(San Juan, 12:00 p.m.) En el día de hoy, cuando se conmemora el 150 aniversario de la abolición de la esclavitud, se habrá de realizar un acto poco común en la Catedral de San Juan Bautista. En la misma, el Monseñor Roberto González Nieves, habrá de reconocer que en la construcción de dicho santo recinto, las manos esclavizadas de hombres y mujeres afrodescendientes, participaron. Con tal motivo, habrá de entronizar, es decir reconocer como reina, a la mujer esclavizada Josefina Bakhita, quien ayudó a construir la iglesia de San Juan.
Este acto es bien poco inusual. Realmente hablando, la Iglesia Católica, como ente soberano global, nunca ha pedido perdón por la esclavitud de lo hombres y mujeres del continente africano. Por lo tanto, lo que en el día de hoy realiza la Iglesia Católica de la diócesis de San Juan, es un acto impresionante. Finalmente reconocen que hubo esclavitud, segundo elevan a reina a una mujer esclavizada, y tercero habrá que esperar si piden perdón por permitir la trata inhumana desde el 1501 hasta el 1873. Lo que hicieron hace 522 años, finalmente hoy intentan darle cierre.
Para repensar el pasado esclavista, y superarlo, hay que tener varios vectores abiertos y desarrollando procesos de educación, reeducación, y transformación de las narrativas del pasado. Por lo que el acto que hoy reconoce la Iglesia Católica es un paso adicional para continuar por la senda de transformar nuestra historia y nuestro pasado. Pero también, para transformar el pasado de la humanidad.
Pensemos en todo momento como entes soberanos. Así como la Iglesia Católica que es reconocida a nivel global como un sujeto del Derecho Internacional, por tener autoridad soberana. Ahora bien, para nosotros como pueblo poder alcanzar lo mismo, tenemos que terminar con el colonialismo y hacernos soberanos e independientes. Pensemos en la independencia. Pensemos.