(San Juan, 12:00 p.m.) El Partido Nuevo Progresista (PNP), todo indica, que atraviesa una situación apretada en la cual su actual gobernador, Pedro Pierluisi, ha sido retado, por la actual comisionada residente, Jennifer González, a la candidatura a la gobernación 2024 de dicho partido. Uno, como chismoso externo, piensa que hay una gran pelea, pero no es así. Ellos se han organizado para tratar de quedarse en el poder. Nuestro deber es intentar que esto no pase.
De mi parte, el PNP es una maquinaria, que ha vivido varias crisis políticas desde su formación en el 1967, por lo cual de mi parte, no se puede creer en nada que nos dicen. A veces, son estrategias para mantenerse en el poder. Y en una lectura de las tendencias creadas a partir del verano del 2023, todo indica que el PNP, independientemente de lo que pase en las primarias, lo que intenta es quedarse en el poder.
El proyecto de los movimientos independentistas y de izquierda en Puerto Rico, debe ser saber entender la estrategia del PNP para neutralizarlo y descarrilarlos. Sobre todo, que nadie puede negar que pese a todas sus fortalezas o debilidades, el PNP no ha claudicado a su misión principal de impulsar la estadidad. Por lo tanto en esta coyuntura la aparente crisis interna, les ha permitido presentar una plancha de proyectos, todos subsidiados por fondos federales, para impulsar nuevos consentimientos por parte del pueblo a favor de su insignia-partido. Ojo, que independientemente quien gane sus primarias, lo que están es fortaleciendo su partido.
Ahí yace la ingenuidad o falta de entendido de los que nos oponemos al PNP y a su proyecto de la estadidad para Puerto Rico. Con el PNP lo último que uno puede hacer es “dormirse” ante las canciones de cuna que ellos canten. Son un partido terrible, que pese a todos los presos por corrupciòn, pese al mal manejo del gobierno de Ricky Rosselló y Wanda Vázquez Garced, siguen aún en el poder. Es momento de detenerlos. Pensemos.