La pérdida poblacional, ¿afecta nuestra aspiración a la independencia nacional?

Política

La despoblación de Puerto Rico no únicamente obedece a la fuga migratoria cuantiosa e imparable desde hace años, sino que desde 2016 ha habido en territorio puertorriqueño más muertes que nacimientos.

En Puerto Rico, murieron en el 2020 32,223, pero nacieron únicamente 18,986. Esta tendencia de más muertes que nacimientos ha ido incrementando y en 2017, por ejemplo, la mortalidad fue de 31,094 muertes y 24,395 nacimientos; en 2018 hubo 29,281 muertes y 21,486 nacimientos; y en 2019, 29,652 decesos y 20,436 nacimientos.

A julio del año 2017, la población de 65 años o de mayor edad en Puerto Rico igualó la población menor a 18 años de vida. En términos proporcionales, cada uno de estos grupos por separado comprendió un 20 por ciento de la población.  O sea, que el 60 por ciento de la población se encontraba entre las edades de 18 a 64 años de edad.

Entre los años 2010 y 2017, la población menor a 18 años de edad menguó de 24% a 20% mientras que la población igual o mayor a 65 años de edad se amplió de 15% a 20%.

El promedio de edad de la población en Puerto Rico aumentó a 41.6 años en el 2017 luego de estar en 40.8 años de edad en el año previo 2016. Puerto Rico envejece demográficamente mientras se despuebla.

El decrecimiento de su población y su envejecimiento tiene implicaciones económicas adversas. Mientras, por un lado, se pierde población productiva económicamente en la industria y el comercio, en términos fiscales implica una merma de ingresos al tesoro mediante recaudos contributivos y una reducción en asignaciones de fondos federales asistenciales provenientes de Washington.

Para la independencia, esto es un problema de capacidad productiva para poderse el país valerse por sí mismo sin el asistencialismo federal estadounidense y para la estadidad, no únicamente como para el estatus político y económico actual, la pérdida de fondos federales, sino que en el caso de los anexionistas una declinación en la potencial representatividad ante la Cámara de Representantes federal (House) de unos tres con la población actual de Puerto Rico como un estado más de la nación estadounidense y la tendencia de ir —según baja la población— perdiendo la probabilidad del número de curules en ese cuerpo legislativo y cuota de poder con un menor número de votantes por el presidente de Estados Unidos.

De modo que con la merma poblacional de Puerto Rico pierden todos los sectores políticos isleños, de una forma u otra.