La neutralidad es violencia

Política

Cuando se habla de política, no existe tal cosa como la neutralidad. Son muchos lo espacios en donde cuando toca hablar de política, se intenta hablar de una manera neutral, en donde nadie está bien ni mal, simplemente hay una diferencia de opiniones. Sin embargo, es completamente insincero pensar que cuando se habla de política, un tema que está íntimamente ligado al bienestar de un grupo de seres humanos, se puede ser neutral. Hay un cierto grado de ingenuidad en pensar que temas que tratan sobre los derechos de una población se pueden dialogar desde un espacio entremedio. Ser neutral en una conversación sobre política es un acto violento.

 

En los últimos años hemos visto como ciertos derechos humanos se han puesto en cuestionamiento y en posible disolución. En Puerto Rico, los grupos pro vida han marchado para intentar disolver nuestro derecho al aborto, y los grupos religiosos han protestado en contra de educación con “ideología” de género. Acercarse a estos temas desde un punto de vista neutral es permanecer ignorante a las consecuencias reales de la implementación de leyes que estén de acuerdo con los discursos de estos grupos. En un tiempo donde las personas trans o no binario son violentadas por su identidad, es peligroso mantenerse neutral de frente a personas que piensan que no deben existir currículos que validan sus existencias y desmienten los discursos falsos sobre esta población; igualmente sucede con el discurso sobre el aborto. Mantenerse neutral frente a discursos violentos es mantener que el bienestar de un ser humano no es suficientemente valioso como para defenderlo.

 

Nuestras acciones y pensamientos afectan a las personas que nos rodean. Esa es la realidad de vivir en una sociedad; nos toca cuidar el del otro y defender sus derechos cuando son violentados. El hyper individualismo que estamos viviendo actualmente nos ha hecho pensar qué cada uno debe resolver sólo sus problemas, y mientras no te afecta, no tienes una opinión sobre ello. Esto lo que hace es alienarnos unos de otros, es una clara señal de que falta empatía. Cuando se está de frente a la injusticia y a la violencia, mantenerse neutral sobre el asunto es hacer como Pilato, lavándote las manos y dándole la espalda a quien necesita tu defensa.