El prejuicio y la salud mental de las personas LGBT

Salud
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“Soy un alcohólico gay. Estas dos etiquetas han informado mi vida. A la edad de 15 años fui a la biblioteca del pueblo de dónde vengo y busqué todas las referencias que había en el fichero. De ellas aprendí que era psicológicamente anormal, que era ilegal, que era inmoral, y que yo era inaceptable.” (SAMHSA, 2013).

Las estadísticas oficiales sobre la salud mental de las personas LGBT describen un cuadro preocupante: alto riesgo para el desarrollo de problemas de uso sustancias y trastornos mentales. Se entiende que a pesar de que los adultos gay, lesbianas, bisexuales y transgénero (LGBT) en muchos países son típicamente bien ajustados y tienen una salud mental adecuada, las personas LGBT enfrenta un riesgo sustancialmente mayor de enfrentar problemas de abuso sustancias y salud mental (Instituto de Medicina, 2011).

De acuerdo a la Administración de Servicios de Abuso Sustancias y Salud Mental (SAMHSA, por sus siglas en Ingles):

• Las Personas LGBT están más propensas a utilizar alcohol y drogas y continuar con el uso fuerte de alcohol durante su vida.

• Están más propensas a tener tasas más altas de trastornos de uso sustancias.

• Entre los hombres gay, las lesbianas y las personas transgénero de hombre a mujer, se encuentran tasas más alta de uso de metanfetamina, lo cual se define como un problema significativo.

De igual manera estudios diversos han encontrado que:

• Los hombres gay enfrentan riesgos mayores de suicidio

• La depresión afecta a los hombres gay en tasas más altas, regularmente con problemas más severos para los que permanecen en el “closet” o armario.

• Las mujeres con parejas del mismo sexo presentan mayores tasas de depresión mayor, fobias simples y trastornos de estrés post traumático

• Los hombres y mujeres bisexuales reportan de forma consistente niveles más altos de depresión y ansiedad

• Las tasas de depresión e intentos de suicidio son más altas para las personas transexuales que para las heterosexuales.

• Al ser comparado con los estudiantes heterosexuales, los estudiantes lésbicos, gay y bisexuales, de preparatoria, presentan mayor disposición para envolverse en conductas de riesgo como uso de tabaco, alcohol y otras drogas, conductas sexuales de riesgo, conducta suicida y violencia.

Sin embargo es imperioso señalar que todos estos riesgos e incidencia no son condiciones naturales a las personas LGBT. No se desarrollan tendencias suicidas, o depresión, o ansiedad, o problemas de uso sustancias por ser un hombre gay, o una mujer lesbiana, por ser bisexual o transgénero. Se sabe que una persona LGBT que crece en un ambiente de aceptación y apoyo no forma parte de estas estadísticas. Se forma parte de estas estadísticas cuando se es parte de familias, comunidades, y sectores de la sociedad que repiten constantemente mensajes negativos sobre las personas LGBT. El problema no es ser gay, o lesbiana, bisexual o transgénero, el problema es el prejuicio y discrimen que perciben y enfrentan muchas personas desde el primer momento en que sospechan que pueden ser LGBT.

La homosexualidad no es una enfermedad, así lo concluyó la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 17 de mayo de 1990. En esa fecha la OMS sacó la homosexualidad de la lista internacional de enfermedades. A pesar de ello millones de personas alrededor del mundo han sufrido, y continúan sufriendo, el rechazo y discrimen por el simple hecho de ser quienes son. Estas experiencias, en muchas ocasiones traumáticas, dejan huellas que se reflejan en la salud mental de las mismas.

Puede ser muy doloroso crecer escuchando a diario que estas mal, que estás enfermo, o que serás castigado en el infierno por la eternidad, todo tan solo por ser lo que eres. Puede ser muy difícil intentar dejar de ser lo que eres cuando interiorizas el prejuicio y rechazo, y terminar frustrado porque no logras cambiar. Por todo esto es necesario saber, creer, aprender y divulgar que no hay nada malo en ser LGBT. Es necesario decirlo, repetirlo, educar al respecto, y volver a repetirlo. Debe ser nuestra responsabilidad, es nuestra obligación, debe ser nuestro compromiso. De esta manera podremos colaborar para mejorar el cuadro de salud mental de nuestras comunidades.

Crédito foto: www.pixabay.com, bajo licencia de dominio público