La Corte Suprema de Washington lo proclama: ¡Vivimos en una dictadura colonial!

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) En el día de ayer se resolvió el caso del Centro de Periodismo Independiente contra la Junta de Supervisión Fiscal, por acceso a la información. En una decisión sin precedente, los liberales y conservadores de la corte, bajo el juez trumpista Juez Kegan, se unieron para decir que la Junta de Supervisión fiscal, goza de inmunidad soberana, la cual adquiere del gobierno de Puerto Rico, y por tanto, puede evitar dar información a terceros. Este caso tuvo una postura disidente en el Juez Thomas, la cual suena como una postura liberal: ¿Por qué debe tener inmunidad un estado colonial? Si no la tiene, entonces el Centro de Periodismo Independiente tendría acceso a la información. Ayer, en la decisión, Thomas era el juez radical. ¿En serio?

Es un caso significativamente injusto. Es un caso desde la peor lógica colonial.  Más aún luego de Pueblo v. Sánchez, donde se indicó la carencia de soberanía en en el gobierno de Puerto Rico, ahora lo revierten para indicar que en el caso de acceso a la información, el gobierno de Puerto Rico tiene control de no entregar información, por lo tanto la Junta, que hoy es parte del gobierno, también está exenta de dar información. Terrible.

Se trata de una dictadura colonial, donde los americanos que han traído a controlar la Junta de Supervisión Fiscal, pueden hacer, en principio lo que les de la gana, pues están inmunes.  El colonialismo desde el 2016, se ha puesto que ya no tiene límites.  Realmente hablando, cada una de las seis decisiones que la Corte Suprema ha resuelto sobre el caso de Puerto Rico, cada día empeora más nuestra condición colonial. Lo que falta es pronunciar que Puerto Rico operará como un campamento de concentración.

Por otro lado, la ansiedad colonial del colonizado y colonizada en Puerto Rico, de seguir procurando decisiones “racionales” de la Corte Suprema de los EE.UU., nos ha dejado en una posición que es absolutamente claro, que no tenemos  ningún derecho a ciudadanía americana, que no sea la colonial. Es decir, cada día vivir más en la “mentoría” federal, y sin derechos.