleta y que por no saber árabe, serán traducidos sin yo tener idea de las imágenes, de las palabras, del sentido y del sentimiento… No es que me preocupe, pues este festival tiene excelentes traductores, es que yo me debería de ocupar en aprender más idiomas. Recuerdo haber trabajado con mis amigas Marta Emmanueli y Martha Lima unas traducciones al inglés (idioma que sí domino) de algunos de mis poemas y darme cuenta que la emoción, el tono y el ritmo solían cambiar.
Sueño de alta mar
Duermo ola
que me moja
al lado de las olas
en la cresta
entre las piernas algas
Notas en torno Juan Hernández, en ocasión de un libro (Partes I y II)
David Albarran me ha pedido copia de la columna “Juano Hernández, el olvidado”, que publiqué en El Nuevo Día en julio de 1988. Su petición coincide con la lectura del libro “Genial Juano Hernández: de vagabundo a estrella de Hollywood”, de Miluka Rivera, que investiga la vida y la carrera de ese extraordinario actor puertorriqueño que después de sobresalir en la versión cinematográfica de “Ïntruder in the Dust” del Premio Nóbel de Literatura de 1949 William Faulkner, hizo otros 19 films en Hollywood.
El pedaleo de Elizam Escobar
Pero si uno no toma la verdad-en-el-arte seriamente,
¿de qué vale, entonces, ser artista?
EE
Diacronía. A toda velocidad, se aleja del presente con la soga al cuello, pedaleando como un ateo que ha visto la muerte de cerca, demasiado cerca: “Yo me río. Y no es que lo sepa, no, / yo voy poco a poco / por las sombras” (“Tal vez fueron los niños,” 1983).
Huye, por supuesto, del poder. Máquina de tiempo (1993), autorretrato del pintor-poeta-teórico en dos ruedas: “El arte debe surgir de la vida real” (Los ensayos del artificiero, 1999).