Cuando occidente luchaba por mantener el tráfico de drogas: la Guerra del Opio

Historia

El 17 de junio de 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon declaró la guerra en contra del comercio ilegal de las drogas. Esto implicó la movilización de los recursos necesarios del gobierno federal, desde donde se estableció una política dirigida a controlar todo intercambio comercial y uso relacionado con las drogas ilegales. Los Estados Unidos como potencia hegemónica en el mundo occidental pudo atraer a sus aliados a esta lucha, aunque las formas en que se atiende el problema en otros países —aliados y no aliados— es diversa. Sobre ese tema y las políticas estadounidenses respecto a la llamada guerra contra las drogas se podrían escribir por buen rato. No obstante, reseñaremos cuando occidente, en este caso dirigidos por Inglaterra, defendieron el comercio de substancias adictivas y el consumo excesivo de estas, ya que representaba una fuente de ingresos rentables y continuas.

Las Guerras del Opio fueron dos conflictos donde potencias occidentales impusieron el comercio de drogas, que anterior a la guerra eran ilegales, como parte de sus estrategias para el dominio comercial sobre el Imperio chino. La primera guerra ocurrió entre 1839 a 1842. La segunda fue entre 1856 y 1860. Ambos conflictos fueron parte del proceso de expansión imperial de las potencias europeas y países como los Estados Unidos dieron su apoyo a ellas.

Debemos aclarar, que el conflicto surgió de las pretensiones británicas de controlar todo el comercio chino de manera que fuera ventajoso para sus intereses. China exportaba a Europa y a los Estados Unidos té, seda y porcelana, entre otros bienes. El pago debía ser en moneda, acción que iba en contra de los intereses capitalistas de occidente; no obstante, el contrabando de opio hacia China representó una oportunidad al Imperio británico —y aliados— para tomar ventaja económica de estas transacciones y así comenzar a pagar con esta sustancia. El opio como droga adictiva, al igual que hoy día, representó un problema social al gobierno chino, quienes prohibieron su consumo desde 1729, aunque los edictos en contra del opio se repiten en 1799, 1814 y 1831, ya que estos no causaban un efecto favorable a las pretensiones imperiales chinas. Se debe indicar que de manera original el opio era utilizado como medicamento, específicamente como anestesia. Sin embargo, su mezcla con tabaco, para ser fumado, se convirtió en todo un problema social por ser altamente adictivo.

Las prohibiciones chinas tuvieron el mismo efecto que las actuales tienen sobre nuestra población: un aumento al tráfico ilegal, el cual representó cuantiosas gananciassegún algunos estimados: sobre 400% de ganancia— a los comerciantes británicos y estadounidenses, entre otros. Desde el punto de vista norteamericano se afianzó el llamado “Old China Trade”, el cual consistió en abrir las rutas comerciales entre los Estados Unidos y el Imperio chino. El potencial comercial de los estadounidenses se consolidó tan temprano como en 1803, siendo el país con mayor número de buques que llegaban a las costas chinas tanto para comercio legal como ilegal. Dos de los estadounidenses que se enriquecieron en este mercado fueron Warren Delano Jr. (abuelo de Franklin D. Roosevelt), y Francis Blackwell Forbes (la fortuna de esta familia se dio a costa del comercio oriental).

La crisis provocada por el opio en China llegó a tales magnitudes que el emperador Daoguang, de la dinastía Qing, ordenó el que se interviniera en contra de los contrabandistas. Se inició un proceso, que hoy día llamaríamos de mano dura, contra los traficantes internos y se llegó a casi eliminar el problema para 1837. Claro, occidente no deseaba que su lucrativo comercio terminara y se afincó más al contrabando. En 1839, las autoridades chinas toman nuevas medidas, entre ella el envío de un comunicado a la reina Victoria solicitando su intervención con los comerciantes ingleses. Esta misiva nunca llegó a la soberana —aunque fue publicada en los periódicos londinenses—, pero la situación en los puertos chinos se agravó al punto que se incautaron sobre 1,400 toneladas de opio en los almacenes occidentales de la ciudad de Cantón. Las autoridades occidentales protestaron, pero los chinos bloquearon los puertos para evitar más entrada de opio. La tensión se agravó cuando unos marineros británicos asesinaron a un local y las autoridades chinas no pudieron llevar a la justicia a los individuos acusados, dado a la protección que les dieron las autoridades británicas. Luego un cañonero británico dispara contra embarcaciones chinas que se encargaban de mantener el bloqueo en la bahía del actual Hong Kong. A continuación, la flota británica comienza una ofensiva contra las fuerzas imperiales y las derrotan, imponiendo por la fuerza la entrada del opio a territorio gobernado por los Qing.

Años luego, en 1856, las autoridades imperiales chinas, que habían continuado su política en contra del comercioilegal de opio, entraron a una embarcación británica, donde arrestaron a un grupo de traficantes chinos que se habían escondido allí. Esto provocó un nuevo enfrentamiento. Nuevamente, la superioridad tecnológica occidental se impuso y se continuó con la entrada de opio a los puertos chinos.

Imagen: Batalla de Chin-Kiang-Foo, 21 de julio de 1842.Cuadro de Richard Simkin, parte de la colección militar de Anne S. K. Brown, Brown University Library.