El derecho al aborto es un derecho humano

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Urge separar la ideología religiosa de las decisiones políticas que se toman, en especial aquellas que ponen en riesgo la vida de las mujeres. En los últimos años hemos visto una insurgencia de casos en las cortes judiciales en donde leyes que protegían la vida de los ciudadanos más vulnerables están siendo anuladas o se han postulado leyes restrictivas para reemplazarlas.

Es preocupante ver la facilidad con que leyes que llevan establecidas por anos se pueden anular de la noche a la mañana, sin pensar en las repercusiones que pueda haber. Una de las leyes que se ha visto en riesgo de ser anulada es la ley que protege a las mujeres de su derecho al aborto. Los discursos provida se han propagado en los espacios federales y educativos de una manera alarmante, por lo que es necesario defender el aborto como derecho humano.

Los debates provida sobre el aborto tienen como argumento principal que el feto es un ser humano, por lo que el aborto se considera como un asesinato y debería ser considerado ilegal ofrecer este servicio y buscarlo. Sin embargo, el problema con este argumento es que completamente ignora lo más importante: el gobierno no debería imponerse sobre la autonomía del cuerpo de ninguna persona. De la misma manera que sin permiso antelado de una persona no puedes donar sus órganos a quien los necesite una vez mueran, igualmente nadie puede obligar a una mujer a utilizar su cuerpo para la creación y formación de otro. Esto es sin tomar en cuenta que el aborto es un procedimiento médico que puede salvar la vida de una mujer cuyo embarazo no es viable, y anular la ley que protege este derecho hace más difícil que las mujeres reciban el tratamiento que necesitan. El aborto es un derecho humano y debemos protegerlo.

Es cierto que los discursos provida nunca van a desaparecer, pero debemos hacer todo lo necesario para que no intervengan en los derechos de las mujeres. Por demasiado tiempo la ideología cristiana y moralista ha permeado nuestro gobierno, es hora de que exijamos que las leyes que se postulan no estén infringiendo sobre nuestra autonomía y nuestra salud en favor de sus ideales. Nadie tiene el derecho de decidir sobre lo que hace sobre su cuerpo, mucho menos cuando nadie más lleva la carga de un embarazo. Tenemos que luchar todos los días para que mantengamos nuestros derechos y cuidemos la vida de todas las mujeres y personas gestantes.