Hambre es un festín

Reseña
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Hambre: que solo puede tragarse a palabras es un libro de cuentos escritos en una prosa exquisita en poética. Lo que hace distinto a este libro de cuentos, además del poema que sirve de epígrafe a todos los grupos de textos, es la incomodidad. El título no podría ser más apropiado para describirnos a todos como una manada de animales que después de respirar, lo más frecuente que hacemos es sentir apetito desde todas partes del cuerpo hacia todas las partes del cuerpo... propio o ajeno.

En Hambre, amarse no hace advertencias sobre el cómo ni quiénes. Los encuentros carnales de quién sea y cómo sea van desde la psiquis de los participantes hasta la descripción del acto. Hay una sensualidad en las imágenes de la experimentación corporal, individual o en pareja que, con la belleza de la prosa, se convierten en sugerencias prácticas para el lector. Muchos de estos encuentros pueden resultar incómodos, pero la literatura no existe para juzgarla ni para censurarla, sobre todo cuando presenta realidades que suceden todos los días.  El manejo lingüístico de Mary Ely Marrero-Pérez nos ayuda a mantenernos en el asunto del cuento a pesar de lo fétido, descompuesto o macabro de algunas escenas. Hambre comenta qué tan satisfactorio u horrendo fue para los ejecutantes y no, qué debemos pensar de ellos. Los cuentos contienen un erotismo que descansa sobre una crudeza en la cual se percibe el disfrute de los actuantes en medio de dolor, secreciones corporales y la garantizada putrefacción de nuestras existencias. Los encuentros no se dan en el ambiente perfumado y limpio del convencionalismo social. El hambre de estas personas es tal, que literalmente se engullen.

Las filias, fetiches, la relación médico paciente, el incesto, el asesinato, la venganza y la violación son parte del ofrecimiento de eventos incómodos que Hambre trata. Estas cosas no se comentan por, según algunos, ser dolorosas. La literatura está para decirnos cómo pudo haber sido ese evento del que nadie quiere hablar. Ese evento que solo sabemos los detalles en un juicio (si es que llega a esa etapa), y ese evento en el que hubo, en la mayoría de los casos, consentimiento, goce, descubrimiento y entendimiento, mientras o después del hecho.

El dominio de la botánica, los remedios caseros, las descripciones de la confección de pócimas (amorosas o venenosas), la precisión científica de los padecimientos y síntomas; hacen a Hambre una narración que podríamos llamar de exactitud fantástica. Tanta es la exactitud, que es necesario darse la vuelta por el diccionario y buscar el significado de varios nombres de cosas y personas que son importantes para el entendimiento del asunto.

El hambre es un embrujo que libera

“Té de tomillo”, “De a tres” y “Despasión” se valen de pócimas amorosas para seducir, entrampar y vengar a quien caiga bajo el embrujo. El personaje de Bruja Verde, lejos de hacer el cuento fantástico, lo llena de sabiduría y de un humor mordaz. El estoicismo de una madre hasta que le tocan lo más preciado, la sorpresa de cuántas conquistas se logran con una sola de estas pócimas, y la venganza mediante una pócima para legalizar un engaño, convierten a esta categoría en una reveladora.

El hambre es una letra que concatena

“Reducido a metáfora”, “Entregas” y “Ante incoherencias tales” son cuentos relacionados a la escritura misma. Un escritor sorprendido por una lectora, el lector instruido de cómo conquistar a la escritora y un juego de versiones escritas de un texto para relacionar a quien escribe con su lector y quizás el corrector, hacen de esta categoría un interesante acercamiento metaliterario. La magia de la escritura puede hacer que una metáfora se materialice, la belleza de la prosa poética en convertirnos en una infusión amorosa y el cambio de plano de los personajes de un texto en una proposición amorosa.

El hambre es una alcoba que encierra

“Del enamorado o de él enamorado”, “Pelirroja” y “Mamar como terapia” resultan ser dos de ellos incómodos y el otro filosófico. La relación entre un profesional de la conducta humana y alguien que no puede consentir, en otro caso, alguien que, según las leyes, no puede consentir aunque sabe lo que hace y el otro hace una propuesta muy particular para mantenerse vivo. ¿Es posible una filia hacia las personas de diversidad funcional? ¿Es posible encontrar placer en la sanación de un área mutilada o por la atracción generada por el olor a algo distinto al perfume? Mary Ely nos dice, en “Mamar como terapia”, que no es suficiente satisfacer el hambre para mantenerse vivo; es necesario que haya disfrute en lo que se traga.

El hambre es una venganza que condena

“Reencuentros fraternales” es un vivo ejemplo de la narrativa con prosa poética y erotismo crudo en el cual la excitación sexual por la degustación de la sangre y la perturbación por recuerdos convierten una relación filial tormentosa a una de satisfacción. “Rituales” es un cuento perturbador de amor filial en el cual una relación incestuosa se convierte en fuente de inspiración para una escritora. La falla de no proteger a la escritora en su niñez, llevan a un miembro de la familia a pagar por ello. “El tesoro del burdel” es un cuento que emula la tradición de El Decamerón de Giovanni Boccaccio, en el cual la obsesión de un padre es burlada por el bien de la aparente víctima y el beneficio de uno de sus criados.

El hambre es un abandono que recala

Una mujer burguesa en decadencia, una pareja con una extraña degustación olfativa y una mujer enajenada y bulímica, quien luego de una traición somete su cuerpo a una constante juego de gula y limpieza son los personajes que comprenden esta trilogía con los cuentos “Destilando soledades”, “Alegoría de lujuria y lejía” y “Filia Emetocropo”. En ellos hay un rechazo consciente del cuerpo, pero una búsqueda constante del placer que se genera de ellos. Conocemos a una mujer que paga porque la satisfagan sexualmente mientras la depresión la lleva a vivir desfasada del presente y espera por escuchar los mensajes de una contestadora de teléfonos para construir historias nuevas de eventos pasados. Una pareja encuentra en sus sumos corporales la excitación que sus vidas necesitaban. Una de las historias nos muestra un bien logrado malabar de la autora en el cual un personaje encuentra placer sexual en medio de un evento escatológico. La escritora nos deja a discreción el pensar si la protagonista está tan afectada que imagina pertenecer al mundo cotidiano.

El hambre es un infortunio que reclama

En “Emesis de la cimarrona” la autora hace gala de su conocimiento en gastronomía y de las lenguas. Nos presenta un acto de poder en que la víctima se saca todo lo de adentro para mostrar su descontento por un acto que pudo haberle gustado, pero que se manejó mal. Unos stilleti de 5,000 euros, una cédula de identidad y un árbol frutal, son elementos que enmarcan a “Asesino del amor”. Un hambriento no supo lo interesante que pudo haber sido mantener una relación con una hambrienta y todo sale mal. Ambos personajes se transforman en lo que no esperaban. “Prepárame un café” es una historia incómoda en que los triángulos humanos formados tienen un desarrollo doloroso, pero con un final sorprendente y de un tipo de venganza poco usual.

El hambre es una carne que tremula

“El tormento del arsénico en retroceso”, “Alimento que pulula” y “Los zombis de Krokodil”, constituyen la última terna. Tratan del horror y la fragilidad de la vida humana. La fetidez, el hedor, la descomposición de la vida para dar nueva vida, son los elementos que, con el excelente manejo del lenguaje y las posibilidades visuales, convierten a esta macabra sección literatura de primera. Un hombre torturado con el uso de roedores, la madre que ofrecía su cuerpo para alimentar a su hija y que después de la tragedia sigue alimentándola y la femme fatale piadosa que detiene el sufrimiento de algunos para, de forma orgánica, abonar los suelos.

Un poema que define las distintas formas del hambre, sirve de epígrafe a cada trío de cuentos. Matemáticamente son siete definiciones y veintiún cuentos. Más que un epígrafe, el poema continúa en las narraciones como si estos fuesen estrofas del poema original. El hilo que amarra al trío de cuentos en cada sección es tan marcado, que se puede decir que las categorías consisten de un poema de tres estrofas.

Todos los cuentos contienen instantes de prosa poética, invitación a la observación de la experimentación sexual, el disgusto, la belleza de lo crudo y el realismo metafórico. Para los que siempre tenemos apetito para este tipo de literatura, Hambre es un festín.

Crédito foto: Suministrada