Pierluisi y la estadidad imposible

Política

(San Juan, 11:00 a.m.) La estadidad que quiere el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia para Puerto Rico no es posible. Su imposibilidad estriba en que no cuadra con la homogeneidad nacional estadounidense.  Descartar que Puerto Rico como estado 51 funcione en inglés y sea ése el idioma común y oficial del gobierno, las escuelas y los tribunales es sencillamente una quimera fuera de toda realidad.

Al modo de pensar suyo, el inglés como idioma oficial en Puerto Rico bajo la estadidad no lo ve factible ahora, ni lo ve factible en el futuro inmediato. Un modo de pensar político el de Pierluisi no viable en Estados Unidos. No es viable, debido a que Estados Unidos no es un país multinacional. Algo verificable bajo su concepción de homogeneidad que se consagró en su moneda papel, el dólar: “E Pluribus Unum” (que traducido del latín al español significa “de muchos, uno”).

Bajo la concepción política estadounidense, “E Pluribus Unum” se tradujo en un necesario proceso pluricultural integrativo a Estados Unidos de “melting pot”. Si bien es cierto que Estados Unidos está integrado por muchas culturas de inmigrantes de diferentes partes del mundo, hubo en su formación como nación un proceso integrativo hacia la homogeneidad, denominado históricamente “melting pot”. Sin ese proceso integrativo de homogeneidad no puede haber estadidad para Puerto Rico.

El problema es que un país con una fuerte y arraigada cultura centenaria de hispanidad y cuya lengua materna de su pueblo es el español, imposible de erradicar como su idioma nacional, aun cuando se intentó durante años tras la invasión estadounidense a Puerto Rico tras la Guerra Hispanoamericana, ese “melting pot” de integración idiomática y cultural puertorriqueña como nación a Estados Unidos es históricamente imposible.

Tal suerte de “estadidad jíbara” planteada por el gobernador Pierluisi es algo ya trillado políticamente desde la época de don Luis A. Ferré que no tiene probabilidad alguna. Es una futilidad política insistir en ello. Hágase un ensayo de consulta al pueblo estadounidense o un sondeo en el Congreso de Estados Unidos para comprobarlo.

Debe borrarse de la mente de cada puertorriqueño el hecho de que pueda haber una estadidad para Puerto Rico con bagaje lingüístico en español e identidad cultural hispánica propia que defina el nuevo estado estadounidense, como una excepcionalidad diferente a lo que ha definido históricamente a Estados Unidos.

Eso es claramente una quimera de un tipo de estadidad que sería una aberración política en Estados Unidos, no únicamente para los republicanos, sino para la inmensa mayoría de los demócratas estadounidenses. Son muy pocos los demócratas progresistas, que son considerados de izquierda, capaces de concebir un tipo de anexión hacia la estadidad de Puerto Rico de tal característica política.

La estadidad hispánica sin la homogeneidad del “melting pot” en una anexión de Puerto Rico a Estados Unidos, conservando el español como idioma oficial del nuevo estado anexado y todo su bagaje cultural de manera predominante en su identificación estatal, es una quimera improbable que debe descartarse por los anexionistas. Su mera propuesta resulta ser una abominación política para el pueblo estadounidense.  Bastaría que los anexionistas puertorriqueños hicieran un simple sondeo serio, confiable y verificable de comprobación en Estados Unidos.