¿Deben de indultar a María Milagros Charbonier? [mientras lo deciden, Maripily nos entretiene]

Justicia Social
(San Juan, 10:00 a.m.) Creo que podemos pedir el indulto de la Lcda. María Milagros Charbonier e incluir en el pedido a su esposo Orlando Montes Rivera. Ya que fue procesada en el temeroso federal por tratarse de delitos de allá (parece que acá no se cometen), el indulto, que es la gracia o facultad para conmutar total o parcialmente una pena, lo tiene que hacer Biden, el pana de Benjamín, el “Bibi” de Israel, como le dicen cariñosamente sus más allegados. A la Lcda. Charbonier, que se hacía llamar Tata –por aquello de ser pueblerina y simpática políticamente, como lo hacía Fela, el Gallito, Pitito, Cuquito, Toñito, Junito, El Cano, el Búho, el Amolao, y un largo etcétera– la han señalado, acusado, procesado y arrastrado por las cunetas de la justicia, porque la justicia ya tiene poco de avenida, sin ninguna contemplación. Por ser mujer y negra, o por ser negra o mujer, lo cierto es que nunca he visto tanta mala sangre, odio, rencor y cizaña contra una política o político por el pecadillo ya habitual de ser lista en el manejo de los fondos públicos, como lo han hecho tantos otros del PPD y del PNP. Lista, sí, porque nos enseñaron que ser listo es una gran cualidad humana, cualidad que nos lleva a venderle el carro “esvielado” a nuestro hermano y allá él que se jorobe. Un alcalde del Pepino en una ocasión en la que públicamente le dijeron las ilegalidades de uno de sus ayudantes especiales contestó: “Es que fulano es listo”. Con mucha frecuencia, cada vez más, confundimos al listo con el inteligente. Listas son las ratas, que no hay quién las atrape. 
A la Lcda. Charbonier la procesaron por lo que la procesaron, pero la pena que le impusieron fue como castigo por usar las Escrituras, a Dios, la religión, sus prejuicios contra los homosexuales y lesbianas y los otros.
Doña Tata (siempre me recuerda el poema “Agua Tata”, (cuyo autor no recuerdo) a la que no conozco personalmente, pero que casi la sé de memoria por lo que representa, trae a mi memoria a un simpático borrachito al que con alguna frecuencia lo representaba por conducir en estado de embriaguez. En una de las tantas veces en que lo denunciaron, el juez, que no había leído a El Quijote de la Mancha, o lo leyó y se le olvidó, no siguió uno de los consejos que el valeroso caballero le dio a su escudero Sancho la noche antes de que tomara el gobierno de la Ínsula Barataria: “Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones”. O sea, aplica la pena, Sancho, pero con respeto, que, por el hombre ser convicto, no se merece el castigo adicional de la humillación. Mi ebrio cliente, ya convicto y sentenciado, fue interpelado por el juez, el que por hacerse el graciosito y demostrar su dominio sobre el pobre hombre, con el airecillo de superioridad de la ocasión le preguntó: “¿Oiga, por qué a usted continuamente lo cogen conduciendo en estado de embriaguez?” El hombre inmediatamente, como un rayo, le contestó: “Es que tengo mala suerte”. “Mala suerte, ¿o es que toma demasiado?”, le contestó el juez con desnudo cinismo. “No señor, es mala suerte, porque conozco a muchos que toman más que yo y guían borrachos y el policía nunca los agarra. En mi barrio está Pepe, al que le dicen el Gorrión, Maruca, Papote, Puya Dulce, Margaro, Agapito, Juana la Estortillá, Mayoral, Yayo y otros tantos que no se montan en un carro si no están encañaos y nunca los han arrestado”. El juez sonrió con mueca rosada y le dijo a la secretaria: “Llame el caso que sigue”.
Creo que a la Lcda. Charbonier le pasó lo mismo que al borrachito de Calabazas: tuvo mala suerte. Mala suerte también la tuvieron Antonio Sagardía (uno de los primeros ladrones), Iván Rodríguez Traverzo, Fernando Tonos, Miguel Ortiz Vélez, El Búho, Ángel Buzo Rodríguez, Víctor Fajardo, Edison Misla Aldarondo, Fredie Valentín, José Granados Navedo, Jorge (Jorgito) de Castro Font, Antonio Soto (el Chuchin), Anaudi Hernández, Yamil Kourí, Sol Luis Fontánez, Ramón Orta, Nelson del Valle, Néstor Alonso Vega, Ángel Pérez, José Luis Cruz Cruz, Luis Arroyo Chiqués, Javier García Pérez, Reynaldo Vargas Rodríguez, Félix el Cano Delgado, Oscar Santamaría, Julia Keleher, Abel Nazario y un fracatán más a los que le pido disculpas por no mencionarlos. Repito, todos, al igual que el borrachito, tuvieron mala suerte.
¿Quiénes han tenido buena suerte? Usted lo sabe o lo debería saber porque vive en el Pepino. Son los políticos que han conducido el carro borrachos hasta el ñéquete y el policía no ha aparecido, y cuando aparece, ya el hombre está pasando la jumeta en otro partido, cogió la juyilanga o abandonó este paraíso terrenal. Es mucho trabajo denunciarlos a todos, lo sé porque son demasiados, o hay pocas pruebas (recuerde que la ausencia de prueba no es prueba de ausencia), tienen contactos, palas, recursos y los pobrecitos federales no dan para tanto.
Vuelvo al comienzo: Creo que podemos pedir el indulto de la Lcda. Charbonier. Es poco lo que pedimos. Sé que usted, aunque usó la religión, sus santos, sus milagros, el Viejo Testamento y otras exquisiteces divinas, es una genuina devota. Arrepiéntase haciendo un listado de todos los corruptos de su partido y de cualquiera otro, diciendo el nombre, dirección, puesto, fechoría, beneficiados, dinero robado, influencias indebidas, traqueteos de todo tipo, y haga pública la lista. No se limite a enviarlo a los buenazos de los federales. Si usted accede a lo que con tanto sentimiento le pido, le juro que haré una campaña masiva tipo Maripily y pido que la perdonen, y de ñapa, le regalo un reloj digital con una bolsa de kisses grande y si me cucan mucho y se postula, voto por usted. Biden está calentón y no dudo de que acepte nuestro pedido.
Hágalo, usted puede.