En riesgo la derecha hegemónica

Política

Se le atribuye a Henry Kissinger la expresión de que ser enemigo de los Estados Unidos es peligroso, pero ser su aliado puede ser fatal. Hoy como nunca es muy evidente esa aseveración. El sacrificio que representa ponerse al servicio o a la participación en los objetivos de la política exterior norteamericana para cualquier gobierno extranjero es muy grande. Veamos eso en concreto.

Para los países miembros de la Unión Europea y la OTAN (NATO por sus siglas en inglés) esta relación con los Estados Unidos ha sido muy costosa en términos económicos y políticos. En lo económico es tragicómico el asunto de la destrucción del gasoducto Nordstream 1 y 2. No se ha hecho otra cosa que esconder la cabeza debajo de la tierra como el avestruz y hablo no solo de Alemania que es la principal perjudicada. Sumado a eso, se empecina en imponer sanciones a Rusia, así como a Irán, Siria y Venezuela. En buena medida esas son prohibiciones que perjudican su propio mercado europeo y ellos, como si se tratara de patriotismo o deber de conciencia, ignoran el sufrimiento que le imponen a sus pueblos. Peor aún, fallan en ver cuánto se benefician los norteamericanos con su desgracia.

Los norteamericanos han abierto dos procesos de enriquecimiento a su favor con el respaldo de Europa a la campaña contra Rusia en Ucrania. Primero, han conseguido que los europeos se desabastecen de suministros de guerra y se comprometan a rearmarse en buena medida con armamento norteamericano. Se deberían fijar en que es efectivo o no contra las armas rusas que parecen estar dando mucho que hablar en el mundo y en especial sus sistemas antiaéreos y los misiles hipersónicos. Los europeos se empobrecen y lo primero que quieren hacer es invertir en armas. Segundo, se están desindustrializando en la medida que sus altos costos energéticos resultan en una baja competitividad para sus productos.

Mientras los Estados Unidos están seduciendo a los fabricantes europeos y estimulando el traslado de las fábricas a su suelo. Los líderes europeos se deben estar comiendo las uñas hasta desangrarse porque por ahí viene el pedido de suspender y sancionar el comercio con China, por hacer lo que ellos hacen que es dar apoyo a una de las partes en el conflicto. China es el principal socio de negocios del 70% de los países del mundo y muchos países europeos están en esa categoría.  Veremos si también se cortan relaciones con China.

Por su parte Ucrania está sumergida en una deuda de guerra que sobrepasa los 132 billones (o 132 mil millones) de dólares. Por ahí hay ya aprobado otro préstamo del Fondo Monetario Internacional. El pago de esa deuda está suspendido hasta el 2027.  Sería irónico pero visto desde el punto de vista del deudor sería conveniente dejar que Rusia se apodere del país y así declaran esa cuenta como una deuda odiosa. Además, a los rusos les tocaría recoger el reguero. 

Dejemos de lado a Europa que hierve en protestas contra las políticas de austeridad y de sanciones. Veamos otros dos socios que tampoco se quedan atrás en problemas. Uno es Japón y el otro Australia. Los australianos son los que más sorprenden al unirse en contra de China con la política de 5 ojos (AUKUS), que une a Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Para Australia su principal fuente de negocios es China y quizás en igual medida para Japón que hace que uno se rasque la cabeza y se pregunte qué ganan con esa política hostil hacia China. Ni siquiera Taiwán ve con buenos ojos esta invitación a que se convierta en otra Ucrania. A Taiwán le cuesta perder en un traslado su principal fuente de riquezas, que es su fábrica de semiconductores. Ni los norteamericanos pueden prescindir de hacer negocios con China, pero se lo exigen a sus amigos.

Ya comienzan a advertir que resulta contraproducente la política de sanciones para la supremacía del dólar que se ha reducido de un 70% a un 60% en poco tiempo como la moneda de las transacciones internacionales. Quizás sea el dólar la última moneda nacional que sea utilizada como reserva para las transacciones de comercio internacional. Es posible que resucite el espíritu del “bancor” propuesto por Sir John Maynard Keynes en las conversaciones previas al tratado de Bretton Woods. La finalidad era tener un mecanismo de intercambio similar que sustituyera a las monedas nacionales para lograr el intercambio comercial mediante un instrumento neutral separado de las monedas nacionales.  

Al momento en que escribo estas líneas ya se han producido conversaciones entre Siria y Arabia Saudita, y este último aspira a formar parte de la Organización para la Cooperación De Shanghái y piensa establecer un proyecto de refinería con China por valor de 12 billones de dólares.  Así cada día trae su propia noticia de las grandes transformaciones en la arena geoeconómica y política.

Todo porque se le acabó el perfume al dólar. Una deuda de Estados Unidos impagable y una política de sanciones inescrupulosas amparada en el mollero militar y económico. Con unas organizaciones internacionales serviles y hasta una corte penal internacional que en África se conoce como la Corte Colonial Penal, porque 9 de cada 10 acusados son africanos. Así se desprestigia el hegemón de occidente y se organiza la nueva comunidad del Sur Global sobre nuevas bases.