Puerto Rico reclama su derecho a la autodeterminación e independencia [en el día de la independencia de los EE.UU.]

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El cuatro de julio de 1776 es una fecha de gran importancia en la historia de América. Ese día, un grupo de influyentes ciudadanos de las trece colonias británicas de América del Norte suscribió una declaración que dio paso a la primera guerra de independencia victoriosa en este continente; como resultado de la cual surgió el primer país independiente de este continente.

Esa trascendental experiencia libertadora abrió la ruta por la que transitaron, primero Haití en 1804 y posteriormente numerosos pueblos latinoamericanos durante el siglo diez y nueve.

Estados Unidos, degeneró prontamente en una potencia expansionista, opresora y colonialista. Como parte de ese proceso de expansión colonialista, capitalista e imperialista, Puerto Rico fue invadido por las fuerzas armadas de Estados Unidos el 25 de julio de 1898, en el marco de la Guerra hispano-cubano-americana. Junto con sus tropas vino la imposición de su idioma, su religión, sus leyes y su historia.

La conmemoración del cuatro de julio fue impuesta al Pueblo puertorriqueño como parte de un proceso permanente de asimilación y adulteración de nuestra historia nacional. Esa fecha, independentista, anticolonialista y transformadora en su origen, ha sido utilizada para inculcar falsas lealtades, para manipular conciencias y para facilitar el control y el dominio imperial.

Por eso en Puerto Rico, que es colonia estadounidense desde hace casi 126 años, los colonialistas y los anexionistas celebran esa fecha, absurdamente para exaltar la independencia de Estados Unidos mientras niegan el derecho de Puerto Rico a su autodeterminación e independencia.

Somos los anticolonialistas e independentistas puertorriqueños los dignos y legítimos continuadores históricos del proceso que cobró forma el 4 de julio de 1776 y que a través de una guerra de liberación produjo el primer país independiente de América.

Ante los ojos de los protagonistas de aquel cuatro de julio, los colonialistas y anexionistas que hoy y aquí le rinden pleitesía a la subordinación política, serían considerados traidores y enemigos de la libertad.

Para quienes tuvieron la osadía de enfrentar y vencer al imperio británico hace casi 250 años, farsas plebiscitarias como la anunciada por el administrador colonial anexionista Pedro Pierluisi, recibirían el más firme rechazo.

Recordamos hoy el cuatro de julio de 1776 como luchadores y luchadoras por la autodeterminación e independencia; como continuadores históricos; como combatientes contra la potencia capitalista e imperialista más poderosa, violenta y agresiva del planeta, que es en lo que se convirtió Estados Unidos.

Recordamos el cuatro de julio con la plena convicción de que, más temprano que tarde, el Pueblo de Puerto Rico transitará también por la ruta de la libertad e independencia. Entonces, sólo entonces, la fecha que recordamos hoy adquirirá un propósito digno y respetable. Entonces, sólo entonces, podremos conmemorar el 4 de julio con el sentido trascendental que contiene.