Creativo
Balada del silencio
a Ivania Zayas
Los silencios pintaron de muerte la medianoche. Cruzando la vida sola, como un puente de suspiros, tu voz llena de escarcha el corazón de los recuerdos. Así caminabas poeta cantora, libre, con tu guitarra a la espalda. Sola, cruzando la vida. Tus versos bañaban de nostalgias y querencias al público frente al micrófono. Tu palabra paría rutas de libertad solidaria. Esa última noche ibas bajo las estrellas silentes ante el inesperado capricho de la ruta. También la vida sola cruzaba tomada de tu mano, pero la muerte se enamoró como un vendaval de tu voz y envió a un insensible espectro. El verdugo se fue a la fuga, en su cobardía te dejo tirada en la calle, pero tus canciones siguen lloviendo como pétalos en tiempo de balada a la eternidad.Paseo con Leo 7: Balancing Act
De fantasmas y poetas
La acompaño al recital dedicado a excelsos poetas organizado por el sindicato pro rescate del patrimonio literario. Ella leerá poemas de su autoría, de López Suria y hasta de Julia de Burgos. Llegamos a la actividad no encontramos tantos escritores como esperábamos, sino siluetas que frotan sus propias voces entre las palabras. Me pesan sus silencios sin silencio. Respiro con dificultad y ella me dice que no me apure. Noto que nadie en el lugar tiene ojos. El rostro de ella frente al micrófono llueve sílabas, devora versos, absorbe la sangre de aquellos comunes fácilmente reconocibles en los manuscritos deshojados de cualquier editorial pretenciosamente desconocida. Llueve muerte sobre la muerte. Ellos no reconocen poemas ni autoras, no entienden las palabras, pero uno grita qué bella es esa nena, otro cuchuchea y es amiga de… y palmean borrachos de hormonas e ignorancia. Su voz se agolpa en mis entrañas. Hiede a muerte. Ella me mira, la miro. Nos damos cuenta de que duermen. Ella vuelve al micrófono y lee el segundo. No despiertan, solo aplauden una y otra vez, aunque el despertador les desgarre la sangre. Allí no hay poetas, solo pinceladas de nombres y apellidos. Nos vamos del lugar bajo la lluvia de silencios reciclados. Al volver la vista, los fantasmas siguen aplaudiendo.
Signe: una novela
Pedro Lopez Adorno, hacia el poema invisible
buscando las huellas de tu aroma
escuchando tus cabellos
UN QUINTETO A UN QUITEÑO
Invierno tropical
A Emilio Díaz Valcárcel y a mi abuelo
Fuimos con ansias de vivir un romance más cercano a los libros. Fuimos con esa sed en nuestro inconsciente de solo tomarnos de las manos, porque ya nos habíamos tomado completamente, el uno al otro, en tantas otras noches. Fuimos para ver a Emilio Díaz Valcárcel. Yo había encontrado Figuraciones en el Mes de Marzo entre los libros viejos de mi abuelo, una tarde de verano soleada y fresca, gracias a la cercanía del mar, cuando aún no terminaba la secundaria. Era una edición de Seix Barral que aún conservo en una gaveta, a pesar de que en esta velada universitaria que rememoro nos compramos la nueva recién lanzada por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.