Santurce es ley, ¿arte, grafiti o qué?

Cultura

alt(San Juan, 11:00 a.m.) Iba transitando con una amistad en un vehículo por la avenida Ponce de León en su parte santurcina cuando me encontré con el viejo edificio del teatro Paramount. Este hacía poco había sido renovado, y con el trabajo de construcción y remozamiento había quedado de lo más bien. Se veía casi igual que cuando era pequeño y mi madre me llevaba a ver todas las nuevas películas de vaqueros allí.

Pero lo que más nos chocó a ambos a mi amigo y a mí, es que alguien había pintado unos círculos multicolor en su fachada delantera. No sé si llamarlo grafiti, pero le restaban a la elegancia del edificio. Dios mío, pensé “que no se les ocurra hacer lo mismo con el (también renovado) edificio del frente”. Esta estructura, de la misma época que el Paramount. fue por muchos años el departamento de Salud. Afortunadamente, ese edificio está protegido por una verja, lo cual quizás no signifique nada. Alguien que quiera “expresarse” la puede brincar y rociar con gusto el viejo departamento con par de latas de spray.

Santurce en general parece una zona de guerra, repleta de carapachos de estructuras abandonadas, pero últimamente se le está prestando algo de atención a la ciudad del Cangrejo. Se han renovado edificios y algunas zonas están plenamente reconstruidas. En estos días, se ha formado un movimiento cuasi-artístico que se llama “Santurce es Ley”.

En la calle Ernesto Cerra, donde en la esquina de la Avenida Fernández Juncos está mi licorería favorita, hay varios edificios con las paredes pintadas por manos talentosas. También, la composición de los residentes de la calle parece haber cambiado. Tal vez es que sus edificios estaban también abandonados. No sé.

Después que no haya habido un desplazamiento de los residentes pobres cuya calle les pertenecía hasta hace poco, no tengo problemas con la nueva generación de artistas o gasfiteros que ahora la pueblan. Sus murales, pintados en las paredes de los mismos edificios de la calle son muy interesantes. La aparición de comunidades de juventud artística es algo que se ha visto en muchas partes. Piensen en los hippies de Haight-Ashbury en San Francisco.

Comenzando hace como dos años, ha proliferado el grafiti en las paredes en otras partes de Santurce. Tengo que decir que muchas veces han sido pintadas de una forma muy interesante, hasta el punto de que da gusto mirarlas. El grafiti de por sí es centenario, y confieso que no se la diferencia entre arte y una pared pintada con figuras y colores interesantes. En Nueva York, de la postrimería de la década de los años setenta surgieron los gasfiteros, que eran en su mayor parte muchachos pobres expresando su malestar. De ese movimiento salió el legendario Jean Michel Basquiat, quien abandonó las paredes para exhibir su arte en galerías.

Grafiti o arte, o arte como grafiti, no lo sé. Tal vez lo que quiero decir es que a veces lo que sale de una lata de spray estorba y no añade nada al placer de mirar. Quizás, es que estoy poniéndome viejo, pero les tengo que exhortar a los gasfiteros o artistas que escojan mejor donde rocían pintura; de esa forma podemos saborear un edificio histórico que tanto significa para nosotros los otros residentes de Santurce.