(San Juan, 10:00 a.m.) Si empiezo no acabo, decía mi madre. Así es la colonia que no acaba. Es interminable la lista de las esperanzas y soluciones que albergan muchos. Se parecen al que se enamora en una relación disfuncional que piensa que él, o ella, puede cambiar a su pareja a fuerza de amor. Es algo romántico, pero poco efectivo si miramos las estadísticas. Hay que romper con esa dependencia como rompe el adicto, en frío.
Los independentistas somos esperanzados también y de eso no hay duda. Pero es que miramos por una ventana ancha al resto del mundo y no vemos más que países que han roto cadenas con sus amos colonizadores. Todavía hoy andan expulsando a los viejos amos coloniales en África y les advierten que han sido ellos los que más los explotaron y los repartieron como mercancía. Así que los ejemplos de esas experiencias coloniales nos dan la solución a esta situación de insostenible dependencia ruinosa.