La Guerra de Ucrania y su extensión al Sudán

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La guerra de Ucrania se expande a un nivel internacional y no es precisamente en Europa, donde, en el peor de los casos, pudiera desencadenar una escalada que terminaría con un conflicto mayor o hasta una guerra nuclear. En los pasados meses salieron reportes independientes y de diversas agencias de noticia internacionales tales como The Economist (Londres), Lemonde (París), Wall Street Journal (New York) y Firstpot (India), entre otras, sobre fuerzas especiales ucranianas operando en Sudán y Siria como parte del esfuerzo de Kiev por desalentar la presencia rusa en estos países. Fuentes independientes como Bellingcat (colectivo internacional independiente de investigadores y periodistas establecido en Londres) aseguran que fuerzas militares ucranianas se encuentran activos en una especie de “caza” de efectivos rusos de la empresa militar privada (PMC – Private Military Company) Wagner operando en los dos países mencionados. 

El grupo Wagner fue, originalmente, una organización mercenaria que daba servicios al gobierno ruso y a sus aliados. La organización surgió durante la intervención rusa en Ucrania de 2014 y se fue afianzando con poder y riquezas según participaron en operativos en beneficio del gobierno de Vladimir Putin, presidente ruso. Luego del intento de rebelión de Wagner, en junio de 2023, y de la muerte de su cuerpo directivo en agosto del mismo año, el gobierno ruso tomó control de la organización, aunque en Occidente se sospecha que siempre lo tuvo. En la actualidad Wagner es parte de la estructura militar rusa; no obstante, se debe mencionar que sus operaciones en el extranjero fueron base para su enriquecimiento y formación. Entre estas intervenciones ha estado el apoyo al gobierno oficial sirio desde el 2015 y operaciones en diversos países africanos: Sudán, Malí, Mozambique, Burkina Faso, Libia, Madagascar y República Centroafricana. 

En el caso de Sudán, país con una población actual aproximada de 50 millones, vive desde 1983 en un estado constante de guerras civiles que han provocado, según los estimados más altos, sobre 2.7 millones de muertes y 10 millones de desplazados (números combinados de todos los conflictos internos). Estas cifras demuestran una crisis humanitaria, donde los mayores afectados son los ciudadanos comunes, quienes sufren las masacres, la hambruna, las epidemias y cuanto otro sufrimiento provocan las ansias de poder.

El estado de guerra civil actual en Sudán, comenzado en abril de 2023, enfrenta a dos facciones militares: las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) —fuerzas militares gubernamentales— y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), milicias que en algún momento estuvieron aliados o en colaboración con el gobierno durante la guerra de Darfur. Sobre el conflicto en Darfur, este es uno de carácter étnico entre poblaciones de descendencia árabe y negras nativas, básicamente por el control de recursos. El gobierno sudanés estuvo del lado de la población árabe argumentando que las intenciones de la población negra eran de separarse. Recordemos que, en 2011, el Sur de Sudán se separó como entidad independiente, siendo las discrepancias étnico-religiosas las principales para que se diera.

Regresando al estado de guerra civil sudanés, dentro de los aliados de la FAR se incluye al grupo Wagner, quien ha suministrado entrenamiento y apoyo directo de combate, lo que implica la llegada de militares rusos y mercenarios extranjeros al conflicto. Por otro lado, las fuerzas especiales ucranianas también se desplegaron en el país. Al menos, desde septiembre de 2023 se han confirmado movimientos de ambos grupos y ataques de los ucranianos sobre elementos de Wagner, que incluyen el uso de drones, provocando bajas en Wagner,  y la captura de un mercenario ruso. La situación no se queda allí y se complica. El gobierno ruso, desde mayo de 2024, ha estado en conversaciones con el gobierno sudanés para ampliar sus operaciones en el Mar Rojo con el establecimiento de una base de logística naval al norte de Puerto Sudán.  Esto ampliaría el campo de acción y movilidad de los rusos en una zona altamente conflictiva. En beneficio a las autoridades de Sudán, Moscú estaría suministrando equipo y armamento al gobierno local. En esta misma línea, analistas internacionales estiman que Rusia, como parte de los acuerdos, moverá los elementos de Wagner fuera de Sudán y los reubicará en la zona de guerra de Ucrania. Esto le dará espacio al gobierno y a la FAS a poder consolidar su poder. Ahora bien, existe una gran contradicción en todo esto que está ocurriendo o por lo menos es lo que se puede ver desde Occidente, ya que las relaciones entre Sudán y Ucrania también se han estrechado en los últimos dos años, al punto que se han intercambiado ayuda militar y en agosto del 2023 se había acordado el establecimiento de una embajada ucraniana en Khartoum, capital del país. 

Al momento de escribir estas líneas, las autoridades oficiales de Sudán se han reubicado en Puerto Sudán y Khartoum es zona de combates donde la FAR mantiene un predominio. A parte de las fuentes ya mencionadas, hemos revisado partes de prensa y análisis de las siguientes procedencias: Aljazeera (Qatar), United Nation News, New York Times y BBC.