Recodemos a Myrta Silva

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) Mi amistad con Myrta se remonta a los años 60 cuando me invitó a su casa en la Urbanización Valencia cerca de la Avenida Barbosa donde conocí a su madre, a quien le decía Mamá Yeya. Myrta añoraba los tiempos que pasó en Cuba cantando con la Sonora Matancera en la que a menudo coincidía con otro artista puertorriqueño que también fue un ídolo en Cuba, el Anacobero Daniel Santos. Su nostalgia de Cuba la llevó a componer la canción Quiero volver a La Habana que grabó con la Sonora. 

En los años 60 se le rindió un homenaje en el Hiram Bithorn, del que fui maestro de ceremonias. 

Nos encontrábamos todos los años en el Telemaratón de Nueva York de la Sociedad de Niños y Adultos Lisiados (ahora Ser de Puerto Rico). La última vez que estuve con ella fue en 1985 en el teatro Beacon de Manhattan durante el último Telemaratón de los Niños Lisiados que se celebró en Nueva York pero aquel año el Alzheimer ya la afectaba y aunque Myrta estuvo con nosotros en el escenario, no pudo participar en el evento.

La muerte de Myrta el 2 de diciembre de 1987 por quemaduras de tercer grado causadas por agua caliente causó una gran tristeza a sus amigos y admiradores. Posteriormente su herencia fue disputada entre varios miembros de su familia lo que generó una controversia en torno a su capacidad mental para designar herederos.

Incluyo una foto suya con Rafael Hernández y su Cuarteto Victoria, otra de las que le hizo Narcy, el fotógrafo de los artistas en La Habana, una con Daniel Santos y fotos de cuando participé como maestro de ceremonias en el homenaje en el Estadio Hiram Bithorn en los años 60.